Félix Bolaños (Madrid, 1975) era uno de los pocos nombres cuya continuidad se daba por garantizada en el nuevo Gobierno de Pedro Sánchez con Sumar. Cuando el presidente del Gobierno ha justificado la composición de su gabinete por su “alto perfil político” para “una legislatura de alto perfil político”, es imposible no pensar en el encargo a Bolaños, que pasa a ser el superministro.
El madrileño, licenciado en Derecho por la Universidad Complutense de Madrid, fue el número uno de su promoción tanto en el Curso General de Abogacía de la Escuela Práctica Jurídica como en el Curso Especial de Derecho Laboral de la Escuela de Práctica Jurídica. Así se recoge en su carta de presentación al frente del ya antiguo Ministerio de la Presidencia, Relaciones con las Cortes y Memoria Democrática.
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En esta nueva andadura, la cartera memorialista quedará en manos del nuevo ministro de Política Territorial, Ángel Víctor Torres, pero Bolaños conservará la de Presidencia y Relaciones con las Cortes e incorporará Justicia. Su superministerio le conecta con las tres patas de los poderes del Estado, haciendo justicia con la labor desempeñada de manera oficial y en la sombra.
Además del ascenso de la ministra de Hacienda y Función Pública, María Jesús Montero, a la Vicepresidencia, Bolaños es quien más ha visto crecer su poder en el Gobierno de Sánchez, en el que ha seguido las órdenes del secretario general del PSOE desde hace más de cinco años. Ejerció como secretario general de la Presidencia del Gobierno desde junio 2018 hasta que fue nombrado ministro de la Presidencia, Relaciones con las Cortes y Memoria Democrática en julio de 2021.
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Desde 2008 hasta esa parte, ocupó el puesto de Letrado del Banco de España y, posteriormente, fue nombrado jefe de la división de Asesoría Jurídica Laboral y Documentación Jurídica. En el PSOE, pasó por la asesoría jurídica del PSOE en Madrid y ayudó a Ferraz en las cuestiones jurídicas desde la segunda etapa de Sánchez al frente del partido. En la actualidad, ocupa un puesto en la Ejecutiva como secretario para la Reforma Constitucional y Nuevos Derechos.
Esta supercartera le otorgará un papel fundamental en esta nueva etapa política, que comienza crispada por la ley de amnistía. El propio Bolaños contribuyó al diseño de la medida de gracia para que en un futuro, cuando se apruebe en las Cortes, pase el filtro del Tribunal Constitucional. Si bien, dada la contestación política, social y judicial, Bolaños se ha erigido como el referente para explicar el olvido penal a los encausados por el procés catalán.
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Ante la previsible extensión de esta polémica en el tiempo, el ministro será el principal defensor de la amnistía, tanto en España como en Bruselas. Por lo pronto, tiene entre sus principales tareas reunirse con la vicepresidenta de la Comisión Europea, Věra Jourová, y el comisario de Justicia europeo, Didier Reynders, para ofrecer los detalles de un texto “radicalmente constitucional”, como apostilló recientemente.
Hacedor de importantes decisiones
Al margen de la amnistía, la cartera de Justicia es un área clave por la renovación del órgano de gobierno de los jueces (CGPJ), aún pendiente desde hace cinco años. Pese a no ser ministro de Justicia, asumió gran parte de las negociaciones con el PP para acometer esta importante tarea constitucional. No fue posible con Casado ni tampoco lo ha sido por ahora con Feijóo al frente de la oposición a pesar de que hace poco más de un año se llegó a rozar el pacto con la yema de los dedos.
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Alejado del foco público, el diputado socialista ha formado parte de las principales decisiones por las que Sánchez pasará “a la historia” al frente de la Moncloa, como fue la preparación de los indultos a los políticos catalanes o la exhumación de Franco del Valle de los Caídos. En el Congreso, Bolaños tirará de su experiencia como fontanero para desencallar las futuras negociaciones en el Congreso en el marco de una legislatura que se antoja complicada.
Con una basta experiencia en la coordinación de los ministerios y en acercar posturas entre los socios de la coalición, Bolaños afronta la tarea de seguir tejiendo la mayoría que encumbró a Pedro Sánchez la semana pasada. Será un reto difícil porque las diferentes fuerzas que la forman, unidas por el carácter plurinacional, compiten entre sí en sus respectivos territorios, lo que encarecerá los votos para las futuras votaciones en la Cámara Baja.
Desde el pasado 23 de julio, Bolaños se puso manos a la obra para conseguir la mayoría absoluta de la que dependerá la estabilidad de la legislatura. Su filosofía de vida es negociar pacto a pacto, con la discreción por bandera. En términos periodísticos, “da poco de comer” a los periodistas a pesar de forjar su carrera en el diálogo.