Sánchez se rearma con un Gobierno diseñado para apagar incendios y relanzar al PSOE

Pedro Sánchez inaugura su tercer mandato en medio de un clima muy crispado. La coyuntura política, social y judicial obliga al líder socialista a rearmarse para apagar los incendios ya iniciados y los venideros, que llegarán. La tormenta desencadenada por los acuerdos políticos con los independentistas para superar la pantalla de la investidura, con la amnistía como punta de lanza, ha sido solo un aperitivo ante un periodo convulso y una legislatura que se antoja compleja.

Más PSOE y menos perfiles técnicos o independientes. Sánchez ha echado mano del partido para articular su gabinete, en el que 13 ministros seguirán y solo nueve estrenarán el cargo. Atrás quedaron los anuncios grandilocuentes de ministros. El secretario general socialista ha dejado poco espacio para las sorpresas, apostando por la continuidad y por consolidar a su núcleo duro.

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María Jesús Montero y Félix Bolaños, grandes artífices de la mayoría de la investidura y con una vasta experiencia en llegar a acuerdos, han visto aumentado su peso en el Ejecutivo. La primera ha sumado la cartera de la Vicepresidencia Cuarta, y el segundo ha incorporado Justicia. Pilar Alegría ha dado un paso más en su carrera ascendente iniciada en Ferraz como portavoz de la Ejecutiva socialista hasta llegar a ser la cara y la voz del mismo Ejecutivo.

Pese a no tener cargos en el partido (pero sí estar incluidos en las listas), el matrimonio de Margarita Robles y Fernando Grande-Marlaska con el PSOE supera las Bodas de Madera (cinco años) al repetir como ministra de Defensa y del Interior, respectivamente. Nadia Calviño y José Luis Escrivá siguen contando con la confianza de Sánchez, cuyo perfil técnico inicial ha dado una vuelta de tuerca durante el último lustro dada su implicación en las dos últimas campañas electorales.

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Por otro lado, Teresa Ribera, Diana Morant, José Manuel Albares, Luis Planas e Isabel Rodríguez siguen compartiendo silla en el Consejo de Ministros, cuyos integrantes prometen su cargo este martes en Zarzuela. Aunque esta última deja de ser portavoz del Gobierno, sustituye su cartera de Política Territorial por Vivienda, uno de los principales principales pilares que aspira consolidar el nuevo Ejecutivo ante el elevado precio de los pisos y del alquiler.

En el plano de los nuevos rostros, el salto a la Moncloa de Óscar Puente ya ha puesto en guardia al PP por ser el azote socialista en la investidura fallida de Alberto Núñez Feijóo. El nombramiento de Elma Saiz como ministra de Seguridad Social rompe la tradición de designar a perfiles técnicos para esta importante cartera. Asimismo, el PSOE recupera el Ministerio de Igualdad con una desconocida Ana Redondo al frente. En su caso, su bajo perfil busca revertir el elevado foco político y mediático depositado en esta cartera por la presencia de Irene Montero. El expresidente canario Ángel Víctor Torres, como ministro de Política Territorial y Memoria Democrática, y el exalcalde de Barcelona, Jordi Hereu, como titular de Industria y Turismo, completan la lista de ministros socialistas.

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Sánchez apuesta por la continuidad de hasta 13 ministros y, sumada a los nuevos rostros, el papel del PSOE en el Gobierno queda reforzado después de su pérdida de poder territorial tras el 28-M. Sánchez es consciente de la coyuntura, por eso destacó el “alto perfil político para una legislatura de alto perfil político” en su declaración institucional para informar sobre la configuración del nuevo Ejecutivo.

Y es que, más allá de la oposición a la amnistía por tierra, mar y aire, que promete extenderse en el tiempo, para conseguir la estabilidad de la legislatura, el Gobierno deberá materializar los pactos alcanzados con ERC, Junts, y PNV a través de Presupuestos. Muchas de estas cuestiones comprometidas, como la condonación de la deuda, el traspaso de la Seguridad Social al País Vasco o la reforma pendiente de la financiación autonómica, sin duda despertarán recelo entre las comunidades, las mayorías gobernadas por el PP.

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El presidente confecciona así un equipo compuesto por “personas capaces de gestionar, pero también de llegar a acuerdos y explicarlos públicamente”, tal como relató desde la Moncloa. Con este compromiso, Sánchez tratará de poner en marcha una de las principales lecciones que extrajo de su anterior mandato, en el que el ruido interno se antepuso a la difusión de la gestión.

Sánchez priorizará “el diálogo y la negociación en una legislatura que va a ser clave para la cohesión social y territorial de España”, y en la que las mayorías deberán tejerse ley a ley, decreto a decreto. El carácter plurinacional une a todas las formaciones que componen la mayoría de la investidura, cuya estabilidad será la estabilidad de la legislatura que echa a andar.