La cumbre del clima que se celebró este mes en Dubái ha cerrado in extremis un acuerdo que señala el “principio del fin de los combustibles fósiles”. El anfitrión de la COP28 ha calificado de “histórica” la cita por este motivo, pero son muchos los activistas que todavía ponen en duda su eficacia. El texto final hace referencia directa a los principales responsables de la crisis climática: el petróleo, el gas y el carbón. El acuerdo llama a los países a reducir drásticamente las emisiones contaminantes y “triplicar” la capacidad mundial de las energías renovables. Los recursos, sin embargo, no son los mismos en todos los países.
El año pasado, las capitales de todo el mundo acordaron crear un fondo de pérdidas y daños para reunir recursos y auxiliar a los países más vulnerables ante el cambio climático. Los países industrializados se comprometieron a contribuir con aportaciones voluntarias para sufragar los daños de las catástrofes naturales derivadas de la crisis climática en los territorios en vías de desarrollo. La iniciativa funciona a modo de compensaciones: los países más afectados por los fenómenos extremos son realmente los que menos emisiones generan. El fondo deberá reunir unos 100,000 millones de dólares para 2030, aunque los países vulnerables pedían una cantidad más generosa.
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El Banco Mundial se encargará de administrar las reservas y todos los países en vías de desarrollo podrán acceder a la financiación. Las primeras aportaciones de la Unión Europea han ascendido hasta los 250 millones de dólares, mientras que los Emiratos Árabes depositaron 100 millones, Reino Unido, 50 millones, y Estados Unidos, 17 millones de dólares. Los países europeos que más han aportado han sido, por este orden, Francia (108,9 millones de dólares), Italia (108,9 millones de dólares) y Alemania (100 millones de dólares). España ha contribuido con un total de 21,8 millones de dólares. Las cifras, sin embargo, se quedan cortas.
La nómina de muchos futbolistas supera el dinero del fondo
Los datos se entienden mejor si los comparamos con realidades más cercanas y conocidas. Los clubes de la liga profesional saudí han gastado casi mil millones de dólares en la adquisición de 94 jugadores extranjeros durante el período de traspasos del pasado verano, según un informe de Deloitte. Los once futbolistas mejor pagados del mundo ganarán 995 millones de dólares esta temporada, excluidos los impuestos y los honorarios de representación. Además, cinco de ellos superarán la barrera de las nueve cifras. Las aportaciones actuales del fondo de reparación no superan los 712 millones de dólares.
Cristiano Ronaldo, jugador del Al Nassr de Arabia Saudí, ocupa el primer puesto de la tabla con unos ingresos totales previstos de 260 millones de dólares. La nómina duplica la inversión máxima de las capitales mundiales en el fondo de reparación para los países dañados por el cambio climático, un título que ostenta Francia, con un donativo de 100 millones de dólares. Los salarios de Lionel Messi (135 millones de dólares) y Neymar (112 millones de dólares) también superan esta barrera. El hecho de que Cristiano Ronaldo forme parte de un club árabe con grandes petroleros detrás ha generado todavía más críticas y son muchos los usuarios que han cuestionado este “mal ejemplo”.