Una delegación del PSOE, liderada por Santos Cerdán, y otra de Junts, con Carles Puigdemont a la cabeza, inauguran este sábado la ronda de reuniones periódicas que ambos partidos acordaron tener en el marco del pacto para la investidura de Pedro Sánchez. El secretismo que envuelve esta primera cita pone en aprietos la transparencia que proclama el Gobierno, ya que la gobernabilidad del Ejecutivo de Pedro Sánchez está supeditada al desarrollo de esta mesa bilateral.
Su expectación es máxima a pesar de los intentos de los socialistas de quitar hierro a estos encuentros. “No es la primera ni va a ser la última, por lo tanto, no hay que darle más importancia a una reunión de trabajo”, aclaró el número tres del PSOE, encargado de las gestiones relacionadas con los de Carles Puigdemont.
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Se desconoce el lugar y la hora exacta, aunque todo apunta a que será en Ginebra (Suiza). Contará con la presencia de un verificador internacional que, a tenor de la información publicada por El Español, es la fundación Henry Dunant, mediador en el desarme de ETA. Si bien, ambas formaciones pactaron no hacer público el nombre para preservar su anonimato y así favorecer su labor alejada del ruido político y mediático.
Más allá de los interrogantes que rodean estas reuniones, el documento político sellado entre ambas fuerzas a principios de noviembre sí arroja luz sobre los temas que se abordarán en ellas, unos “contenidos de los acuerdos a negociar a partir de las aspiraciones de la sociedad catalana y de las demandas de sus instituciones”. Estos se agrupan en “dos grandes ámbitos permanentes”: el ámbito del reconocimiento nacional, y el de los déficits y limitaciones del autogobierno.
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El texto político constata que PSOE y Junts afrontan estas citas con posiciones radicalmente opuestas en lo relativo a la resolución del conflicto político con Cataluña. Por ello, dejan claro en el acuerdo las diferentes recetas en el marco de los dos ámbitos permanentes. “Al mismo tiempo, constatan que se pueden alcanzar acuerdos importantes sin renunciar a las respectivas posiciones”, añade el texto rubricado por ambas fuerzas.
Desde el referéndum hasta el regreso de las empresas a Cataluña
Pese a estar en las antípodas, estas formaciones ensayan a partir de ahora su relación en el Congreso, envuelta bajo el manto de la “desconfianza mutua”. PSOE y Junts se sientan en la mesa condenados a entenderse por un bien común el futuro político de Cataluña, la situación personal de Carles Puigdemont y la estabilidad de la legislatura está sujeta a “los avances y cumplimiento de los acuerdos”.
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Según consta en el acuerdo, en lo relativo al ámbito del reconocimiento nacional, Junts propondrá la celebración de un referéndum de autodeterminación sobre el futuro político de Catalunya “amparado en el artículo 92 de la Constitución”. Por su parte, el PSOE defenderá “el amplio desarrollo, a través de los mecanismos jurídicos oportunos, del Estatut de 2006, así como el pleno despliegue y el respeto a las instituciones del autogobierno y a la singularidad institucional, cultural y lingüística de Catalunya”, describe el primer apartado.
En cuanto al punto que corresponde a “los déficits y limitaciones del autogobierno”, los de Carles Puigdemont “propondrán de entrada una modificación de la LOFCA [Ley Orgánica de Financiación de las Comunidades Autónomas] que establezca una cláusula de excepción de Catalunya que reconozca la singularidad en la que se organiza el sistema institucional de la Generalitat y que facilite la cesión del 100% de todos los tributos que se pagan en Catalunya”.
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En este contexto, el PSOE apostará por “medidas que permitan la autonomía financiera y el acceso al mercado de Catalunya, así como un diálogo singular sobre el impacto del actual modelo de financiación sobre Catalunya. En este ámbito, también se abordarán los elementos esenciales de un plan para facilitar y promover el regreso a Catalunya de la sede social de las empresas que cambiaron su ubicación a otros territorios en los últimos años”.
El verificador ‘secreto’
Para llegar a un punto de encuentro en estos ámbitos y ante las profundas discrepancias, el PSOE y Junts justifican dotarse de “un mecanismo entre ambas organizaciones, internacional, que tenga las funciones de acompañar, verificar y realizar seguimiento de todo el proceso de negociación y de los acuerdos entre ambas formaciones a los que se llegue”.
Sánchez explicó que esta figura, que también participará en la mesa bilateral con ERC, servirá para salvar la “extraordinaria desconfianza” que hay entre el PSOE y los partidos independentistas. “Si dos no se entienden, el que nos acompañe un tercero en esa labor de verificación es una buena noticia porque nos puede ayudar efectivamente a llegar a acuerdos”, dijo para desear que “ojalá en un futuro no necesitemos este sistema de verificación”, ya que eso significará que “hemos construido una confianza” que “honestamente” no se tiene de forma “completa ni total”.
Si bien, según adelantó El Español, el Centro para el Diálogo Humanitario Henry Dunant, que medió en la negociación del fin de la banda terrorista ETA y el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, es la figura del verificador internacional para garantizar el acuerdo entre el PSOE y Junts.
La organización, con sede en Suiza, tiene como misión “prevenir y resolver conflictos armados mediante el diálogo, la mediación y la diplomacia discreta”. Entre sus labores de mediación destaca el final del conflicto separatista entre el Gobierno de Indonesia y al Movimiento Aceh Libre, tras 29 años de lucha armada, en Libia o en el sur de Filipinas. Además, “ejecuta proyectos de mediación y establecimiento de la paz en África, Medio Oriente, Eurasia, Asia y América Latina”, según explica en su web.
El citado medio recoge que el expresidente catalán tomó la iniciativa de contactar con Henry Dunant “hace un año” y que Sánchez habría habría aceptado a esta determinada figura “dada la estrecha relación tanto con Javier Solana –presidente de honor de la entidad– como con Zapatero”.