España ya ha tenido la suficiente representación en la NBA como para poder hablar de franquicias fetiche y malditas para los nuestros. Si hubiese que elegir una especialmente dada a la tragedia, esa sería los Portland Trail Blazers: el nulo protagonismo de Fernando Martín y Víctor Claver; los vaivenes de Rudy Fernández y Sergio Rodríguez, que se quedaron con un sabor de boca más amargo que dulce, y el hecho de que Pau Gasol fichó por los de Oregón y ni siquiera pudo vestir su camiseta. Al menos, el mayor de los hermanos por excelencia del baloncesto nacional también puede dar fe de cuál es el equipo estadounidense al que los jugadores españoles se han adaptado siempre como anillo al dedo: los Memphis Grizzlies. Allí donde Santi Aldama, por seguir con la tradición, destaca ahora.
El ala-pívot canario es, en estos momentos, el único español con presencia en la mejor liga del mundo: Usman Garuba pertenece a los Golden State Warriors, pero está relegado a su filial de la G-League, y Ricky Rubio, que estaba en los Cleveland Cavaliers, se ha apartado de la canasta de forma indefinida. Pero Aldama puede cargar con este peso sobre sus hombros, tal y como está demostrando en el arranque de su tercera temporada en Estados Unidos: en apenas siete encuentros, ha dejado claro que este puede ser su año de consolidación en Tennessee.
Te puede interesar: La millonaria cantidad de dinero que tendrá que pagar la FIFA al Barça
El protagonismo que atesora alcanzó su momento culmen, hasta la fecha, este domingo, cuando una de las grandes promesas españolas cuajó la actuación más sobresaliente que se le recuerda en la competición de referencia de su deporte: 28 puntos, 12 rebotes y seis asistencias. Hubo derrota por la mínima de sus Grizzlies contra los Boston Celtics (100-102), en el tercero de una serie de partidos especialmente sonados de Aldama. Porque, además, hizo un 17-10-3 ante los San Antonio Spurs (victoria por 120-108) y un 24-5-4 frente a Los Angeles Lakers (Memphis cayó por 107-134).
Son la constatación de que está listo para brillar como nunca allí, y los números lo atestiguan, porque superan todo lo cosechado anteriormente: 14,7 puntos, 6,4 rebotes, 2,6 asistencias y 16,3 de valoración por choque, con un porcentaje efectivo de acierto en tiros de campo del 53,9%. Ya nadie se acuerda del esguince de tobillo que impidió a Aldama ser de la partida con los Grizzlies hasta el pasado 6 de noviembre.
Te puede interesar: Alcaraz avisa a Djokovic y al mundo nada más terminar su temporada
“Creo que en cuantas más posiciones puedas jugar, en cuantas más situaciones puedas estar, es genial. Obviamente, tengo suerte de tener compañeros de equipo y un cuerpo técnico que confían en mí”, valoró el internacional español, cuya polivalencia en la cancha (puede ser alero y pívot si es necesario) resulta especialmente valiosa. Así pues, continúa el idilio de los Grizzlies con los baloncestistas del país de la piel de toro.
El legado de los Gasol y Navarro
Los Memphis Grizzlies importaban poco o nada en España hasta la campaña 2001-2002, cuando Pau Gasol aterrizó en los que fueran los dominios de Elvis Presley y cambió la historia de la franquicia: Rookie (novato) del Año en su estreno, All-Star en 2006, tres presencias en los playoffs, máximo anotador y taponador mientras estuvo allí… Nada de lo que vino después en los Lakers, anillos incluidos, habría sido posible sin esas seis temporadas y media defendiendo los colores de los osos.
En sus últimos meses en Memphis, Gasol resultó un cicerone inmejorable para su amigo del alma, Juan Carlos Navarro. Sólo estuvo en la NBA en el curso 2007-2008, pero dejó huella: la incidencia que tuvo en el tiro le llevó a ser el segundo novato de la historia de la NBA, hasta entonces, con más triples anotados: 156. Lo jugó todo (los 82 duelos de rigor) y con estadísticas muy decentes: 10,9 puntos, 2,6 rebotes, 2,2 asistencias y 11,9 de valoración, con un 50,4% de porcentaje efectivo tirando.
La fórmula Gasol volvió a funcionar a las mil maravillas en el caso de Marc. Entre 2008 y 2019, fue Mejor Defensor, tres veces All-Star y elegido en el primer y segundo mejor quinteto del campeonato jugando para los Grizzlies, con los que alcanzó las finales de la Conferencia Oeste en 2013. Al igual que le ocurrió a Pau, acabó en lo más alto de la NBA, y buena parte de culpa la tuvo su etapa en Memphis.
Todavía es pronto para saber si Santi Aldama estará tocado por la misma varita mágica de forma prolongada al calor del FedExForum, pero la buena sintonía cuando alguien de La Familia se enfunda la camiseta de los Memphis Grizzlies es patente. Eso sí, la cosa necesita mejorar y mucho a nivel colectivo: el equipo marcha antepenúltimo en el Oeste.