El incremento de la tasa de morosidad es uno de los principales riesgos al que se enfrentan los bancos y, aunque todavía permanece baja, está repuntando debido a la subida de los tipos de interés, entre otros catalizadores. Según los últimos datos del Banco de España, la tasa de mora del sector financiero se situó en agosto en el 3,56% frente al 3,53% que marcó en julio.
Pero irá a más, reconocen los analistas, en un entorno de crecimiento económico débil, con una elevada inflación y tensiones geopolíticas crecientes. Esta tormenta perfecta puede producir un deterioro en la calidad del riesgo de crédito que afectará a la banca. Para hacerle frente, el Banco Central Europeo y el Banco de España no se cansan en recomendar a los bancos que sean “prudentes” y aprovechen los beneficios obtenidos tras la subida de los tipos de interés para aumentar sus provisiones con las que cubrir futuros impagos.
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La última en repetir esta recomendación ha sido la subgobernadora del Banco de España, Margarita Delgado, que en un encuentro organizado este miércoles por la Asociación Española de Banca reconoció que, a pesar de que la banca europea y española es “robusta”, con unos mejores ratios de capital, una buena situación de liquidez y una mejor gobernanza, “dada la incertidumbre reinante, es de esperar un deterioro de la calidad crediticia y, por ello, los supervisores recomendamos que los bancos refuercen sus políticas de provisiones”.
A su juicio, en el actual “entorno de tipos se hace necesario que las entidades presten especial atención a la gestión del riesgo de tipo de interés”, ya que “una mala gestión del mismo puede llevar a las turbulencias que sufrimos hace unos meses provocadas por la crisis de la banca norteamericana mediana”.
No es la única en instar a los bancos a aumentar sus provisiones. Esta misma semana lo ha hecho el vicepresidente del BCE, Luis de Guindos, que en la presentación del Informe de Estabilidad Financiera de noviembre de la eurozona, les recordó que “las débiles perspectivas económicas junto con las consecuencias de la alta inflación están poniendo a prueba la capacidad de las personas, las empresas y los gobiernos para pagar su deuda”, por ello, considera “fundamental mantenerse alerta” mientras la economía de la zona euro esté inmersa en un entorno de tipos de interés altos y de mayor incertidumbre generada por las tensiones políticas.
Más de 42.000 millones de préstamos morosos
Según los analistas, la desaceleración de la economía en la zona euro tendrá un impacto en la solvencia de las familias y de las empresas, lo que unido a un periodo todavía largo en que los tipos de interés seguirán altos -ahora están en el 4,5%-, puede producir ajustes al alza del coste de financiación de los bancos que empeore la calidad del riesgo de crédito. En este escenario consideran “esencial” que los bancos “desarrollen una política prudente de planificación de provisiones y de capital para afrontar una mora más elevada”.
Según datos del Banco de España, la cartera de préstamos morosos en agosto fue de 42.100 millones de euros y las provisiones alcanzaban los 30.229 millones de euros, 127 millones más que en julio. No obstante, están en mínimos de los últimos años y siguen bajando, como refleja que en agosto de 2022 alcanzaban los 32.981 millones, 2.752 millones más que este año.
Esta merma se debe a que a los bancos les cuesta aumentar sus provisiones y seguir la recomendación de los supervisores. La razón es que para compensar el riesgo de crédito, el banco estima la pérdida que podría sufrir en el futuro a causa del préstamo y debe registrar una provisión por la cantidad correspondiente.
Esto significa que el banco contabiliza una pérdida vinculada al préstamo antes de que se produzca, o, lo que es lo mismo, cuando registran una provisión, reconocen una pérdida y, en consecuencia, reducen su capital en la cantidad que no podrán cobrar del cliente.