Brahim Díaz aprovecha cualquier oportunidad que se le presenta para demostrar que no volvió al Real Madrid para ser una mera comparsa. Partidos como el de este sábado contra el Granada son trenes que no puede dejar escapar. Lo sabe y acude a la cita con puntualidad británica. La titularidad que le brindó Ancelotti ante uno de los actuales candidatos al descenso no pudo ser mejor exprimida: abrió el marcador, inició la jugada para incrementarlo y, sobre todo, dejó claro que puede ganarse un sitio regular en el once si se confía en él. Es la idea que más caló tras 90 minutos en los que buena parte de la victoria la explicó la actuación del centrocampista malagueño (2-0).
blockquote class="twitter-tweet" data-media-max-width="560">El regalito de Kroos a Brahim 😍🎁
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Al Madrid le costó arrancar, falto de ritmo, casi media hora. En ese espacio de tiempo, el conjunto nazarí consiguió colocar un balón muy cerca del palo derecho de Lunin, por mediación de Torrente y tras una falta bien tirada. Pero todo se quedó en un susto. A falta de fútbol, las protestas dominaban la escena. Porque poco o nada gustaron en las filas blancas algunas decisiones del colegiado González Fuertes. Que se lo digan, por encima de cualquier otro, a Jude Bellingham, que tuvo que bajar revoluciones para, con una amarilla, evitar la expulsión.
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Antes de la polémica, Brahim abrió la lata, beneficiándose de la pericia de un Toni Kroos que dejó su enésima clase magistral en la medular. Una asociación de fábula entre los dos, con un pase medido del alemán para dejar solo al goleador, certificó el 1-0. Y, de paso, la rendición del Granada, valiente hasta entonces y diluido, de forma paulatina, desde que se vio por detrás en el marcador.
Rodrygo ya no se baja del carro
Las virguerías de Brahim no se redujeron al gol. Antes del descanso, dejó para la galería un taconazo de época para asistir a Bellingham, que no introdujo la pelota en la portería prácticamente por cosa de la providencia. El inglés se calentaría aún más con el árbitro por un posible penalti de Miquel que pareció claro en las repeticiones televisivas, pero que ni siquiera se revisó. De ahí la sonora pitada que se le dedicó a González Fuertes al tomar la directa hacia los vestuarios.
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La tranquilidad llegó al Bernabéu en el 57, pero podía haberlo hecho poco antes, con un tirito con rosca de un Brahim que seguía más que enchufado. Miquel y Bellingham volvieron a tenerla con un empujón del primero que no dio pie más que al ‘¡Sigan, sigan!’ de rigor. El jugador franquicia del Madrid 23-24 volvió a acariciar la diana cuando quien se la apropió fue un Rodrygo que, definitivamente, está de vuelta entre los protagonistas.
Brahim la pasó, Bellingham la remató (al muñeco) y el brasileño, al rechace, sentenció. Valverde pudo engordar la cuenta al rato, con el triunfo asegurado sin remedio, pero se topó con Ferreira. Quien, por cierto, tuvo que sustituir a Raúl Fernández, por lesión. El portero titular del Granada no fue el único damnificado en la visita a la capital, porque el estelar Bryan Zaragoza, del que nada se supo, acabó tocado y pidiendo el cambio.
Mala noche para soñar ante un Madrid igualado a puntos con el Girona en el liderato de LaLiga. Al conjunto merengue le costó encontrarle el punto al choque, pero no dudó en cuanto lo hizo. ‘Cacique’ Medina no tuvo el estreno soñado en el banquillo visitante: se contaba con la derrota como opción más segura, pero hay mucho que mejorar, dado el nulo peligro de los suyos, para salir del pozo que ya se llevó por delante a Paco López.