La concentración al conducir es imprescindible para la conducción de cualquier tipo de vehículos, es una cuestión en la que la Dirección General de Tráfico insiste continuamente. Distracciones como comer, beber agua o maquillarse al volante, aunque habituales incluso entre conductores experimentados, no solo aumentan el riesgo de tener un accidente, sino que también aumenta las probabilidades de ser multados por las autoridades competentes en seguridad vial. Estos comportamientos, que puede parecer que carecen de importancia, contravienen normativas de tráfico, que buscan garantizar que los conductores mantengan una buena atención en la carretera. Por eso es imprescindible conocer que dice la ley sobre este tipo de asuntos.
La legislación de tráfico está diseñada para evitar accidentes y proteger a todos los usuarios de las carreteras, por eso, la legislación considera los supuestos en los que las distracciones al volante comprometan la seguridad. Muchos de estos hábitos, desde sacar el codo por la ventana, hasta revisar el teléfono móvil, pueden ser multados en forma de sanción económica o incluso puede suponer la pérdida de puntos en el permiso de conducir. Ante este escenario, el legislador busca un doble objetivo con este tipo de leyes: penalizar malas prácticas y educar a los conductores sobre los riesgos asociados a la falta de atención.
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Aunque no se especifica una única forma de sancionar estas distracciones, las autoridades de tráfico suelen tener un margen de actuación al considerar qué constituye una distracción significativa a la hora de imponer una multa. La gravedad de la sanción puede variar dependiendo del riesgo que la acción del conductor suponga para sí mismo y para los demás usuarios de la vía.
Con todo, es imprescindible que las actuales normativas pretenden disuadir conductas de riesgo y, aunque a menudo pasan inadvertidas, es crucial para todos los conductores tener presente que pueden acarrear consecuencias legales. Los esfuerzos continuos por parte de las autoridades buscan fortalecer la cultura de una conducción responsable y disminuir los índices de accidentes por distracción al volante.
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¿Qué dice la ley?
Es vital tener claro que la Dirección General de Tráfico recuerda que hay comportamientos al volante que en principio no son sancionables, por ejemplo beber agua. No obstante, depende de la situación y, por tanto, derivar en multas de 100 euros si impiden la correcta atención en la conducción o representan un peligro. De acuerdo con el Reglamento de Circulación, ciertas acciones que limitan la libertad de movimiento del conductor o interfieren con su concentración podrían ser consideradas infracciones leves.
El artículo 3.1 del Reglamento de Circulación establece la necesidad de conducir con precaución para evitar daños, el artículo 17.1 enfatiza en el control continuo del vehículo por parte del conductor y el artículo 18.1 hace hincapié en el mantenimiento de la libertad de movimientos y atención permanente en la carretera. Estos preceptos implican que, aunque no son directamente sancionables, si es cierto que, en función de las circunstancias, pueden acarrear multas si comprometen la seguridad del conductor u otros usuarios de la vía. Por esta razón, la Dirección General de Tráfico aconseja que acciones como la de hidratarse, se realicen parados o en circunstancias en las que no aumente el peligro.
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En el caso de ser sancionado, la multa asciende a 100 euros -50 euros con el descuento por pronto pago-, y no incluye pérdida de puntos en el permiso de conducir. Estas medidas buscan enfatizar en la importancia de la concentración al volante y la prevención de situaciones de riesgo, salvaguardando la integridad de todos los presentes en la vía. La aplicación de la normativa queda a criterio de los agentes de tráfico, quienes evaluarán si la acción del conductor durante la conducción se aparta de estas obligaciones
La DGT insiste en la importancia de mantener una conducta adecuada mientras se está al mando de un vehículo, no solo para evitar sanciones, sino para preservar la seguridad en las carreteras, porque, recuerdan que conducir requiere atención plena y cualquier distracción, por menor que sea, puede tener consecuencias graves. Ante la ley, es responsabilidad del conductor asegurarse de que sus acciones no comprometan su capacidad para reaccionar ante cualquier imprevisto en la carretera.