A la hora de coger un vuelo pueden suceder varios episodios que pueden incomodar o hacer molesto el tiempo que se pase dentro del avión. Uno de ellos puede ser la baja calidad de los asientos o el corto espacio del que se dispone. Ambos no se pueden controlar, pero otros sí que se pueden revertir sus efectos o prevenirlos. Uno de ellos es el inevitable taponamiento de los oídos, un factor que puede ser excesivamente molesto, aunque depende de la persona.
¿Por qué sucede esto?
Durante los vuelos, es común que los pasajeros experimenten taponamiento en los oídos, un fenómeno atribuible a los cambios de presión en la cabina del avión. La causa principal se encuentra en el desequilibrio que se produce entre la presión del aire en el oído medio y la presión del entorno. A medida que el avión asciende o desciende, la presión del aire varía significativamente.
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Este cambio de presión afecta el oído medio, que está conectado con la garganta por la Trompa de Eustaquio, un conducto que permite equilibrar las presiones. En condiciones normales, este conducto se abre y cierra para realizar la igualación de presión.
Sin embargo, durante el rápido ascenso o descenso del avión, la Trompa de Eustaquio puede no funcionar con la suficiente rapidez, resultando en una sensación de obstrucción o taponamiento auditivo. Para contrarrestar el malestar, se sugieren prácticas como bostezar, tragar saliva o mascar chicle, acciones que estimulan la apertura de la Trompa de Eustaquio y facilitan la igualación de la presión en el oído medio.
A pesar de ello, en ocasiones puede que no sea suficiente y que el malestar permanezca ya una vez en tierra. Así, desde el medio especializado Travel and Leisure recomiendan estos sencillos métodos para destaponar los oídos de una vez por todas.
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La maniobra de Valsalva
Esta técnica consiste en cerrar la boca, juntar las fosas nasales y soplar suavemente. “La acción de crear presión en la parte posterior de la nariz puede abrir la trompa de Eustaquio e igualar la presión”, indica el medio. No obstante, hay que tener cuidado de no soplar en exceso para no dañar los tímpanos.
La maniobra de Toynbee
Para realizar este método, tan solo hay que pellizcarse la nariz y tomar unos sorbos de agua para ayudar a tragar. A su vez, hay que usar los músculos de la garganta para ayudar a abrir las trompas de Eustaquio.
Aceite de oliva o peróxido de hidrógeno
Con este truco se pretende ablandar los oídos y eliminar el cerumen. Así lo explica Travel and Leisure: “agregue aceite de oliva tibio o peróxido de hidrógeno a un gotero y acuéstese con el oído afectado hacia arriba. Coloque de tres a cinco gotas de líquido en el oído bloqueado y permanezca en esa posición durante cinco a diez minutos. Luego, cambie de lado con el oído afectado hacia abajo y espere a que su oído drene el cerumen y el exceso de aceite o peróxido de hidrógeno”.
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Una vez hecho esto, se puede utilizar un algodón o un pañuelo para retirar el líquido del canal auditivo. Esta técnica se puede utilizar tres veces al día.
Compresa tibia
Este método es de lo más sencillo, pues tan solo hay que aplicar un paño con agua tibia en el oído de cinco a diez minutos para liberar la presión.