El Real Madrid sella la Paz en Champions: tumba al Nápoles y evita a los ‘cocos’ en octavos

Un disparo lejano de Nico Paz mantiene el pleno de victorias de los de Ancelotti en la Liga de Campeones y clasifica a los blancos como primeros de grupo. Rodrygo, Bellingham y Joselu desatascaron un partido que igualaron los napolitanos hasta en dos ocasiones

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Los jugadores del Real Madrid celebran el gol de Nico Paz al Nápoles (REUTERS).
Los jugadores del Real Madrid celebran el gol de Nico Paz al Nápoles (REUTERS).

El Real Madrid consiguió ante el Nápoles su Triple Entente. Ganar el partido, clasificarse como primero de grupo para evitar a las bestias y no engordar la ya de por sí amplia lista de jugadores en la enfermería. Los de Ancelotti siguen imponiéndose, que no sobreviviendo, a las circunstancias. Incluso aunque estas se empeñen en que su destino sea otro. Porque a las bajas de sus dos porteros titulares, Camavinga, Vinicius, Güler, Tchouaméni, Modric y Militao se unió el tempranero gol de Simeone que hacía peligrar el primer puesto.

La respuesta fue tan inmediata como contundente: Rodrygo y Bellingham, a los que los médicos ya pueden proteger por el bien del Madrid, dieron la vuelta al resultado antes del descanso de una noche que no olvidará Nico Paz. Segundo partido en Champions del canterano y golazo para desatascar un partido que había igualado Anguissa. Joselu puso la guinda a un encuentro del que los blancos sacaron dos conclusiones, Rodrygo es un figurón y el lado en el que más brilla es el de Vinicius.

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De Simeone a Rodrygo en menos de un minuto

La noche en la que debían sonreír los Zidane, por el estreno de Theo, tercer hijo de Zinedine, en una convocatoria del primer equipo, la iniciaron esbozando una sonrisa los Simeone al otro lado de la capital tras ver como el mayor de los hijos del Cholo enmudecía el Santiago Bernabéu en los instantes iniciales. Di Lorenzo ganó la espalda a Bellingham en el segundo palo y centro a Simeone, que marcó a pesar de la estirada de Lunin a lo Casillas ante el Sevilla en el Sánchez-Pizjuán que necesitó de la tecnología para tomar una decisión.

Rodrygo celebra su gol ante el Nápoles (REUTERS).
Rodrygo celebra su gol ante el Nápoles (REUTERS).

La alegría, fiel a su temporada, le duró poco al conjunto partenopeo, inmerso en la inestabilidad desde que conquistara el Scudetto hace seis meses. Rodrygo emuló su actuación del Nuevo Mirandilla firmando otro golazo por la escuadra, eslalon mediante, para alimentar el debate su posición. Desde el flanco zurdo los regates le salen solos y sus disparos se besan con la red. Así desterró de manera definitiva la crisis goleadora que llegó arrastrar durante más de dos meses, concretamente desde la primera jornada liguera.

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Bellingham, director de orquesta

El anotado ante el Nápoles prolonga su idilio con la máxima competición europea y le permite entrar en la historia del Real Madrid. Con 18 goles anotados, se sitúa como el brasileño que más goles ha marcado en Champions por delante de Vinicius (17) y Ronaldo Nazario (16) e iguala con Pirri en el décimo puesto del top-10 máximos goleadores históricos del club blanco. Casi nada. De la misma manera que en Cádiz, Bellingham se coló en la fiesta privada de Rodrygo. Atendió a todo: la organización, el mando, la asistencia y el remate.

Bellingham celebra su gol ante el Nápoles (EFE).
Bellingham celebra su gol ante el Nápoles (EFE).

Esta última cualidad la sacó a relucir de cabeza, su virtud menos vista pero igual de efectiva. Lo estacional ya es rutina para el inglés. Nunca antes había marcado 15 goles en una temporada, en Madrid ya los lleva en tres meses y medio. Debajo de su disfraz de todocampista se esconde un goleador nato que calza la misma clase que Zidane. Las palabras se quedan cortas para describir al británico. Su magnitud es tal que el Bernabéu se encogió de hombros cuando le vio tendido en el suelo doliéndose del tobillo. Al final se recuperaron ambos, él y el estadio, que celebró la puesta en escena de otro jugador que está llamado repetir noches de gloria: Nico Paz.

Su disparo desde media distancia desniveló el choque que había conseguido igualar Anguissa. La sonrisa del canterano fue la de todo el Bernabéu que volvió a ponerse de pie para festejar el tanto de Joselu tras su noche más errática. Brahim dio señales de vida, mientras que Ceballos aún no está fino. Pese a todo, el Madrid sigue imponiéndose, que no sobreviviendo.

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