“Pensaba que era de coña”, dice Carlos, residente en el madrileño barrio de Carabanchel, recientemente coronado por la revista Time Out como el tercer mejor barrio del mundo para vivir. Sorprendido por la noticia, repasa los últimos eventos vecinales, alejados de la imagen idílica difunda por la revista: “Cuatro manzanas más abajo de mi casa asesinaron esta semana en un crimen machista a una mujer y a su hija”, recuerda.
Todo anuncio sobre las maravillas ocultas de un sitio traen consigo gentrificación, estrategias comerciales para inflar el metro cuadrado de la vivienda y la romantización de la pobreza, trasmitida por la mala literatura como espacios de creatividad y cultura alternativa. Los vecinos, que recorren las calles a diario, no encuentran esa magia que introduce a Carabanchel en el top 3 mundial.
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“Todos los institutos de a mi alrededor son concertados y privados”, dice Carlos, que vive en el borde entre Carabanchel y Aluche, y tampoco encuentra consuelo en el transporte. “Las paradas de metro están muy lejos, y el carril bici está muy mal, subido a una acera, donde en verano incluso está tapado porque los bares sacan las mesas”, critica el vecino. La revista Time Out escribía en su noticia que Carabanchel “fue concebido como una zona de clase trabajadora” y que “con el tiempo se ha convertido en un destino que une tradición y vanguardia”. La realidad dice otra cosa.
El mismo barrio tildado por este tipo de revistas como “el Soho de Madrid” o “el Brooklyn de Madrid” por albergar galerías de arte, tiene escasez de centros educativos públicos y hospitales de referencia. El metro cuadrado en los pisos de alquiler está muy caro, a 13,9 €/m2, casi cuatro euros más alto que cuando estalló la burbuja inmobiliaria en 2009. En cuanto a la compraventa, actualmente el precio es de 2.534 euros por metro cuadrado, casi mil euros más que en el mínimo histórico reciente, marcado en 2014. Los precios aumentan, como en toda la Comunidad de Madrid, y los problemas de vivienda se expanden entre los vecinos.
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Sin colegios públicos ni hospitales de referencia
“Cada semana asumimos entre dos o tres desahucios”, denuncia el Sindicato de Vivienda de Carabanchel. “Las colas del hambre, los servicios sanitarios bajo mínimos..., esa es la realidad del barrio, hay empresas de desokupacion acosando a las familias del barrio”, denuncian, mostrando así una realidad menos edulcorada. La semana pasada, Carmen, una madre de 28 años con dos hijos, era desahuciada de su casa, propiedad de Caixabank.
El aumento de precios y la prolongación de los desahucios, a pesar del anuncio del Gobierno de Sánchez que los paralizaba hasta finales de 2023, son los motivos principales por los que el sindicato ve un problema estructural más allá de la gentrificación, instalada en todos los barrios de la Comunidad de Madrid. “En Carabanchel tenemos un proceso de gentrificación con bares con cerveza a cuatro euros y que se ve con un montón de nuevos locales. Es un proceso de expulsión de la gente de sus casas”, critica la organización vecinal.
Esa misma precariedad la constata Dani, criado en Carabanchel. “Viví hasta los 22 años allí y nunca tuve un hospital de referencia cercano. En Carabanchel Bajo tenemos que irnos hasta el Hospital 12 de Octubre o el Clínico San Carlos, que está en Moncloa. Veo incompatible ser el tercer mejor barrio del mundo con no tener hospitales públicos de referencia. Ahora tenemos el Hospital Gómez Ulla (gestionado por el Ministerio de Defensa)”, sostiene el hombre.
Las rentas medias del suroeste de Madrid también son las más sensibles de la Comunidad. El Instituto Nacional de Estadística, en su Atlas de Distribución de Renta de los Hogares 2021, dejó constancia de ello. El barrio donde se ubicaban las historias de Manolito Gafotas tiene una prevalencia más baja que el resto de la región.
“Considerar este sitio, donde la sanidad no es que sea no esté para tirar cohetes y la educación tampoco, como que tiene que estar entre los tres primeros del mundo, me parece más un ejercicio de marketing que otra cosa”, reconoce Dani. El proceso de gentrificación que sufre el barrio es un capítulo más en la ciudad, que cada vez extiende más los altos precios, antes limitados al centro de la ciudad. Si tu barrio sale en las noticias, quizás estés asistiendo a la cuenta atrás para que puedas permitirte vivir en él.