La vida cada vez está más cara pero, al menos, los pensionistas verán como crecen sus ingresos en 2024. Todas las pensiones aumentarán incluso aunque no haya nuevos Presupuestos el 1 de enero de 2024, según lo dispuesto en la reforma de las pensiones culminada en marzo de 2023. De hecho, las no contributivas y las mínimas lo harán seguramente por encima de la inflación —en torno al 6,8% según las últimas estimaciones del Gobierno— ligadas al umbral de la pobreza para eliminar progresivamente la brecha existente. Este tipo de prestaciones aumentaron un 15% en 2023, mientras que las contributivas subieron un 8,5% actualizadas con el IPC medio entre diciembre de 2021 y noviembre de 2022.
La cantidad máxima de la pensión no contributiva, que en 2023 era de 6.784,54 euros anuales, recibirá un incremento del 6,76% en 2024, ascendiendo así hasta los 7.243,17 euros anuales. Estas pensiones se distribuyen en 12 pagas mensuales, lo que supone un ingreso bruto mensual de 603,59 euros para los beneficiarios el próximo año y un aumento aproximado de 59 euros al mes. En 2024 la revalorización continúa y este martes ya se adelantó que el crecimiento sería del 6,76%, un incremento que se mantendrá hasta 2027, cuando la subida progresiva de la cuantía alcance el 75% del umbral de la pobreza, calculado para un hogar en el que viva una sola persona.
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La escalada de las pensiones no contributivas hasta 2027 implica que estas alcancen un porcentaje más alto emparentado con el umbral de la pobreza en comparación con las contributivas, cuyas mínimas buscan representar el 60% de la renta mediana. Este aumento será gradual y para el año 2027, se proyecta que la cantidad de dinero de estas pensiones ronde los 8.250 euros anuales, según la última reforma prevista.
¿Quién puede recibir una pensión no contributiva?
Las pensiones no contributivas benefician a quienes no han cotizado lo suficiente a la Seguridad Social, como ciertos jubilados y personas con discapacidad. Para la jubilación, la condición es ser mayor de 65 años y no haber cubierto un mínimo de 15 años de cotización, mientras que para la invalidez se requiere tener una discapacidad igual o mayor al 65% y la edad debe estar entre los 18 y 65 años.
Para poder optar a una pensión no contributiva, ya sea de invalidez o de jubilación, los solicitantes deben cumplir un requisito común: no disponer de ingresos suficientes para mantener un mínimo nivel de vida. El umbral de renta o ingresos en 2022 está establecido en 5.899,60 euros anuales por persona. Si la unidad económica de convivencia a la que pertenece el solicitante está formada por más miembros (cónyuge u otros familiares) se establecen otros límites.
¿Qué diferencia hay con la contributiva?
La pensión contributiva es la ayuda económica que ofrece la Seguridad Social a quienes hayan cotizado al sistema durante un mínimo de años. Esta pensión se concede a las personas que han llegado a la edad de jubilación o que tienen algún problema de salud que les impide trabajar. La pensión se recibe durante toda la vida.
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Para recibir una pensión contributiva, el Estado exige que se cumplan ciertos requisitos, como haber cotizado al sistema de la Seguridad Social durante un período mínimo de tiempo. Esto significa que durante su vida laboral, el trabajador ha realizado aportes al sistema para poder tener derecho a recibir una pensión en el futuro.
Existen diferentes tipos de pensión contributiva en España, entre ellas tenemos: la pensión por jubilación, que se concede a las personas que han llegado a la edad de jubilación; la pensión por incapacidad permanente, que se concede a las personas que tienen algún problema de salud que les impide trabajar; y la pensión de muerte y supervivencia, que se concede a los familiares de una persona fallecida para ayudarles a cubrir sus necesidades básicas.