Un 66% de personas sin hogar tenía empleo y vivía en un piso unifamiliar antes de quedarse en la calle

Cruz Roja atendió en 2021 en España a más de 15.000 personas en su proyecto frente al sinhogarismo

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Una persona duerme a las puertas de una zapatería (Kike Rincon/Europa Press)
Una persona duerme a las puertas de una zapatería (Kike Rincon/Europa Press)

Más de un 66% de las personas sin hogar tendidas por Cruz Roja Española tenían un empleo y vivían en un piso o vivienda unifamiliar antes de quedarse en la calle. Es decir que un “porcentaje significativo” tenían una “situación normalizada” en cuanto a vivienda y empleo antes de caer en una situación de sinhogarismo.

Así se desprende del Boletín sobre vulnerabilidad social de Cruz Roja Española número 29, que aborda la discriminación y la vulnerabilidad social de las personas en situación de exclusión residencial atendidas por la organización. El estudio está basado en grupos focales, entrevistas y una encuesta a 979 personas sin hogar.

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“Entre la vida de muchas personas que carecen de hogar y la nuestra hubo un momento en que no existían grandes diferencias”, ha manifestado la presidenta de Cruz Roja Española, Maria del Mar Pageo, este martes, en la presentación del informe.

Cruz Roja Española atendió en 2031 en España a 15.689 personas en su Proyecto de Atención Integral a Personas sin Hogar y, según revela el estudio, los perfiles son “cada vez más diversos y complejos”.

Así, aunque de los datos se desprende que “la gran mayoría son varones” (el 82% del total) también muestran un incremento del sinhogarismo femenino y de personas jóvenes menores de 30 años, que alcanzan un 18%, cada uno de ellos.

En el caso de las mujeres, desde Cruz Roja alertan de que muchas de las mujeres que acaban en la calle han sufrido, violencia, especialmente violencia de género (13%). Según señala el boletín, algunas de ellas fueron beneficiarias de recursos específicos, incluidas casas de acogida, pero acabaron en una situación de sinhogarismo por el cese de la protección, la incomprensión familiar o la falta de autonomía económica.

En cuanto a la situación previa, el informe refleja que la mayoría de personas sin hogar (71%) se criaron en una familia nuclear (madre, padre y hermanos), frente a un 13% que lo hizo en una familia monoparental y un 19% en otro tipo de hogares, estos últimos teniendo en común la ausencia de la figura paterna y materna.

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Además, 6 de cada 10 personas encuestadas relatan problemas graves o situaciones complicadas antes de su mayoría de edad: precariedad económica, fallecimiento o enfermedad grave de personas de referencia, violencia o abusos sexuales o graves conflictos entre los padres.

En el ámbito educativo, el 71% tiene estudios primarios aunque un 44% no llegaron a completarlos, mientras que un 24% cuenta con estudios secundarios y un 5% tiene estudios universitarios.

Sobre vivienda y empleo, el 66% vivía en un piso unifamiliar, un 15% en una habitación de un piso compartido, un 3% en una pensión, casi un 2% en infravivienda y un 1% en casas ocupadas. Además, un 66% tenía un empleo, de los cuales un 40% en la economía formal y un 25% en la sumergida; el 33% con trabajo a tiempo completo y un 7% con contrato a tiempo parcial.

El estudio de Cruz Roja también rompe con el estereotipo de que las personas extranjeras son las que más viven en la calle, ya que el 53% de las personas sin hogar atendidas por la organización han nacido en España. En cuanto a la edad, el grupo mayoritario es de las personas de 45 a 64 años (51%), y un 18,5% tienen menos de 30 años.

En cuanto a la percepción de su salud entre las personas sin hogar es significativamente peor que la del resto de la población (15,9% frente al 7% afirman que su salud es mala o muy mala). Tanto hombres como mujeres viven mayoritariamente solos, sin pareja en el 88,7% de los casos, y la mayoría sin hijos e hijas, aunque los tengan. El 31% de las personas encuestadas manifiestan que se sienten socialmente aisladas.

Contra el estereotipo dominante, Cruz Roja señala que el consumo de alcohol es ligeramente inferior al de la población general, situándose en el 34,3% entre las personas en situación de calle, frente al 35,1% de la población general.

Ocho de cada diez han experimentado discriminación

Mujer en situación de calle (Pexels)
Mujer en situación de calle (Pexels)

Además, el estudio pone de manifiesto que casi ocho de cada diez personas sin hogar (78,1%) ha experimentado discriminación, destacando la relacionada con la aporofobia (68,3%). Las discriminaciones más graves son llevadas a cabo por personas cercanas (46,8%), pero también afirman haber sentido la discriminación por la administración pública (19,2%) o los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado con humillaciones y trato indigno.

No obstante, solo el 15,5% de quienes han sentido discriminación han acudido a la policía o el juzgado, ya que consideran que es inútil su denuncia (30,9%).

Además, de las mujeres en situación de sinhogarismo, el 21% han sido agredidas sexualmente, el 20% ha sufrido acoso o persecución y el 35% han vivido humillaciones, según el estudio. Los porcentajes, según avisa Cruz Roja, son “sistemáticamente más elevados” que los de los hombres y presentan un mayor grado de exclusión social y deterioro más grave de la salud.

Ante estos resultados, el informe de Cruz Roja destaca la necesidad de abordar el sinhogarismo desde una perspectiva integral, incluyendo la provisión de vivienda, la prevención y la adaptación de servicios a la diversidad social y cultural de las personas sin hogar.

La organización también apuesta por la prevención primaria, para provocar cambios en las estructuras que llevan al sinhogarismo (políticas de vivienda social, protección social, lucha contra la precariedad laboral y sistemas de garantía de ingresos), y prevención secundaria, consistente en identificar a los colectivos de riesgo (mujeres víctimas de violencia de género, infancia y jóvenes bajo el sistema de protección social, personas que reciben altas médicas después de estancias hospitalarias largas, personas que salen de prisión) y detener los procesos de exclusión con actuaciones focalizadas.

(Información de Europa Press)

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