De 69 a 5 escaños en 8 años: voces dentro de Podemos claman por no caer en la irrelevancia: “Están desesperados, necesitan que les hagan caso”

El partido mantendrá su discurso duro y bronco para tratar de diferenciarse al máximo del PSOE y de Sumar, pero sin poder tensar la cuerda demasiado ante la posibilidad de votar con PP y Vox en el hemiciclo

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Ione Belarra atiende a los
Ione Belarra atiende a los medios de comunicación, un día después de anunciar que los cinco diputados de Podemos abandonan Sumar. (EFE/ Borja Sanchez-Trillo)

Podemos ha pasado en ocho años de tener 69 escaños y cinco millones de votos, a solo cinco parlamentarios y agruparse en el grupo Mixto. La sangría de votos es tan evidente como la espantada de sus cuadros. La salida de la dirección de Madrid se une a la de hace unos meses de la candidata de los morados a la presidencia de la Comunidad de Madrid, Alejandra Jacinto, o, hace unos días, la baja que causó Jessica Albiach tras conocerse la ruptura de los de Ione Belarra con Yolanda Díaz en el Congreso de los Diputados.

Su falta de cuadros no se explica sin comprender la política interna a nivel territorial que lleva tiempo implementando la dirección bunkerizada de los morados. “Han adoptado una dinámica del nosotros o ellos”, explican fuentes del partido morado. “Es insoportable”, se quejan las mismas voces. A pesar de que la dirección rechaza esta hipótesis, la realidad es que el partido está patas arriba y casi desmantelado a nivel territorial por la ola de dimisiones, gestoras y expedientes que se han abierto a todos aquellos que hayan sido meramente críticos con la dirección nacional.

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Con el partido patas arriba y con un resultado electoral en las autonómicas que les borraba de Madrid, Canarias y Valencia y reducía a la casi inexistencia su poder institucional en el resto de territorios, Podemos vio en Sumar el flotador salvavidas que necesitaba para reconstruirse en los próximos cuatro años: “En sus planes no estaba reformular el Gobierno de coalición, y Sumar les servía para no perder toda la financiación y poder reorganizarse”, cuentan voces conocedoras de las dinámicas de los morados. “La reedición del Gobierno les ha trastocado todos los planes, se han visto acabados y necesitaban moverse”, completan las fuentes consultadas.

Podemos atiende a la prensa
Podemos atiende a la prensa en el Congreso de los Diputados Alberto Ortega - Europa Press

Ahora, con la ruptura ya oficializada, la pregunta es: ¿y ahora qué? El Gobierno respira tranquilo porque “no se pueden permitir votar lo mismo que el PP y Vox y si lo hacen estarán definitivamente acabados, si no lo están ya”, explican voces cercanas a Sumar. “Lo que les faltaba, votar que no a la subida del salario mínimo interprofesional porque no sube lo suficiente, sería la guinda”, teorizan.

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La reorganización pasa por volver a ser noticia, “para eso han montado Canal Red, si no se hacen noticias de mí, las hago yo, habrán pensado”, dicen algunas voces. “El proyecto de Podemos-Canal Red, no es otro que el de crear una comunidad de Twitch, pocos pero muy fieles, que además, pasan por caja”, analiza Ramón Espinar, exdirigente de Podemos. La apuesta de Pablo Iglesias por esta estrategia pretende plantar cara a los medios de comunicación. Sin embargo, la realidad pasa porque Canal Red solo lo consumen los muy fieles al exvicepresidente del Gobierno: “Han creado una burbuja”, completa Espinar.

Ione Belarra: "Celebrar a bombo y platillo el día de la Constitución mientras se incumple el derecho a una vivienda digna, o que la riqueza de nuestro país tiene que estar subordinada al interés general, es un problema democrático".

“Podemos es consciente de que ha ganado esta batalla, pero que no tienen ninguna posibilidad de ganar la guerra”, explican. La guerra no es, ni muchísimo menos, con Sumar, sino con su capacidad de supervivencia. Para Sumar, están heridos de muerte, “es solo cuestión de tiempo”, anticipan algunas voces. La batalla de hoy es la mediática, los morados necesitan publicidad, reivindicarse como un actor político indispensable para, según ellos, obligar al Gobierno a ser valiente. Cuestión que con Sumar no está garantizado porque, para los morados, los de Yolanda Díaz no son tan de izquierdas.

No obstante, la guerra por la supervivencia saben que es complicado ganarla. La formación tiene una dirección atrincherada y sin autocrítica. A pesar de haber roto a pocas semanas de estrenar gobierno, lo hacen con el objetivo de marcar perfil y relato propio de cara a las europeas, única plaza en la que tienen alguna posibilidad de sacar uno o, como mucho, dos parlamentarios. “Es alargar la agonía, están desesperados, necesitan que les hagan caso”, se quejan voces críticas de Podemos con su dirección. “Han desaprovechado la posibilidad de integrarse en Sumar, asumir los errores e intentar formar parte de un proyecto más amplio, Pablo Iglesias, es así”, lamentan en Sumar, que sigue sosteniendo que quien sigue dirigiendo la formación es el CEO de Canal Red.

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