Estamos viviendo en las últimas semanas todo un boom de nostalgia por la década de los 2000. El estreno de Saltburn, la película ambientada en aquella época de la que todo el mundo habla en Estados Unidos o el regreso del universo de Los juegos del hambre, el éxito literario de Suzanne Collins transformado ahora en Balada de pájaros cantores y serpientes, han puesto de manifiesto el regreso a esos años dorados para mucha gente. Años en los que otra saga litetaraia y adaptada al cine cautivó a millones de fans de todo el mundo y volvió a poner de moda a los vampiros, si es que alguna vez dejaron de estarlo.
Así es, estamos hablando de Crepúsculo, la serie de películas basadas en las novelas de Stephanie Meyer que entre 2008 y 2012 monopolizaron la taquilla, acumulando millones de espectadores y convirtiéndose en un auténtico fenómeno popular. Todo empezó con la primera película, Crepúsculo, que estaba dirigida por Catherine Harrdwicke, directora detrás de grandes películasa como Thirteen o Los amos de Dogtown, y que con la adaptación de Meyer asumió su primer gran proyecto, contando con dos jóvenes estrellas como eran por aquel entonces Robert Pattinson y Kirsten Stewart, encargados de dar vida a Edward Cullen y Bella Swan, respectivamente.
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Durante una entrevisa, Hardwicke se mostraba abierta a un reboot de la saga. De hecho, la directora se encargaba de deslizar dos nombres que hoy día están en boca de todos y que según ella serían perfectos para encarnar a la pareja protagonista: Jacob Elordi y Jenna Ortega. “Es increíble. Probablemente hoy sería Edward en una película de Crepúsculo”, afirmaba contundente la cineasta con respecto a Jacob Elordi, quien tras pasar por Euphoria ha comenzado a destacar en el cine con Priscilla, en la que da vida a Elvis Presley, o en Saltburn, la nueva película de otra directora como es Emerald Fennell (Una joven prometedora) y que está dando mucho de qué hablar en Estados Unidos a raíz de su estreno.
Pattinson no era demasiado guapo para el papel
Aprovechando la entrevista, Hardwicke también desvelaba un episodio previo a que se pusiese en marcha el proyecto de Crepúsculo, y no era otro que las dudas del estudio con Robert Pattinson, supuestamente por no ser demasiado guapo para dar vida a Edward Cullen. “Cuando vino a mi casa, tenía un flequillo negro por pelo y estaba un poco fuera de forma porque estaba en el pub todo el tiempo”, confesaba la directora, que fue una de las pocas que realmente apostó por él a pesar de las dudas del estudio.
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“Me llamaron y me dijeron: ‘¿Crees que puedes hacer quedar bien a este tipo?’. Les dije: ‘Sí, lo creo. ¿Has visto sus pómulos? Le vamos a hacer un cambio de imagen en el pelo y en todo y va a empezar a hacer ejercicio y va a estar guapísimo’”. Y al final se demostró que tenía buen ojo, pues hoy día es imposible pensar en Edward Cullen sin hacerlo también en el rostro de Robert Pattinson. Al menos, hasta que Jacob Elordi o algún otro intente emularlo en algún posible reboot.