La mejor metáfora de lo que está siendo, hasta la fecha, el curso europeo del Real Madrid de baloncesto en la Euroliga bien puede ser un pase de fantasía de los que acostumbra a repartir Sergio Rodríguez. No requerir de una mirada a Eli Ndiaye para saber que este esperaba el balón en la línea de triple (lo encestó) o pasársela hacia atrás a Vincent Poirier para que reventase el aro supone, simplemente, hacer fácil lo difícil. Es lo que están consiguiendo los blancos en la máxima competición europea desde hace semanas. Tal es el nivel de dominio que han logrado alcanzar. No sólo en sus dos últimos partidos continentales, en los que el Chacho repartió esas asistencias mágicas, sino en el global de la 23-24.
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— Basket en Movistar Plus+ (@MovistarBasket) November 28, 2023
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Hacía mucho que la maquinaria baloncestística del Madrid no funcionaba tan a pleno rendimiento. A raíz de la pandemia, las cosas se resintieron, tanto en lo deportivo como en lo social. No fueron los últimos coletazos soñados para la era Laso, pero el equipo ha vuelto a ser el que fue. Y lo ha conseguido con un técnico que ha pasado de estar más que cuestionado hace un año a tener las llaves del banquillo a buen recaudo: Chus Mateo. La frescura de los grandes días de su predecesor y jefe parece recuperada, con un único miedo en el horizonte: ¿cómo se va a llegar al tramo decisivo de la temporada cuando se está, o eso dictamina la cancha, tan cerca de la perfección ya en noviembre?
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En estos momentos, es harto complicado encontrarle un ‘pero’ al conjunto merengue. No puede ser de otra manera cuando los números y las sensaciones juegan tan a favor del Madrid como lo hacen a día de hoy. En el primer apartado, no se puede obviar el dominio que se atesora a ambos lados de la cancha. En ataque, los vigentes campeones de Europa son los mejores, con 89,3 puntos de media. En defensa, se repite liderato, encajando 73,6 puntos por encuentro.
En la parcela ofensiva, el Madrid pasa como nadie, con 23,6 asistencias de promedio. En la defensiva, los tapones (3,9) y los rebotes defensivos (27,3) son factores en los que ningún rival del Viejo Continente le iguala. Tan bien van las cosas que las derrotas aún no se han producido y que la estadística de estadísticas, la valoración, encumbra a los de Mateo como plantilla más sobresaliente de la Euroliga en lo que va de campaña, con 111,7 créditos: el segundo clasificado en este ámbito, el Partizan de Belgrado, registra 97,6.
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Victorias holgadas como norma
La lógica indica que el primer tropiezo del Madrid en esta Euroliga debería llegar en la serie de partidos consecutivos como visitante en la que se encuentra inmerso ahora: juega en Turquía este jueves (Fenerbahçe) y en Grecia tanto el martes (Olympiacos) como el próximo jueves (Panathinaikos). Y, sin embargo, el sufrimiento apenas ha acompañado al Madrid en tres ocasiones de diez posibles.
Curioso, pero cierto: los otros equipos españoles que disputan la Euroliga han sido quienes más han puesto en aprietos a los defensores del título. Primero, el Baskonia, al que se superó por 77-79. Después, el Barça, que cayó por 65-64. En última instancia, el Valencia Basket, derrotado por un estrecho 73-76. El resto de marcadores del Madrid no ha dejado lugar a la duda, con un +29 ante el Maccabi (70-99) como mayor renta, esta misma semana, en una retahíla de triunfos abultados.
Antes los sufrieron el Efes (80-103), el Zalgiris (93-79), el Milán (88-71), la Virtus Bolonia (100-74), el Mónaco (91-73) y el Alba Berlín (99-75). Así se ha forjado un 10-0 que sólo se puede comparar, y eso son palabras mayores, al arranque de la 2013-2014, cuando el Madrid permaneció invicto hasta enero. Entonces, el parcial victorioso llegó a ser de 31-0, puesto que tampoco se perdió en la ACB hasta bien entrado el calendario.
En el caso actual, Unicaja acabó con la imbatibilidad del Madrid a nivel doméstico. No obstante, el 20-1 que se arrastra no ha perdido ni un ápice de fuerza. Ni lo perderá cuando el casillero negativo engorde, porque se juega a un nivel desconocido en mucho tiempo. Buena parte de culpa la tienen, entre otros, Facundo Campazzo y Edy Tavares. En otras palabras, el rey de la asistencia (8,4) y el del tapón (1,7) en términos europeos.
La lucidez del base argentino y la contundencia interior del africano y de Poirier permiten explicar, en buena medida, el éxito de este Madrid. Pero no están solos: los puntos de Dzanan Musa y Mario Hezonja (mucha intendencia, además, en este último caso), la fortaleza de Gaby Deck, la veteranía tan bien llevada de Rudy Fernández y los Sergios… Todo sale a pedir de boca a nivel colectivo y no se puede exigir más. Eso sí, no hay confianzas que valgan. No importa cómo se empieza, sino cómo se acaba. Y aquella temporada 13-14 en la que se jugó como los ángeles, tan evocada ahora, terminó de forma cruel: ni Euroliga ni ACB, cayendo en la final en ambos casos (sí se levantó la Copa del Rey). ¿El consuelo? Que la historia quizá pueda enmendarse una década más tarde.