Uno de los aspectos que mejor define el turismo en nuestro país es su rico patrimonio natural. Este es un destino ideal para alejarse del ajetreo y el estrés de las grandes ciudades, dando lugar a escapadas maravillosas que permiten relajarse y conectar con la naturaleza. Así, se pueden disfrutar de parajes fantásticos y que cuentan con una amplia variedad, pues se pueden disfrutar playas paradisíacas, picos impresionantes, extensos valles o exuberantes bosques.
Además, dependiendo de la estación del año, el viajero se topa con estampas totalmente diferentes pero igual de bellas. No obstante, una de las épocas en las que la naturaleza se muestra en todo su esplendor es durante el otoño, pues los colores que muestra son dignos de postal. En Lugo se localiza uno de los parajes más singulares de la provincia, pues durante esta época del año, sus rincones transportan al viajero a un mundo de fantasía.
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Estamos hablando del bosque de Os Grobos, una formación de rocas calizas de gran tamaño situado entre los municipios de Becerreá y As Nogais. Gracias a sus pasillos, pozos y escondites naturales, incrustados en un entorno milenario lleno de vegetación y musgo, conforma una atmósfera llena de magia.
De hecho, esto lo ha convertido en escenario natural de varias películas. Sin embargo, si por algo destaca este enclave es por sus espectaculares formaciones rocosas, las cuales han sido moldeadas por la naturaleza con el paso de los años. Asimismo, su valor ecológico y medioambiental no se queda atrás, pues se encuentra protegido por la Red Natura y forma parte de la ZEC-Zona de Especial Conservación Cruzul-Agüeira.
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Un lugar mágico
El bosque de Os Grobos es toda una experiencia visual y sonora. El viajero nada más adentrarse en él puede contemplar un laberinto de formaciones kársticas cubiertas por completo de musgo de intenso color verde. Este va dando lugar a una serie de calles naturales donde las cuevas y los pasadizos se suceden. A esto le acompaña el incesante murmullo del río Narón, afluente del Navia, y el cual es el encargado de nutrir este paraje. Así, gracias a él se puede contemplar un paisaje donde predomina la vegetación espesa, además de castaños centenarios, robles y avellanos.
Esto convierte a Os Grobos es un destino ideal para los amantes de la naturaleza, pues recorrer todos sus rincones mágicos es algo imperdible en la región. Sin embargo, su visita es bastante corta, por lo que se puede aprovechar para conocer otros enclaves como Bosque de castaños de Agüeira (Souto de Agüiera) o el cercano Encinar de Cruzul. Este último cuenta, además, con el conocido como Puente de Cruzul, construido durante el reinado de Carlos III.
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Igualmente, el entorno es perfecto para los amantes del senderismo, pues desde Becerreá, parten numerosos senderos de fácil acceso y que permiten descubrir el enclave en su estado más puro. Una de las más especiales es la ruta del río Donsal. A su vez, el hayedo de Pintinidoira, es otro de los espacios imprescindibles.
Un acceso complejo
El acceso hasta el bosque de Os Grobos es algo complicado, pues su entrada se encuentra próxima a la carretera N-IV y la zona no cuenta con espacio para dejar el vehículo. Así, muchos visitantes deciden dejar el coche en el arcén, arriesgándose a una multa. En este sentido, lo aconsejable es estacionarlo en la aldea de Cela y atravesar un bosque de castaños hasta el paraje deseado. Sin embargo, esto tampoco es tarea fácil, pues no hay ningún tipo de señalización que indique el camino.