Una de las ciudades antiguas mejor conservadas del mundo: un paseo entre ruinas impresionantes y monumentos históricos

Convertida en Patrimonio de la Humanidad en 2015, destaca por su buen estado de conservación y unas construcciones que impactan a los visitantes

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Ruinas de la Biblioteca de Celsus, ubicada en Éfeso, Turquía. (Shutterstock)
Ruinas de la Biblioteca de Celsus, ubicada en Éfeso, Turquía. (Shutterstock)

¿A quién no le gustaría poder huir de la rutina? Hacer las maletas y disfrutar de un buen viaje es el deseo de un sinfín de personas, sobre todo ahora, con las vacaciones de Navidad a la vuelta de la esquina. Ya sea por España o el extranjero, adentrarse en un nuevo lugar y hacer un recorrido por la historia siempre es buen plan. Y, quienes quieran volver al pasado (aunque sea de forma temporal) y soñar entre ruinas, deben apuntar en su lista de destinos pendientes una de las ciudades antiguas mejor conservadas del mundo, ubicada en Turquía.

Son muchas las joyas de la Humanidad que se localizan en distintos puntos del mundo. Todos aquellos que quieran descubrir las huellas que han dejado las civilizaciones pasadas, deberían visitar esta ciudad turca. Tal es su importancia en la historia que, incluso, se menciona en la Biblia. Además, tienen diversas peculiaridades que hacen de este un lugar de cuento.

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De centro religioso, cultural y comercial a ciudad en ruinas

Situada en el oeste de Turquía, a orillas del mar Egeo, se encuentra Éfeso, cuya principal seña de identidad son las ruinas que alberga y que se han convertido en un auténtico hito en la historia. Es un legado impresionante que ha llegado a la actualidad en muy buen estado de conservación, tal y como explican en uno de los libros de la editorial Lonely Planet.

Esta ciudad fue durante siglos un importante centro religioso, cultural y comercial por el que pasaron diferentes civilizaciones: cimerios, persas, romanos, godos, árabes… Esto no es de extrañar si se tiene en cuenta que es la puerta de entrada hacia Asia Menor y un importante puerto comercial con salida al mar Egeo y a todo el Mediterráneo.

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Pese a que muchas leyendas han tratado de explicar el origen de Éfeso, lo cierto es que se convirtió en una ciudad importantísima: fue la segunda del Imperio Romano, con más de 250.000 habitantes. De hecho, estuvo bajo el control de los romanos a partir del año 190 a.C. En la época del Emperador Augusto alcanzó su mayor éxito y pasó a ser uno de los lugares clave de Asia Menor gracias al comercio.

Sin embargo, el paso del tiempo acabó con su esplendor. En la Edad Media, sufrió su decadencia definitiva, tras los saqueos, invasiones, terremotos y sedimentos que cegaron el puerto. Pero es precisamente esto lo que hace que sea una ciudad mágica de visita obligada.

Puerta de Agustus y la Biblioteca de Celsus en Éfeso, Turquía. (Shutterstock)
Puerta de Agustus y la Biblioteca de Celsus en Éfeso, Turquía. (Shutterstock)

Qué puedes ver en Éfeso

Recorrer las ruinas de Éfeso es como adentrarse en una ciudad de la Antigüedad. En el recinto se encuentran edificios públicos, comercios, viviendas privadas, calles pavimentadas y otros muchos elementos que daban forma a la ciudad. Su inmensa belleza explica que sea Patrimonio de la Humanidad de la Unesco desde 2015. Aunque hay varias construcciones que llaman la atención de los turistas, estos son los principales monumentos que deben visitarse:

Las ruinas del teatro

Las ruinas del teatro son sin duda el vestigio más espectacular de Éfeso. Aún conserva las gradas en las que se estima que cabían unas 25.000 personas. Es llamativo pensar que esas mismas piedras fueron colocadas entre los siglos III y II a.C y que por ella discurrieron artistas de teatro, circo y gladiadores.

La avenida de los Curetes

La vía principal de Éfeso es la avenida de los Curetes, que eran sacerdotes de la mitología griega que se ocupaban de mantener vivo el fuego sagrado en el Pritaneo, la sede de los magistrados de la ciudad. Alrededor de esta se distribuyen la mayoría de ruinas.

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Se trata de un verdadero museo al aire libre, con restos de viviendas, templos, columnas y un suelo que aún conserva los mosaicos que lo componían. La reconstrucción de la avenida de los Curetes permite imaginar una calle con soportales de columnas a ambos lados, bajo los cuales transitaban los peatones. En los dos extremos se puede observar la Puerta de Maceo y Mitrídates, en el lado de la entrada principal, y la Puerta de Hércules, en el lado del Ágora comercial.

La Biblioteca de Celso

Anfiteatro (Coliseo) en la antigua ciudad de Éfeso, en Turquía. (Shutterstock)
Anfiteatro (Coliseo) en la antigua ciudad de Éfeso, en Turquía. (Shutterstock)

Cerca de donde empieza la avenida de los Curetes está la Biblioteca de Celso, otra espectacular ruina de Éfeso, construida en torno a los años 117-135 en honor al senador y procónsul romano de Asia, Tiberio Julio Celso Polemeano.

Es una de las bibliotecas más grandes del mundo antiguo, tras Alejandría y Pérgamo. Además, se conserva en un estado magnífico. En su interior, en una cámara bajo el ábside, se encuentra la tumba de Celso.

El Templo de Adriano

En la avenida de los Curantes también se encuentra el Templo de Adriano, que conserva parte de la fachada. Fue levantado en torno al 138, en honor al Emperador Adriano, que visitó la ciudad unos 10 años antes.

El Templo de Artemisa

Si hay algo por lo que se conoce especialmente a Éfeso es por el Templo de Artemisa, del que solo quedan una columna y algunas piedras. Tras haber sido una de las siete maravillas del mundo, está considerado el mayor templo de la Antigüedad. Fue construido en toro al año 575 a.C. en honor a la diosa Artemisa, Señora de Éfeso. Pero, tiempo después, fue destruido e incendiado varias veces, la última, por los godos en el año 262 d.C. Pero lo cierto es que no está construido dentro del conjunto de las ruinas, sino a dos kilómetros, en las afueras de la ciudad de Selçuc.

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