El casting del inquilino: los caseros piden avales, nóminas, contratos y, ahora, ver los movimientos bancarios del alquilado

Las garantías que exigen los arrendadores para alquilar se equiparan a las que el banco solicita para conceder una hipoteca

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FOTO DE ARCHIVO. Un hombre
FOTO DE ARCHIVO. Un hombre pasa junto a carteles inmobiliarios que muestran propiedades vendidas en Madrid, España. 8 de septiembre de 2014. REUTERS/Susana Vera

Las exigencias de los propietarios de viviendas a sus futuros alquilados cada vez son mayores y las entrevistas para elegir al mejor arrendatario se convierten en un casting muy difícil de superar. A las peticiones más comunes de un aval bancario o personal al inquilino como garantía adicional del pago de la renta, un contrato laboral indefinido o las tres últimas nóminas que muestren la solidez económica del alquilado, se suma ahora la posibilidad de ver sus movimientos bancarios.

Una práctica que es legal, a pesar de que parece que pueda vulnerar los derechos del arrendador. Eso sí, siempre que el interesado por la vivienda dé su consentimiento para que el propietario ‘fisgue’ en sus cuentas bancarias.

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Esto es debido a que en los últimos meses se han multiplicado las falsificaciones de nóminas y de contratos indefinidos por parte de los que quieren alquilar un piso y su salario o su contrato temporal les excluyen del mercado del alquiler. Esta inseguridad, “lleva a los arrendadores a exigir ver los movimientos bancarios antes incluso de enseñar la vivienda en alquiler”, afirma Arantxa Goenaga, socia y abogada de Círculo Legal Barcelona.

Considera que es una práctica cada vez más extendida tras la entrada en vigor de la Ley de Vivienda que dificulta los desahucios y que ha llevado a los caseros a retirar la oferta de pisos en alquiler y a elevar los requisitos para asegurar la solvencia de los arrendatarios.

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Enseñar sus cuentas bancarias ha colmado el vaso de la paciencia de los futuros alquilados, que han denunciado el hecho en redes sociales y consideran que se trata de una “violación de su privacidad”. A juicio de Goenaga, aunque lo parezca, esta práctica “no es ilegal, siempre y cuando se cuente con el consentimiento expreso del inquilino, que deberá firmar una autorización”.

Argumenta que “el mercado está tan tensionado que muchos acaban accediendo porque no pueden permitirse dejar pasar la oportunidad de alquilar un piso, dada la elevada competencia que existe, consideran que si ellos no lo hacen, otros lo harán”.

Así será la subida máxima en el precio del alquiler que podrá hacer tu casero en 2024.

Blindarse ante impagos

El aumento de requerimientos de los propietarios está motivado porque “las malas experiencias propias o ajenas hacen que los caseros se piensen dos veces si alquilar la vivienda o mantenerla cerrada, y los que se deciden por lo primero, extreman las precauciones”, argumenta la portavoz de Círculo Legal Barcelona.

Este exceso de celo ha llegado hasta tal punto que “las garantías que se piden actualmente para alquilar casi se equiparan a las que el banco pide por conceder una hipoteca”, afirma Goenaga.

Consultar bases de datos de morosos

Ver los movimientos bancarios no es lo único. Muchos propietarios van más allá y piden también la última declaración de la renta e, incluso, realizan una consulta en bases de datos de morosidad, “no solo del futuro inquilino, sino de otras fuentes que faciliten información sobre cualquier tipo de deuda, para ello también necesitan la autorización del inquilino”, explica Goenaga.

A juicio de la experta, la Ley de Vivienda es la responsable de haber cambiado las reglas del juego: “La alarma social respecto a la inquiokupación -inquilinos con contrato que no pagan sus rentas- hace que los propietarios traten de blindarse ante un posible impago”.

La abogada admite que los propietarios quieren evitar inquilinos morosos, ya que “el proceso de desahucio puede alargarse más de dos años y la vivienda, una vez recuperada, puede estar en unas condiciones pésimas, por lo que habrá que invertir en una reforma”.

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