Las luces del Pala Alpitour fueron perdiendo fuerza hasta apagarse por completo para recibir a dos tenistas que brillan con luz propia. Novak Djokovic, número uno del mundo, y Carlos Alcaraz, su inmediato perseguidor en el ranking ATP. El corazón del pabellón latía con más vigor que en cualquiera partido disputado sobre la rápida pista turinés. Los aficionados eran conscientes de la magnitud que supone ver un duelo entre dos tenistas, separados por una distancia de 16 años, que han reinventado la máxima rivalidad tenística este 2023 enfrentándose en cuatro ocasiones. La última, en Turín, se la apuntó el serbio (3-6, 2-6) sellando así su pase a la final de las ATP Finals que a la poste terminó ganando tras superar con claridad a Jannik Sinner.
Como otras tantas veces ante otros tantos aspirantes mucho más jóvenes que él, Novak Djokovic volvió a prevalecer a sus 36 años. “Me motiva ganar a esta generación de jóvenes tenistas hambrientos”, declaraba en la previa al torneo. El serbio, que no se había mostrado imperial a lo largo del torneo, elevó su juego en el momento preciso para batir a un meritorio Carlos Alcaraz, que se despidió de las ATP Finals en semifinales y con la cabeza alta, tras llegar más lejos de lo que su estado físico y mental auguraba. “En este tipo de situaciones se ve que a nivel físico y mental aún nos falta un poco”, explicaba Ferrero, entrenador de Carlitos tras el último partido de su pupilo perdido ante Djokovic.
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Carlos desafía a Novak
La derrota en Turín significa el broche de Carlitos a una temporada que, pese a los resultados y sensaciones de los últimos torneos, es la mejor desde que compite en el circuito. Sus seis títulos, uno de ellos en Wimbledon, y las semifinales de Roland Garros y US Open son otros grandes resultados del año. Además de sus títulos en Buenos Aires, Madrid, Barcelona, Queense Indian Wells. El serbio cierra un 2023 de ensueño para él. Con tres de los cuatro Grand Slam bajo el brazo, el número uno del mundo en su haber y un sinfín de registros de longevidad superados.
Tan sólo Alcaraz, tras retozarse sobre la hierba de Wimbledon, evitó el pleno de Grand Slams de un Nole cuyo objetivo de cara a 2024 pasa por mejorar sus registros de 2023 y eso le obliga a conseguir el Golden Slam, es decir, conquistar en una misma temporada Open de Australia, Roland Garros, Wimbledon y US Open, además de la medalla de oro en los Juegos Olímpicos.
Objetivo que pretende frustrar Carlos Alcaraz. “Djokovic ha demostrado año tras año que está preparado para ganar los cuatro Gran Slams, pero aquí estamos nosotros para impedirlo. Debo crecer el año que viene. Darme cuenta que la temporada sigue hasta noviembre. He trabajado con una psicóloga que me ha ayudado. El de 2024 será un año exigente, con los Juegos Olímpicos después de Wimbledon. Trabajaré fuerte para darle una medalla a mi país”, explica en declaraciones recogidas por EFE.
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Alcaraz lidera la ofensiva contra Djokovic
Si alguien puede desbancar al serbio, ese es Carlitos. Ningún otro tenista que no se apellide Alcaraz ha conseguido arrebatar durante unas semanas el número uno a Djokovic y plantarle cara en los Grand Slams, especialmente en Wimbledon, donde provocó la única grieta de Nole esta temporada. “Todavía no me lo creo, es increíble. No sólo he ganado, sino que lo he hecho contra una de las mayores leyendas de nuestro deporte. Empecé compitiendo al tenis viéndote jugar. Estás ganando torneos desde que nací”, le dijo Alcaraz a Djokovic.
El español aún no era consciente de la gesta conseguida en Londres batiendo al tenista con más grandes torneos ganados en la historia. Se convirtió, con 20 años, dos meses y 11 días, en el ganador más joven de los últimos 37 años y el tercero más joven de la historia tras Becker y Borg. La gira asiática dinamitó sus aspiraciones, pero el español mantiene viva la llama que le alumbra como el tenista capaz de romper la hegemonía del balcánico.