¿Qué es la inflación subyacente y cómo se calcula?

Este indicador se calcula sin tener en cuenta los precios de la energía, con el gasto en ropa, alimentos procesados y cultura

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Una mujer compra en un centro comercial. (H. Bilbao / Europa Press)
Una mujer compra en un centro comercial. (H. Bilbao / Europa Press)

La inflación ha bajado en noviembre tres décimas para situarse en torno al 3,2%, según el dato adelantado este miércoles por el Instituto Nacional de Estadística (INE). El descenso responde, entre otros motivos, al abaratamiento de los carburantes y la moderación del precio de los alimentos, que han subido menos que hace un año. La inflación, de este modo, baja por primera vez después de cinco meses consecutivos al alza. Por si fuera poco, esta no es la única novedad: la inflación subyacente también ha caído hasta el 4,5%, siete décimas menos que hace un mes. Pero, ¿qué mide este indicador?

Si la inflación es ampliamente distinguida por todo el público, la inflación subyacente se destapa como una de las grandes desconocidas para el grueso de la población. Este indicador mide la evolución que sufren los precios de los productos que los usuarios consumen durante un período de tiempo determinado, pero deja fuera los precios de la energía y tampoco incluye los alimentos no elaborados. El cálculo toma como referencia el Índice de Precios al Consumo (IPC), que elabora mensualmente el INE, con 12 grupos distinguidos: vivienda, ropa, bebidas alcohólicas y tabaco, comunicaciones, transporte, cultura, enseñanza, hoteles y restauración, medicina, menaje, alimentación y otros bienes.

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La inflación subyacente es un indicador más preciso que la inflación como tal, porque muestra los cambios que sufren los precios tanto en el corto como en el medio plazo. La inflación compara sobre todo la evolución de los precios a largo plazo, normalmente anual, mientras que la subyacente permite medir los incrementos y las bajadas de forma mensual. El hecho de dejar fuera la energía y los alimentos no elaborados sirve para mitigar el impacto que las adversidades meteorológicas pueden tener en los precios de los alimentos.

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¿Cómo se calcula la inflación subyacente?

Los precios de los productos energéticos y los alimentos sin procesar pueden cambiar rápidamente al depender de factores como los conflictos bélicos, la escasez de suministros y los desastres naturales, que pueden alterar su producción y transporte. La inflación subyacente deja fuera estos activos y permite conocer la evolución media de los precios con independencia de los elementos externos. De este modo, los países pueden rediseñar su hoja de ruta y medir con más eficacia los resultados de las políticas económicas. La inflación subyacente puede medirse varias veces al año y se calcula siguiendo una fórmula concreta.

La inflación subyacente se calcula separando del índice general los precios de las materias primas energéticas importadas y los productos alimentarios no elaborados. Una vez despejado el IPC subyacente, la variación porcentual entre períodos servirá para determinar si existe un aumento o una disminución de los precios de los productos que comprende este indicador. El cálculo de la inflación subyacente deja fuera los precios de los productos energéticos, como la electricidad y la gasolina, además de los alimentos no elaborados, como las frutas y las verduras. La inflación subyacente, además de analizar la evolución de los costes de vida, también permite medir los resultados de la política monetaria de un país.

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