Cuando llega el verano, Alcázar tiene que buscarse la vida durante las vacaciones. Es fija discontinua y no cobra durante los meses en los que su centro cultural está cerrado. A lo largo de su vida se ha acostumbrado a pedir el subsidio por desempleo y conoce el sabor de la incertidumbre. “He estado en el paro un montón de años y cuando estás ahí nadie te llama ni te llegan ofertas de trabajo”, dice esta mujer de 51 años.
El “desencuentro amable”, como dice Yolanda Díaz sobre sus discrepancias con Nadia Calviño para reformar el subsidio por desempleo, deja tras de sí un reguero de personas preocupadas. La ministra de Economía propone recortar los meses del subsidio del paro y, además, reducir la prestación según pasen los meses para así incentivar a los perceptores a encontrar trabajo, propuesta rechazada de pleno por la ministra de Trabajo. “No puedes vivir de la angustia que te generaría, solo te crearía más ansiedad”, imagina Alcázar al verse con un subsidio como el que propone Calviño.
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“Cuando me dieron el subsidio por desempleo tuve primero que estar un mes sin ingresos para solicitarlo”, recuerda esta mujer, que percibió alrededor de 400 euros. Precisamente, ese trámite es uno de los procesos a eliminar en el plan de Díaz. “Menos mal que tenía ahorros para pagar el alquiler ese mes, porque son 700 euros. Luego, aunque me llegó la prestación, tampoco daba para pagarlo”, asegura, molesta con la teoría de Calviño sobre incentivar a que los parados encuentren un oficio. “Nadie rechaza un trabajo digno y se queda cobrando una porquería de subsidio, la gente no cobra 480 euros si puede evitarlo, porque con eso no vives. Si encuentras un trabajo mandas este subsidio al garete”, sentencia.
La misma Yolanda Díaz ha asegurado en su última entrevista en Al Rojo Vivo, programa de La Sexta, que esa teoría, degradar una ayuda con el tiempo para incentivar a la búsqueda de empleo, es “acientífica” y no tiene fundamento. Hontanares Arranz, parte de ATD Cuarto Mundo, asociación que ayuda a quienes están en pobreza extrema, apunta que la revisión de este subsidio debe lograr que la ayuda sea significativa para quien la percibe. “Todos los subsidios en España son bastante precarios, la Unión Europea y el Consejo de Europa han pedido que reformen todo el sistema de pensiones no contributiva”, asegura la experta. Precisamente, las reformas próximas vienen refrendadas por acuerdos con Europa.
El plan de Nadia Calviño, ministra de Economía, ha contado con la oposición frontal de parte del propio Gobierno y de los sindicatos Comisiones Obreras (CCOO) y UGT. En cambio, la CEOE, la patronal de los empresarios, en este conflicto ha sido crítico con los planes de Yolanda Díaz y no ha entrado a valorar la propuesta de Calviño, favorable a recortar progresivamente la ayuda a los parados. En ese sentido, el catedrático en economía, Juan Torres, también tiene clara su postura: “La idea liberal es que hay un nicho de empleo a la espera de que los desempleados vayan a ocuparlo. Eso es una tesis irreal e injusta, incluso cínica. Es completamente irreal pensar que si desaparecen los subsidios la gente va a encontrar empleo, porque la creación de empleo no depende de querer o no trabajar”, analiza el economista.
Un “precario” subsidio para los parados
Arranz ha visto de cerca el atasco y los defectos del Ingreso Mínimo Vital, que incluso ha llevado a que muchos perceptores tengan que devolver el dinero de esta ayuda del Estado, y valora también de forma muy negativa el plan de Calviño para el subsidio por desempleo: “Me recuerda a las cartillas de racionamiento de guerra, no me parece bien ir menguando una ayuda cuando sabes que esas personas no tienen trabajo porque no hay empleo para ellas”, apunta.
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Aún por definir cómo quedará el plan del Gobierno para el subsidio, Yolanda Díaz ha anunciado que su plan consta de eliminar trámites burocráticos (el mes de espera que hay que tener para pedir la ayuda), poder compatibilizar la ayuda con un trabajo durante al menos 45 días y aumentar el subsidio de los 480 euros al menos a 660 euros durante los primeros seis meses y 540 euros durante los seis siguientes, a expensas de si sube o no el Indicador Público de Renta de Efectos Múltiples (IMPREM), que supondría un aumento en este subsidio.