Antonio Méndez Esparza se dio a conocer con Aquí y allá, una película, a medio camino entre el documental y la ficción, que giraba en torno a la emigración en México y gracias a la que consiguió una repercusión inmediata a nivel internacional al ganar el FIPRESCI en la Semana de la Crítica del Festival de Cannes.
Su siguiente proyecto, La vida y nada mas, presentada en la Sección Oficial del Festival de San Sebastián, continuó escarbando en la realidad a través del día a día de una mujer afroamericana, madre soltera y trabajadora, que luchaba por sacar adelante a sus hijos en medio de un entorno hostil.
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La rodó en Estados Unidos, con un presupuesto mínimo y confirmó su sensibilidad a la hora de retratar temas tan delicados como el racismo, la exclusión social o la intolerancia. La cámara de Esparza era capaz de introducirse de forma íntima en estos ambientes, nunca subrayando, sino situando a los protagonistas y sus frustraciones en el centro del relato, de manera sincera y transparente, tan cercana como inevitablemente dolorosa.
Con Courtroom 3H dio un paso más allá en su compromiso con el cine documental de vertiente social al adentrarse en el Tribunal de Familia Unificado de Tallahesse (Florida), especializado en casos en los que hay menores implicados, la única corte en Estados Unidos que se ocupa de forma específica de asuntos relativos a padres e hijos, en los que hay abandono, negligencias o abusos.
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Cambio de registro entre la realidad y el surrealismo cotidiano
Ahora, rompe con cualquier expectativa, saliéndose por completo de la zona de confort que se había construido para adaptar una novela, Que nadie duerma, de Juan José Millás que supone su primera película rodada en España y que se adentra de lleno no solo en la ficción, sino también en el imaginario un tanto onírico del escritor y periodista.
“Yo soy un auténtico devorador de literatura de todo tipo y la novela de Millás la verdad es que me fascinó, porque tenía muchas capas y el personaje femenino era de más rico. Así que, después de la experiencia de Courtroom 3H me apatecía abrazar la ficción de forma total”, cuenta el director a Infobae España.
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En Que nadie duerma conoceremos a Lucía (espectacular Malena Alterio que ha sido nominada por este papel a los Forqué y los Feroz), que acaba de perder su empleo fijo como informática y, de pronto no sabe qué hacer con su vida. Así que decidirá comprar una licencia de taxi y empezar una nueva vida. En medio de esta crisis existencial, conocerá a un vecino del que se enamorará y que de pronto desaparecerá de la faz de la tierra. Ahí comenzará un itinerario casi al borde del delirio.
Mientras recorre las calles de Madrid comenzará a tener clientes fijos, como una productora de teatro a la que interpreta Aitana Sánchez-Gijón y con la que establecerá una extraña amistad. En medio de todo eso, mientras intenta reafirmar su identidad, se instalará a su alrededor un torrente de surrealismo y extrañeza que convertirá esta historia en única y, al mismo tiempo, en adictiva.
Malena Alterio: disciplina, ternura e improvisación
En realidad, el personaje de Lucía, es una mujer constantemente vapuleada tanto por los hombres en particular, como por el sistema en general. “Sin embargo, al mismo tiempo, tiene una vida interior muy rica, en la que está presente la abstracción de la realidad, pero lo que más me interesaba era el absurdo cotidiano que lo impregnaba todo”, continúa.
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En cuanto a Malena Alterio, estuvo ahí desde el principio. Era la primera vez que Méndez Esparza trabajaba con actores profesionales, pero intentó adaptar su estilo a ellos y les dio margen para mucha improvisación. “Yo soy muy fan de los actores españoles de comedia, porque creo que lo que hacen es muy difícil, pero ella, además de disciplinada, tiene una ternura muy especial y es muy natural, no tiene nada de impostado y consiguió que todo el trabajo fuera mucho más fácil y más interesante. Ha sido un acierto, o sea, qué suerte para mí haberla tenido cerca”.
Méndez Esparza reconoce que es un director lento, que le dedica mucho tiempo a cada uno de sus proyectos. “Antes de que me llamaras, estaba escuchando una entrevista a Ridley Scott diciendo que en los cuatro años que Martin Scorsese había tardado en hacer Los asesinos de la luna, él había hecho cinco películas. Yo desde luego, no soy Ridley Scott”, bromea.