En la vasta diversidad de paisajes que atesora el continente africano, emerge una pieza singular entre su variado repertorio cultural y geográfico: Ganvié, conocida como la Venecia africana. Esta ciudad, que parece desafiar las leyes de la naturaleza, ha sido erigida en el corazón del lago Nokoué, en Benín, y se ha convertido en un fuerte testamento de la historia y la resiliencia humana frente a los avatares del tiempo.
Hace aproximadamente tres siglos, la tribu Tofinu, cuyo nombre significa “personas”, emprendió la construcción de esta urbe flotante como refugio ante la amenaza de la esclavitud, movimiento impuesto férreamente en el continente por las potencias coloniales de la época. A la sombra del Reino de Dahomey, los Tofinu tuvieron que ingeniar un hogar sobre las aguas para escapar a un destino de opresión, un lugar aislado al que no pudieran acceder las garras del poder colonial.
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Las casas de Ganvié, suspendidas sobre pilares de madera y bambú, se elevan sobre el agua, creando una visión ilusoria de una ciudad sumergida. Al acercarse, las estructuras revelan su intrincada belleza y la adaptación de una comunidad que ha encontrado en el lago Nokoué no solo un santuario sino también una forma de vida.
Los Fon, habitantes del Reino de Dahomey, se encontraron pronto bajo el yugo colonizador francés, lo que sembró el conflicto en la región, y hallaron un inesperado aliado en los Tofinu. Las leyes de Dahomey prohibían cualquier confrontación bélica sobre el lago, considerándolo un espacio sagrado bajo la protección de la serpiente Iya Omi, espíritu del agua. Así, en una mezcla de astucia y fe, la tribu Tofinu creó un asentamiento impenetrable y, con ayuda del tiempo, una comunidad de alrededor de 20.000 habitantes que hoy día conocemos como la Venecia africana.
Actividad económica
La pesca, columna vertebral de la economía de Ganvié, se practica mediante una variedad de técnicas tradicionales, incluidas las acadjas. Estas estructuras fomentan la proliferación de la vida acuática al servir de refugio a los peces, facilitando así la labor de los pescadores locales.
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El turismo desempeña otro papel crucial en la sustentabilidad de Ganvié. Los visitantes, atraídos por la singularidad de esta ciudad acuática y su rica historia, pueden disfrutar de una experiencia única recorriendo los canales y observando de cerca la vida cotidiana de sus habitantes. Los hoteles y restaurantes flotantes, así como las iglesias y mezquitas, ofrecen un espacio de intercambio cultural y económico, mostrando la gastronomía local y su hospitalidad.
Llegar a Ganvié requiere un corto viaje desde el embarcadero de Abomey-Calavy, donde se pueden comprar los tickets para un recorrido guiado. En menos de media hora, los visitantes se encuentran inmersos en un mundo acuático que rebosa de historia y supervivencia, un lugar donde la comunidad ha triunfado sobre las adversidades con extraordinaria adaptabilidad e ingenio.
Ganvié es mucho más que una atracción turística. Es un recordatorio de la tenacidad humana y la capacidad de adaptarse y protegerse frente a las grandes amenazas. Esta ciudad flotante sigue siendo un símbolo de libertad y autonomía, manteniendo vivas tanto su cultura ancestral como una lección de vida para el futuro. Con su singular belleza y legado histórico, Ganvié atrae no solo a los viajeros en busca de belleza y aventura, sino también a aquellos que buscan comprender la profundidad de la experiencia humana en el atemporal continente africano.