Tras varios meses de agitación profesional, el pasado 16 de noviembre Pedro Sánchez se asentaba en el papel de presidente del Gobierno y comenzaba así una nueva etapa de su vida. Y aunque lo más significativo de la investidura que le llevó de nuevo al poder es que fue el comienzo de un nuevo capítulo en su currículum, también tuvo un gran peso en lo personal.
En estos días que han pasado desde entonces, el madrileño no solo se ha afianzado en su rol, además ha lanzado su segundo libro, Tierra firme (Editorial Península), en el que hace un repaso a los acontecimientos clave que han sucedido en los cuatro años de su vida. Y si bien buena parte de ellos tienen que ver con el mundo de la política, Pedro Sánchez también cuenta en estas más de 370 páginas detalles de su faceta como padre y marido. Y es que su intención también ha sido evidenciar lo importante de su círculo más cercano, como ha dejado claro desde la primera página del libro, en la que está la dedicatoria: “A mi familia”, escribe.
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Por primera vez, Pedro ha querido dejar de lado el gran hermetismo con el que siempre ha tratado a su familia, especialmente a sus dos hijas, Ainhoa y Carlota, a quienes siempre ha querido proteger, apartándolas del foco público. Sobre ellas y su mujer, Begoña Gómez, habla en un capítulo llamado ‘Lo que el feminismo ha hecho por los hombres’.
Es en este punto en el que el presidente desvela detalles muy curiosos sobre su vida familiar, aunque sin entrar en detalles especialmente íntimos. Cuenta, por ejemplo, cómo es un día perfecto para él. “Consiste en levantarme tarde, hacer algo de ejercicio con Begoña y comer con mi familia una paella, una fabada, un salmorejo... Soy muy de cuchara. Todos los domingos almorzamos en familia, no soy muy original en eso”.
Y sigue contando: “A los hombres de hoy, el feminismo nos ha dado acceso a ese universo de los afectos y a compartir con nuestros hijos y nuestras parejas momentos especiales. Con Begoña comparto la afición por el deporte, nos gusta salir a montar en bici juntos, dar un paseo por el campo... Ambos somos aficionados a leer y nos gusta conversar sobre nuestras lecturas”.
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Una de sus penas, según cuenta, es que no pasa todo el tiempo que le gustaría con ellas. “No siempre veo a mis hijas y a Begoña todo lo que quisiera, porque los viajes me obligan a ausentarme de casa, pero hay un pequeño ritual familiar que intento respetar, no importa en qué parte del mundo me encuentre: cada mañana, a través de nuestro grupo de WhatsApp, les envío un enlace a mis hijas. Puede ser una noticia de ciencia o cultura, una canción que he escuchado, al último tema de un cantante que nos gusta a todos o de un grupo que acabo de descubrir”, relata Pedro Sánchez, desvelando así su particular forma de sentirse en familia cuando le toca dormir a kilómetros de casa.
Sus gustos
Pedro Sánchez no termina ahí la ronda de revelaciones y también deja plasmados sus gustos musicales. Además de compartir que escucha “Radio3, el canal idóneo para los amantes de la música, y el programa All Songs Considered, de NPR, la radio pública estadounidense, muy recomendable para melómanos”, cuenta que sus hijas le incluyen en sus gustos.
“Mis hijas a su vez comparten música conmigo. A menudo intercambiamos listas de Spotify. Disfrutar descubriendo lo que escuchan, siento que me acerca a ellas, me conecta con las generaciones jóvenes y me hace tener la mente abierta a las novedades. Compartimos la afición a la música de Rosalía, Sen Senra o Beach House. A veces se sorprenden de que me guste algo de su generación. En todo caso, siempre me interesa lo que a ellas les interesa”.
Los inicios de su relación
Pedro Sánchez y Begoña Gómez se conocieron a finales de la década de 1990 en un mundo muy alejado de la política. Por aquel entonces, Sánchez era estudiante de Económicas en la Universidad Camilo José Cela y Gómez cursaba estudios en una rama similar. Su primer encuentro tuvo lugar en una fiesta de unos amigos en común, un auténtico flechazo tras el cual no se han separado.
Al poco de conocerse, Pedro se fue a vivir con ella en el piso que tenía en La Latina, en pleno centro de Madrid. Una época que ella en más de una ocasión ha recordado con cariño, pues ha confesado que le escribía cartas de amor que todavía tiene guardadas, según le contó la propia Begoña a Susanna Griso en el programa 2 días y 1 noche, emitido en el verano de 2016. “Pedro tiene muchos detalles y cuando te ve agobiada te propone salir a cenar o te prepara un momento especial”, añadió sobre él.
Pedro y Begoña dieron la bienvenida a su primera hija, Ainhoa, en 2005 y un año después se casaron en una ceremonia civil que estuvo oficiada por Trinidad Jiménez, la exministra de Asuntos Exteriores. Su segunda hija, Carlota, nacía en 2007 cuando la familia ya había abandonado el centro de Madrid para trasladarse a Pozuelo de Alarcón, donde compraron a medias un chalet de grandes dimensiones que todavía poseen.
Sobre sus hijas, el presidente del Gobierno confesó a Jordi Évole en Lo de Évole que “hago todo lo posible por ser un buen padre, pero eso quien lo tiene que responder son mis hijas, no yo”. Además, respondió al periodista cuando le preguntó si habla de sexo con ellas: “Yo les tiro algunas veces la caña a ver si pican, pero hablan más con su madre de estas cosas que conmigo, pero no porque yo no lo intente, quizás porque se sienten más cómodas con ella para estas cosas”, respondió.