Situada en Puerta de Hierro, uno de los distritos más exclusivos de Madrid, se levanta la mansión de Isabel Preysler, una vivienda conocida popularmente como ‘Villa Meona’ por su gran número de baños que acaba de regresar a la actualidad. El motivo es el estreno del documental Isabel Preysler: mi Navidad, una producción de Disney+ en la que la reina del papel couché abre al público las puertas de su hogar como nunca antes para mostrar en detalle todos los preparativos que hacen en su familia de cara a estas fechas tan especiales.
La casa se convierte así en el epicentro de esta producción pues, como desveló en su presentación ante la prensa, los técnicos entraron en todas las estancias, “hasta la cocina”, como se dice. La presentó al público a golpe de exclusiva en 1992, cuando mostró todas las estancias, “habitación por habitación”, a la revista ¡Hola! en un extenso reportaje de 31 páginas en el que Isabel reconocía que la casa era “un poco grande, sí, pero por comentado que sea, por encima de todo, es muy acogedora”.
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A esta primera vez siguieron otras tantas que terminaron convirtiendo a la construcción en una de las casas más conocidas de la prensa del corazón. Valorada en 9 millones de euros, fue diseñada por Miguel Boyer, el último marido de Isabel. Allí vivieron juntos y felices hasta el fallecimiento del expolítico, aunque tras su muerte la filipina ha seguido residiendo ahí.
La casa tiene más de 2.000 metros cuadrados y está levantada en una parcela de más de 5.000. Su interior está distribuido en diferentes alturas, en la planta baja está el salón, el comedor, el despacho y la cocina y, en la superior, los dormitorios, el cuarto de juego y la zona de Isabel, una suite con despacho y un cuarto de estar propio, ocupa unos 150 metros.
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Sin embargo, lo más curioso son sus 13 cuartos de baño y es que en Miraflores, como llama la familia a la propiedad por estar en la calle de ese nombre, nadie comparte servicio. Si el interior está decorado de manera clásica, en el exterior hay dos piscinas y unos grandes jardines destacan por su gran cantidad de vegetación la cual, de hecho, hace que la jardinería sea uno de los gastos mensuales más elevados, según se ha conocido. De hecho, según Vanitatis, los gastos fijos de Villa Meona superan los 7.000 euros al mes, cantidad a la que hay sumar las nóminas de los empleados.
El personal
Mantener tal propiedad no es tarea para una única persona, ni dos, de ahí que Isabel Preysler cuente desde hace décadas con personal de servicio que hace que su día a día sea más sencillo. “Tengo mucha ayuda. Reconozco que no podría llevar esta casa sin ellos. Me hacen la vida muy agradable. Son mis manos y mis pies”, explica la socialité en el documental de Disney+, en el que sus empleados también tienen protagonismo.
Entre ellos destaca Ramona, la encargada de la cocina: “Es la cocinera de la casa, que se sabe absolutamente todo de todos. Si te enfermas, te hace una sopa para que te cures y estés mejor. Es el corazón de la casa”, dice de ella Preysler, dejando evidente el cariño que siente por ella. Un aprecio que parece ser mutuo, pues la mencionada Ramona también habla de su jefa en este especial, asegurando que “la señora es muy buena persona y siempre se preocupa por nosotros. Cuando yo me fui a Paraguay en 2015 justo se murió mi madre. La señora me llamó y me dio días de vacaciones del siguiente año, cosa que no ocurre en una casa. Estoy muy agradecida”.
La secretaria de Isabel se llama Alicia y se encarga de que todo el engranaje de la vivienda funcione como debe. Además, prepara su agenda y responder a los correos. El chófer se llama Rafael, tal y como se desvela en Isabel Preysler: mi Navidad y es el encargado de llevarla a todos lados. “El chofer es muy importante en esta casa y Rafael me hace todos mis recados perfectamente, es absolutamente de toda confianza”, afirma Isabel.
También están Elías, encargado de ordenar la vivienda, arreglar la casa y recibir a las visitas; Blas, el entrenador personal, quien acude a su domicilio para que Preysler esté en forma; Chus, la profesora de yoga, y Cris, su estilista, la encarga de que luzca perfecta en todos los saraos a los que acude.