Este fin de semana las categorías inferiores del fútbol español han vuelto a dejar una imagen vergonzosa y completamente antideportiva. El 26 de noviembre a las 16:00 horas se disputó el encuentro entre el Fornells B y el Bescanó B de la Cuarta Catalana en el estadio Joan Busó de Girona. Transcurría el minuto 52 de partido cuando el jugador visitante del Bescanó, Marc Márquez, desentendido completamente del balón, se dirigió a uno de sus rivales, que estaba dándole indicaciones a su compañero, y propinó una patada con los tacos a la altura de la rodilla.
“Ni sanción ni nada, este tío no puede volver a jugar al fútbol”, comentaba uno de los aficionados. “Todo lo que no sea retirarle la ficha de por vida será poca sanción”, publicó otro. “Eso es hasta denunciable”, dijo un tercero, entre otras muchas quejas que se han difundido tras la viralización de la acción en las redes sociales. En el momento de la acción, el jugador del Fornells se tiró al suelo dando varias volteretas doliéndose de la rodilla. Rápidamente, el portero de su equipo y uno de los defensas se acercaron y protestaron al árbitro, quien se encontraba alejado del lugar de la acción y no pudo ver nada, lo que no llevó sanción alguna en el césped. Solo falta esperar la respuesta de la Federación Catalana sobre qué medidas y qué sanción impone al respecto.
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El encuentro de por sí fue tenso, pues el acta recoge tres expulsados y diez jugadores amonestados, entre los que se encuentra Márquez, el autor de la patada. Al encontrarse el colegiado alejado no división la infracción y no pudo señalar la expulsión.
Bien es cierto que el encuentro no pudo terminar. En el minuto 82 un jugador del Fornells B se lesionó gravemente. Esto provocó que el partido se detuviese hasta que la ambulancia llegase y trasladase al jugador a un centro hospitalario, lo que derivó en una suspensión del encuentro a falta de menos de diez minutos para el final. El marcador reflejaba 0-0.
Se repiten las agresiones en el fútbol base
Por desgracia, las acciones antideportivas se ven desde las categorías más inferiores, sin necesidad de ser jugadores de gran reconocimiento para recurrir a las agresiones. A la sucedida el pasado fin de semana en Girona, se le puede sumar la ocurrida el pasado mes de octubre en Sevilla, en el encuentro entre el Juventud Deportiva Bormujos y la Unión Deportiva Villaverde, que ejercía de local.
Cuando uno de los jugadores del equipo visitante se dirigía a los vestuarios, después de haber ganado el encuentro, sufrió una agresión por parte de un rival. El menor recibió dos puñetazos en la cara y una patada en la cabeza que lo dejó en el suelo. Fue atendido por el 061 en el estadio, para después ser trasladado al hospital sevillano. La familia interpuso una denuncia ante la Guardia Civil de San Juan de Aznalfarache.