Aina Clotet y su pareja, el actor y dramaturgo Marcel Borrás, después de ser padres, comenzaron a ir a terapias grupales que giraban alrededor de la crianza respetuosa. Allí conocieron de qué manera era útil poner en común los miedos e inseguridades a la hora de enfrentarse a los retos de ser padres. Ahí también conocieron al productor Sergi Cameron y se dieron cuenta de que había material para hacer algo interesante.
Así nació Esto es no Suecia o Això no és Suècia (en su título catalán original), serie para RTVE Play en la que la pareja real formada por Clotet y Borràs se convierte en un matrimonio ficticio que decide tomar una serie de decisiones familiares, como que Marcel, que encarna a Samuel, haya cogido un año sabático en su trabajo para que Mariana (Aina) pueda volver a retomar el suyo después de haberse entregado a estar con sus hijos.
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Además, se trasladarán a vivir al campo, a un entorno agreste donde en cualquier momento puedes encontrarte con un jabalí, pero que, al mismo tiempo, te da la oportunidad de respirar aire puro.
“Creo que pertenecemos a una generación de padres que estamos intentando hacer lo mejor posible para nuestros hijos, para que sean los más felices, los más preparados, los más todo, como poniendo un nivel de exigencia muy fuerte en nosotros mismos y en ellos que, en el fondo, es una presión que surge de la propia sociedad”, cuenta la actriz y creadora de la serie a Infobae España.
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A partir de anécdotas personales y de otros amigos y compañeros fueron armando la historia junto a los guionistas Daniel González (Barcelona, noche de verano) y Valentina Viso, colaboradora habitual de Mar Coll, que también interviene dirigiendo algunos capítulos. “Desde el principio ha sido un proyecto muy colaborativo. Queríamos introducir el concepto de tribu dentro de la propia serie, crear en comunidad”, continúa.
Un humor corrosivo para hablar de las miserias cotidianas
Desde el primer momento, el humor (en este caso muy ácido y negro) y la capacidad de reírse de las miserias propias estuvo presente en la concepción de la obra a la hora de explorar la maternidad, las nuevas masculinidades, y esa búsqueda de perfección que, en el fondo, genera tanta frustración y que resulta inalcanzable.
Así, surgió la idea de esa mujer sueca que también se muda al vecindario y que todos verán como un modelo al que aspirar. “Se aborda al principio como un ideal, para poco después desmontarlo y reflexionar en torno a la imagen que tenemos del otro”. La trama de la mamá-sueca se vio implementada cuando, buscando financiación para el proyecto, precisamente entró la productora nórdica Anagrama, responsable de títulos como Tom of Finland.
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Cada capítulo tendrá el nombre de una de las terapias en la que se abordan cuestiones con las que todos nos podemos sentir interpelados, de manera que se profundiza en algunos temas concretos, entre los que abundan los terrores más atávicos, en especial alrededor de la muerte, pero también en torno a la igualdad de roles en la pareja o la deconstrucción de la masculinidad a través del personaje que encarna Marcel Borrás. “Creo que, en ese sentido, incluso los propios hombres están faltos de referentes y hay mucha teoría, pero en la práctica, les sigue costando mucho sostener la invisibilidad que conllevan los cuidados y poner en la crianza en el centro de sus vidas, como hacemos las mujeres con la mayor naturalidad”
Esto no es Suecia podría parecer una autoficción, pero no lo es. Sin embargo, a Aina Clotet le parecía interesante jugar con esa duda que se genera porque, en el fondo, lo que querían era buscar verdad a través de los personajes y las situaciones. “Inevitablemente, también está ahí la idea del fracaso, y de la culpa, que es la otra cara de la moneda de la exigencia”.