La guerra entre Sumar y Podemos está al rojo vivo. El equipo de la vicepresidenta segunda del Gobierno en funciones, Yolanda Díaz, propuso a primera hora de la tarde del viernes que el Secretario de Estado de Derechos Sociales, Nacho Álvarez, ocupara el ministerio con el mismo nombre en la nueva legislatura. A cambio, debían “cesar los ataques políticos”.
Belarra, rápidamente, escribió un hilo en X, explicando que rechazaban la propuesta al venir impuesto el nombre desde el equipo de Díaz. Esta guerra, finalmente, ha acabado con la dimisión de Álvarez, movimiento que ambas partes han lamentado, pues han reconocido su valía.
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Álvarez es economista y ha sido, hasta el viernes, uno de los principales perfiles de Podemos. Es más, en 2015, bajo la dirección de Pablo Iglesias, le presentaron como potencial ministro de Economía. Un perfil ministeriable que, en 2023, la dirección de los morados ha descartado de plano, circunstancia que ha llevado al economista a dejar su puesto en Podemos y la primera línea política por “la falta de confianza”.
Agradezco la confianza que @Yolanda_Diaz_ deposita en mí, pero no puedo aceptar ser ministro del Gobierno si la dirección de mi organización no lo aprueba.
— Nacho Álvarez (@nachoalvarez_) November 17, 2023
En mi cultura política no es concebible aceptar un cargo al margen de la organización de la que uno forma parte. pic.twitter.com/wTUvTqJ5Jj
El secretario de Estado ha sido uno de los perfiles que más tiempo ha permanecido en Podemos, desde su fundación en 2014, hasta este mismo viernes, cuando la guerra pírrica en el espacio a la izquierda del PSOE se ha llevado al secretario de Estado por delante. Además, ha sido uno de los integrantes de la formación mejor valorados por el resto de espacios políticos.
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En los últimos años, ha sido uno de los grandes defensores de la estrategia de Yolanda Díaz, aunque nunca ha desautorizado a su formación, por esta razón, se había convertido en uno de los pocos perfiles que podrían haber funcionado de puente entre ambos partidos, en vez de eso, ha terminado saliendo de forma abrupta.
Se puso al frente como número dos del Ministerio de Derechos Sociales cuando Pablo Iglesias dimitió y la actual secretaria general de Podemos, Ione Belarra, entonces secretaría de Estado de Derechos Sociales, ascendió a ministra. Su labor al frente del departamento ha sido impulsar y supervisar las políticas destinadas a mejorar las condiciones y derechos sociales de la ciudadanía, abordando cuestiones cruciales como la pobreza, la desigualdad y la inclusión social.
Su acción en el Gobierno ha destacado por el carácter progresista de sus políticas públicas y su compromiso con la justicia social. Las principales medidas que ha puesto en marcha han ido enfocadas en buscar reducir las disparidades económicas y mejorar el acceso a servicios básicos en una coyuntura marcada por los efectos de la pandemia y con el objetivo puesto en establecer políticas sociales sólidas que permitan ayudar a la ciudadanía. Su papel como Secretario de Estado de Derechos Sociales le ha permitido colocarse en una posición estratégica para contribuir al diseño y la implementación de políticas públicas de marcado carácter progresista.
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El último movimiento de Álvarez, dimitiendo de todos sus cargos en Podemos y anunciando públicamente que no aceptaría un cargo que su formación no avalara, abre un nuevo escenario en la batalla entre los morados y Sumar. Una nueva pantalla a días o, incluso, horas de que Sánchez anuncie los nombres de los nuevos ministros que compondrán el Consejo de Ministros de su tercer Gobierno, el segundo de coalición con la izquierda alternativa.