A estas alturas poco o nada nuevo se puede descubrir y añadir sobre Pedro Sánchez. Todo en el presidente es de sobra conocido: su infinita resistencia, sus dotes de estratega y, también, ese punto de discreción que le rodea cuando afronta el momento de tomar decisiones de peso. Ahí, en el silencio y su círculo de máxima confianza, ha definido Sánchez el que será su nuevo Gobierno de cara a la presente a la legislatura. El líder socialista, que anunciará este lunes los nombres que compondrán el Ejecutivo, ha estado ultimando los todos los detalles hasta prácticamente última hora de ayer, especialmente en lo relativo al número y la composición final de carteras, tal y como reconocían fuentes próximas a la dirección socialista.
De hecho, las mismas voces aseguraban que, por la manera de proceder de Sánchez, extremadamente reacio a las filtraciones, era bastante probable que trasladara alguna comunicación en último momento, es decir, durante la mañana de hoy, solo un par de horas antes de su comparecencia. El secretismo ha sido tal durante las últimas horas que muchos colaboradores de importantes ministros ni sabían ni preguntaban nada, conscientes de la incomodidad de la rumorología y de la escasa información que iba saliendo del presidente y su entorno desde la investidura.
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En medio del silencio, todos coincidían ya en un punto que parecía evidente a finales de la semana pasada: Sánchez descartaba una gran revolución y mantenía, por tanto, a su núcleo de confianza en el Ejecutivo. Así, nadie duda de la continuidad del ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, y la ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera.
Tampoco parece haber dudas con Pilar Alegría, que ha ocupado la cartera de Educación, y tampoco con Nadia Calviño. La ministra de Economía repetirá salvo sorpresa pese a su posible salto al Banco Europeo de Inversiones el próximo mes. Según apunta una fuente cercana, ella veía con buenos ojos repetir a la espera de la decisión final en Europa, al tiempo que Sánchez no tenía ninguna intención de apartarla. En este grupo parece que estará también José Manuel Albares, ministro de Exteriores, pese a que ninguna de las voces consultadas se atrevía a confirmarlo al cien por cien.
Salidas y algún as bajo la manga
Del mismo modo, Sánchez llegaba al fin de semana con un par de salidas totalmente cerradas. De hecho, la idea inicial era incluso haber comunicado todo oficialmente entre el sábado y el domingo, pero las discrepancias con Podemos trastocaron los planes. Así, entre los cargos socialistas que no repetirán están la ministra de Transportes, Raquel Sánchez, y la de Justicia, Pilar Llop.
Tampoco seguirá Miquel Iceta, hasta ahora al frente de Cultura y Deportes, aunque alguna de las fuentes consultadas le colocaba en alguna quiniela para otra cartera. Con el paso de las horas, esta opción parecía casi prácticamente descartada. Lo mismo sucede con la continuidad del ministro de Sanidad, José Manuel Miñones, y el de Industria, Héctor Gómez, más fuera que dentro, como José Luis Escrivá (Inclusión, Seguridad Social y Migraciones). Muchas más opciones de repetir en el Ejecutivo tienen Isabel Rodríguez y Diana Morant, al frente de Política Territorial y Ciencia, respectivamente, en el último tramo de la anterior legislatura.
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Para suplir estos nombres, Sánchez apostará mayoritariamente por perfiles políticos, si bien algunas fuentes socialistas sospechan que puede haber alguna sorpresa. “Es muy del presidente guardarse un as bajo la manga”, apuntan. Eso sí, no se atreven a dar ni un solo nombre como seguro, ni siquiera el de Óscar Puente, en la mayoría de las quinielas para entrar. Todo elucubraciones, por ahora.