Miércoles 22 de noviembre, primera hora de la tarde, la vallecana calle Payaso Fofó es transitada por más transeúntes de lo normal. Todos ellos la recorren bajo una misma premisa: conseguir una entrada para ver el Rayo-Barça de este sábado en el Estadio de Vallecas. “¿Eres el último, verdad? Madre mía, la que nos espera”, le dice un aficionado a otro con Infobae España como testigo de la situación cuando ve la cola que tiene al llegar a la taquilla. Menos de 24 horas antes de que se produjera esta conversación, el club vallecano informaba a través de sus redes sociales que a las 17.00 horas del miércoles comenzaría la venta de entradas en taquilla, la única forma de conseguir un asiento para el partido.
“Es una vergüenza que en pleno siglo XXI ocurra esto y no haya venta online. Inexplicable. Tenemos un proceso de venta muy arcaico, no lo he visto en ningún club de Primera División en España y me atrevería a decir que en todo el mundo”, explica a Ángel a Infobae España. “Sabíamos que iba a haber muchas colas y largas horas de espera, pero es que llevamos aquí más de una hora y solo hemos avanzado tres árboles. Todo esto es un desastre”, añade José, su amigo y compañero de trabajo con el que lleva viendo los partidos del Rayo desde que se conocieron.
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La taquilla, único nexo entre club y afición
Ambos, al igual que toda la afición rayista, sufre la precariedad de los recursos ofrecidos por el club a la hora de poner las entradas a la venta y realizar cualquier comunicación con los aficionados. Sin servicio de venta online, ni teléfono de atención al aficionado y con la taquilla como único nexo entre club y aficionado, las colas van llenándose de gente descontenta con la gestión a medida que va avanzando el día. “Ni queriendo se gestiona peor un club”, coinciden Ángel y José, quienes fueron al estadio de Vallecas preparados para echar el día: con bocadillo en mano.
A la arcaica organización se añade el precio de las entradas, entre 70 y 250 euros, como nuevo foco de incendio. “Este es el fútbol actual, inaccesible para los aficionados. Antes venía con mi padre y por 50 pavos teníamos dos entradas, ahora por ese precio no tienes ni una. Los aficionados somos los que sostienen el fútbol, pero no piensan en nosotros ni en las circunstancias que rodean al país. No tienen en cuenta la bajada generalizada de los sueldos ni el encarecimiento de bienes de primera necesidad mientras su bolsillo esté lleno... Es entendible que contra Barça, Real Madrid y Atlético sea más caro de lo normal, pero no hay que pasarse”, explica Ángel.
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Venta de localidades duplicadas, errores en el tipo de abono y juntas de aficionados
La venta de entradas del Rayo-Barça es el último ejemplo de una arcaica organización cuyos errores alcanzan todo tipo de estatus. Otro aficionado y socio rayista, de 26 años, debería estar abonando la cantidad correspondiente a adulto, ya que la edad joven finaliza a los 25 años, sin embargo, un problema en la plataforma del club a la hora de renovar el abono le ha impedido modificar su condición y afronta la temporada bajo una condición que no le corresponde. “Ni siquiera tengo la opción de cambiar mi rango de edad, es un descontrol”, explica este hincha al que el año pasado el club vendió como entrada el asiento que él paga como socio. “La temporada pasada yo estaba en mi asiento, el que indica mi carnet, y vino otra persona que tenía el mismo sector, fila y asiento. Habían vendido localidades duplicadas, no se enteran”, afirma.
Intenta comunicar con el club, pero no lo consigue, ni él ni ningún aficionado vallecano que quiera resolver su situación. pero en Vallecas, a problemas soluciones. Todos arriman el hombro para ayudarse los unos a los otros. “Me da miedo cada vez que tengo que hacer una gestión. El método de comunicación más efectivo es hablarlo con otros aficionados. Cuando pasa algún problema, si ya le ha pasado a alguien, es mucho más útil que esa persona lo comunique a estar esperando una respuesta del club. De hecho, en la redes sociales del club está reflejado. Un aficionado pregunta algo, la cuenta oficial no responde, y acude otro hincha que ya ha pasado por ese problema y aporta la solución. Para enterarte de las cosas previamente le ha tenido que pasar a otra persona y que te lo diga, es lo más útil”, finaliza. Al final, tras varias horas de cola, Ángel y José se van a casa con las entradas para el partido, sabiendo que este sábado podrán volver a disfrutar de su Rayo, pero tras asumir como rutina un método de organización arcaico y lento.