Pedro Sánchez quiere sacar músculo después de varios meses con la incertidumbre sobre la formación de Gobierno tras el 23 de julio y en un contexto de crispación política y social contra la amnistía, en el que los ataques a las “casas del pueblo” del PSOE, especialmente en la ubicada en Ferraz, aunque han menguado, se siguen sucediendo. La cita con las urnas fue un alivio para el líder socialista, pero el partido ha tenido que esperar casi cuatro meses para tirar los cohetes y celebrar la reedición de un Gobierno de coalición progresista junto a Sumar.
En la última cita con las urnas, Sánchez no solo salvó los muebles, sino que mejoró los resultados de 2019 y obtuvo casi un millón de votos más. La imposibilidad de que PP y Vox sumaran mayoría absoluta dejaba la pelota de la gobernabilidad en el tejado de Carles Puigdemont. Tras intensas negociaciones salvaguardadas por la discreción, el PSOE amarró los siete votos de Junts a cambio de una ley de amnistía a los encausados por el procés catalán (afectará a 309 independentistas y 73 policías).
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Ante las incógnitas que se abren con el inicio de este nuevo periodo político, Ferraz ha organizado un gran acto en Madrid para “reivindicar el papel que las Casas del Pueblo desempeñan y agradecer a la militancia su compromiso”, rematan desde el cuartel general de los socialistas, cuyas voces ponen el acento en “las amenazas y las agresiones de los ultras” sufridas en las últimas semanas. El acto tendrá lugar a partir de las 12 horas en IFEMA y, según trasladan fuentes de la dirección, se espera la asistencia de unas 5.000 personas llegadas desde todos los puntos.
La presencia de Zapatero
Además de la intervención del presidente del Gobierno, que llegó a Madrid este viernes después del convulso viaje a Israel, Palestina y Egipto, tomarán la palabra la presidenta del PSOE, Cristina Narbona, y el expresidente del Gobierno y ex secretario general socialista José Luis Rodríguez Zapatero. Precisamente, la asistencia de esta última figura no es baladí.
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A nadie se le escapa el papel activo del exdirigente en defensa de la formación liderada por Sánchez. Su presencia durante la campaña de las generales sirvió como revulsivo, insuflando un optimismo en las filas socialistas más que necesario tras el varapalo del 28-M, además de empujar en la defensa de la amnistía en las últimas semanas. Todo ello en claro contraste con una parte de la vieja guardia encabezada por Felipe González y Alfonso Guerra. Estos y otros antiguos líderes socialistas se han alineado con la derecha en sus críticas a los pactos con los independentistas y han guardado silencio en lo relativo a las protestas ultras que desde hace más de 20 días sacuden Ferraz.
La fiesta de los socialistas se produce casi una semana después de que Sánchez nombrara a los nuevos miembros de su gabinete. Para la elección de estos perfiles, además de los cinco nombres de Sumar, el líder socialista ha echado mano del partido para rearmarse de cara a una legislatura convulsa. De los 22 ministros, 13 ministros seguirán y solo nueve estrenarán el cargo. Y es que, el secretario general socialista dejó poco espacio para las sorpresas, apostando por la continuidad y por consolidar a su núcleo duro.
El papel del PSOE en el Gobierno queda reforzado después de su pérdida de poder territorial tras el 28-M. Sánchez es consciente de la coyuntura, por eso destacó el “alto perfil político para una legislatura de alto perfil político” en su declaración institucional para informar sobre la configuración del nuevo Ejecutivo.
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Una vez deshojada esta margarita, el nuevo Gobierno echa a andar con el objetivo prioritario de eludir la polarización y bajar el diapasón. Y es que, además de la fuerte crispación por la ley de amnistía, alentada por la derecha y la ultraderecha en la calle y en Europa, a este frente se ha sumado otro nuevo desde su propio espectro tras quedar constatada la ausencia de Podemos en el nuevo gabinete.
Los morados amenazan con trasladar sus disputas con Sumar y el PSOE al Congreso, donde están representados por sus cinco diputados a través del grupo parlamentario de Sumar. Fuentes de las dirección de Podemos amenazan con tumbar los Presupuestos una vez lleguen a la Cámara Baja, ya que quieren puentear a Sumar y negociar con el PSOE cara a cara. Los socialistas, por su parte, defienden que estas conversaciones han de producirse en el seno del grupo parlamentario de Sumar.
Más allá de la amnistía, para conseguir la estabilidad de la legislatura, el Gobierno deberá materializar los pactos alcanzados con ERC, Junts, y PNV a través de Presupuestos. Muchas de estas cuestiones comprometidas, como la condonación de la deuda, el traspaso de la Seguridad Social al País Vasco o la reforma pendiente de la financiación autonómica, sin duda despertarán recelo entre las comunidades, las mayorías gobernadas por el PP.
Al margen de las incógnitas que se abren con el inicio de la legislatura, los socialistas quieren aterrizar con este gran evento el éxito que ha supuesto la reedición del segundo Gobierno de coalición, una realidad que no contemplaban las encuestas previas al 23-J. El acto de este domingo busca exhibir músculo y rearmar al partido para lo que venga.