Las empresas españolas tienen cada vez más prisa para celebrar la (casi) tradicional cena de Navidad. Los teléfonos empiezan a sonar después del verano y las reservas de última hora son prácticamente una excepción. Los restaurantes han llenado su cupo, sobre todo después del puente de diciembre. Muchos trabajadores, de hecho, han tenido que conformarse con una de las últimas semanas de noviembre para reunirse con sus compañeros. La hostelería espera mejorar las cifras del año pasado y los locales empiezan a introducir ambientación navideña y espectáculos para diferenciarse de la competencia y atraer nuevos clientes. ¿Qué puede salir mal?
Las cenas de Navidad están pensadas fundamentalmente para los empleados, que tienen la oportunidad de estrechar lazos y compartir mesa con sus compañeros fuera del entorno laboral. La idea es fortalecer las relaciones y pasar un buen rato con el resto de la plantilla, pero no todas las cenas tienen final feliz. El año pasado, los abogados de Legálitas publicaron un análisis de los posibles escenarios que pueden provocar, por ejemplo, el despido disciplinario de alguno de los trabajadores, todo en función de su comportamiento durante la reunión navideña.
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La exaltación provocada por el consumo de alcohol y un ambiente distendido puede desatar conflictos entre los trabajadores. Los comensales deben mantener la compostura y no pueden realizar comentarios desafortunados sobre sus compañeros, del mismo modo que tampoco pueden hacer bromas a su costa. El uso indebido de las redes sociales, el exceso de confianza y los efectos del champán pueden jugar una mala pasada. La precaución nunca está de más y son muchos los empleados que se hacen la misma pregunta: ¿puede una empresa despedir a sus trabajadores por un mal comportamiento en la cena de Navidad?
Los insultos, la resaca y el amor, motivos de despido
El grupo Legálitas elaboró recientemente un análisis con los posibles escenarios que pueden acarrear un despido disciplinario en las cenas de Navidad. El ambiente distendido y la excesiva ingesta de alcohol pueden provocar un cambio de actitud en los trabajadores. Los abogados recomiendan no realizar comentarios hirientes con los compañeros y superiores. Esta práctica puede derivar en una sanción, sin embargo, para que el despido sea legal, los insultos tienen que ser reiterados. Las relaciones entre dos personas de la misma empresa no son ninguna novedad, de hecho, dicen que el roce hace el cariño. Ahora bien, cuando la compañía tiene políticas internas al respecto, la formalización de una relación de pareja en el trabajo —sobre todo si existen jerarquías— puede provocar el traslado de uno de los empleados.
La embriaguez habitual y la toxicomanía, cuando repercuten negativamente en la capacidad de trabajo, también reciben la consideración de incumplimiento contractual, según el artículo 54.2 del Estatuto de los Trabajadores. Del mismo modo, la captura de imágenes y grabaciones sin el consentimiento de los protagonistas podría constituir un delito contra la intimidad. La normativa vigente también tiene hueco para la resaca, que suele acompañar después de cualquier cena de Navidad. El número de ausencias y faltas puede ser sancionado con amonestaciones, suspensiones de empleo y con el mismo despido, así que los trabajadores tienen que acudir obligatoriamente a su puesto, independientemente de cómo hayan terminado la noche.