‘Camilo Superstar’: la serie sobre Camilo Sesto que abraza el subproducto sin complejos

La ficción de Atresplayer, ‘Camilo Superstar’ ofrece una visión camp del ídolo de la canción lírica española que revolucionó el panorama del ‘tardofranquismo’ con su versión el musical de Andrew Lloyd Webber

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Tráiler oficial de 'Camilo Superstar'.

¿Quién era Camilo Sesto? Eso es a lo que parece querer responder Camilo Superstar esta nueva serie que puede verse en Atresplayer, dirigida por Curro Novallas, escrita por Marta Betoldi y Tatiana Rodríguez y que se inserta dentro de la nueva ola de biopics en torno a figuras representativas de la cultura o la farándula de nuestro país que han dejado, de una forma u otra, su huella dentro del imaginario colectivo.

De hecho, este año hemos vivido un auténtico boom en este sentido: de Cristo y Rey (sobre la relación entre Ángel Cristo y Bárbara Rey), a Bosé (Miguel Bosé), pasando por Nacho (alrededor del actor porno Nacho Vidal).

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Volviendo a la pregunta inicial, ¿quién era Camilo Sesto?, lo cierto es que su figura siempre se ha revestido de un hálito de misterio y, quizás, por esa razón, este acercamiento produce cierta curiosidad morbosa.

Camilo Blanes Cortés, más conocido como Camilo Sesto, alcanzó la fama en los años setenta y se convirtió en un ídolo juvenil gracias a baladas (como Algo de mí) en las que ponía de manifiesto sus cualidades vocales. Pero el artista no quería quedar encasillado como un ‘baladista’ más y, por eso, puso todo su empeño en cambiar el rumbo de su carrera.

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Revolución política a través del género musical

Es lo que explica el primer episodio de Camilo Superstar, que comienza con el estreno de lo que se convertiría en su gran hito a nivel tanto personal como profesional: traer a la España del ‘tardofranquismo’ el musical de Andrew Lloyd Webber, Jesucristo Superstar, algo que no dejaba de resultar subversivo para el momento social que se vivía.

Así empiezan los primeros compases, con una multitud de personas que intentan boicotear este estreno en Madrid por considerarlo blasfemo (algo que resuena en la realidad actual), para después ir recorriendo algunos de los momentos cruciales para el artista a través de la relación con su representante (al que encarna Óscar de la Fuente), más preocupado en ganar dinero que en las propias necesidades del artista.

Un fotograma de 'Camilo Superstar', ficción de Atresplayer sobre Camilo Sesto
Un fotograma de 'Camilo Superstar', ficción de Atresplayer sobre Camilo Sesto

Alejandro Jato, que encarna de forma esforzada a Camilo Sesto en lo que supone su primer protagonista, declaraba que no se trataba de un biopic al uso, ni tampoco de una serie musical, sino una ficción inspirada en él y que abarca solo unos pocos años, de 1972 a 1976, para lo que se utiliza una narración fracturada que nos lleva de un año a otro a lo largo de cuatro capítulos de una duración aproximada de media hora.

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En el reparto también encontramos a Pepe Ocio (su primer road manager), Adrián Lastra como Teddy Bautista, Javier Godino, que interpreta al director teatral Jaime Azpilicueta, y a Vito Sanz en la piel de Nacho Artime, periodista de la Cadena Ser.

Placer culpable ‘camp’

Como no podía ser de otra manera, otros nombres del panorama musical de la época que tuvieron relación con el protagonista, también aparecen representados, como es el caso de Ángela Carrasco (Natalia Sánchez) o Paloma San Basilio (Elena Rivera), incluso Lucía Bosé (la modelo Eugenia Silva en su primera aparición como actriz).

Por el momento, al menos en su primer capítulo, lo que ofrece Camilo Superstar, más allá de una revisión histórica del momento o de la propia figura del artista, es un espectáculo camp, retro, tan divertido como falto de profundidad, quizás autoconsciente, separándose de la fingida relevancia de otros subproductos que intentan alcanzar una categoría equivocada a base de pretensiones. Afortunadamente aquí no encontramos eso, solo jolgorio y cancaneo, una forma lúdica de acercarnos a un personaje que más tarde se convertiría en una entidad anacrónica y torturada, fruto de los designios malévolos del mundo del espectáculo.

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