Trastorno Disfórico Premenstrual, la afección que se confunde con la bipolaridad: “Las enfermedades de las mujeres siempre están menos estudiadas”

Se trata de un problema de origen hormonal y puede generar ansiedad, ataques de pánico, depresión e incluso ideas suicidas. A pesar de que entre el 5% y 8% de las mujeres en edad fértil lo sufren, es un trastorno poco estudiado debido al sesgo de género que existe en la medicina

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Ilustración relacionada con el periodo menstrual.
Ilustración relacionada con el periodo menstrual.

Náuseas, dolor, hinchazón abdominal, cefalea, irritabilidad o insomnio son algunos de los síntomas del síndrome premenstrual, una parte del ciclo de cada mes que para muchas mujeres es desagradable pero llevadero y que suele afectar en torno a un 20% y 40% en edad fértil. Existe, sin embargo, un pequeño porcentaje de mujeres -entre el 5% y 8%- que sufre unos síntomas mucho más intensos como ansiedad, ataques de pánico y depresión que alteran la vida cotidiana. Es el llamado Trastorno Disfórico Premenstrual (TDP), una afección poco estudiada y en gran parte incomprendida.

Se trata de un trastorno “muy severo”, una alteración hormonal que incluso provoca ideas suicidas en algunas mujeres, explica a Infobae España la ginecóloga y divulgadora Miriam Al Adib, que lo define como algo “realmente devastador”. Además, como los síntomas son cíclicos, a veces los profesionales médicos lo confunden con un trastorno bipolar, lo que ocasiona mayores problemas a las pacientes. “Puedes pasar de estar perfectamente normal a sentirte fatal, por lo que muchas mujeres se sienten incomprendidas, no saben qué les ocurre. El TDP tiene una clara influencia hormonal cíclica que no tiene el trastorno bipolar, no tiene nada que ver con eso, y es importante que no se confunda”, advierte la experta.

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El TDP es variable, ocurre entre la ovulación y la menstruación, y una vez baja la regla, “todo vuelve a su ser”. A pesar de que una condición reconocida oficialmente, aún son muchas las mujeres que nunca han escuchado hablar de esta afección. De hecho, Al Adib asegura que cada vez que habla sobre el tema “es como si lo hiciera por primera vez”, porque hay mucha gente que le pregunta, que no conoce esta realidad.

La ciencia aún no ha determinado por qué algunas mujeres desarrollan TDP y otras no, aunque puede estar relacionado con un descenso en el estrógeno durante la fase lútea -que se extiende desde el día 14 al 28 del ciclo- o del aumento de la progesterona. De momento, no existe un tratamiento farmacológico específico, por lo que los médicos suelen recetar antidepresivos o píldoras anticonceptivas. Esta segunda opción, explica la ginecóloga, no les resulta eficaz a muchas mujeres, porque aunque calma el malestar de la segunda fase del ciclo, empeora su condición durante la primera.

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Una mujer con dolores en su puesto de trabajo. (Getty Images)
Una mujer con dolores en su puesto de trabajo. (Getty Images)

Vida saludable

Lo que sí ha podido comprobar Al Adib es que a muchas de sus pacientes les ha funcionado bien la “progesterona natural micronizada, que es similar a la que fabrica el cuerpo”, de forma que actúa como un ansiolítico en el cerebro y tiene menos efectos secundarios que otros tratamientos.

Los suplementos nutricionales y un estilo de vida más saludable también ayudan a disminuir los síntomas de este trastorno. Hacer ejercicio regularmente, reducir la cafeína, evitar al alcohol, dormir lo suficiente o las técnicas de relajación suelen ser buenas opciones para las mujeres que lo padecen.

Sesgos de género en medicina

Si bien el TDP es menos frecuente que el Síndrome Premenstrual, afecta a muchas mujeres en todo el mundo. Al igual que ocurre con otras enfermedades que afectan específicamente a las mujeres, esta afección también ha sido ignorada por la medicina debido a los sesgos de género que existen en este campo. “Se trata de una afección muy poco investigada, por eso existen pocas alternativas, y como ocurre con todo lo que afecta a la calidad de vida de las mujeres pero no nos mata, esta enfermedad también ha quedado en un segundo plano”, asegura Al Adib, que también recuerda cómo a pesar de que la vacuna contra el Covid alteraba el ciclo menstrual “ni siquiera se contemplaba en la ficha técnica” del fármaco. “El modelo de humano que se estudia medicina es el masculino, por lo que muchas de estas cuestiones siguen quedando fuera”, aclara.

Esa visión androcéntrica en la investigación de salud afecta sin duda a las mujeres que, de hecho, son peor diagnosticadas que los hombres en al menos 700 patologías, con la única excepción de la osteoporosis porque se asocia a la menopausia, tal y como sostiene una investigación realizada en la Universidad de Copenhague y que recoge el libro Perspectiva de género en medicina, publicado en 2019 por la Fundación Dr. Antoni Esteve.

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