Pedro Sánchez sentó las bases para normalizar la amnistía. La medida de gracia a los encausados por el procés a cambio del apoyo de Junts para que su investidura salga adelante, además de otras medidas pactadas con este y el resto de socios parlamentarios, marcará el inicio de su nuevo mandato. Una vez reciba este jueves el apoyo de 179 diputados, Sánchez volverá a tomar el bastón de mando, pero el revuelo agitado por el PP y Vox a raíz de la amnistía será una piedra en el zapato.
Los socialistas tienen ya la vista puesta en la conformación de un nuevo Ejecutivo progresista y la puesta en marcha de la hoja de ruta esbozada este miércoles por el secretario general del PSOE en su discurso de investidura. Pero conscientes de la tensión con la amnistía, acompasarán su acción de gobierno con la normalización de la propia medida para contribuir a desinflamar la calle. Y para ello, tienen claro que hay que tratar esta eventual norma “con naturalidad”, tal como rematan fuentes de Ferraz.
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En este sentido, Pedro Sánchez despejó desde la tribuna del Congreso el camino para conseguir este fin. “No hemos rehuido el debate”, comentaron fuentes de Moncloa acerca de la defensa de la amnistía por parte del presidente. El candidato a la reelección, en un discurso de una hora y 40 minutos aproximadamente, dedicó los 20 últimos minutos a justificar la medida “en nombre de España y en nombre del interés de España, en defensa de la concordia entre españoles”.
Hasta en 11 ocasiones la nombró. Y lo hizo por primera vez en el Congreso. Un hecho que no es baladí, pues desde el PSOE remarcan que dio la cara en esta institución, donde “reside la soberanía popular” y donde se tramitará una medida de este calado. Desde que el mapa electoral dejó a Junts en un lugar prominente para decidir sobre la gobernabilidad del país, Sánchez aceptó asumir esta exigencia a pesar de los riesgos. “Para eso somos elegidos, para tomar decisiones arriesgadas”, remachan voces cercanas al secretario general del PSOE.
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El líder socialista no eludió el clima que precedió el debate de investidura. Por eso, comenzó su intervención desde la tribuna mostrando su respeto por todas las personas que se han manifestado contra la amnistía esta semana “de forma pacífica”, reconociendo la legitimidad constitucional de los “miles de ciudadanos” que, convocados por el PP y Vox, han ejercido su derecho a la libertad de expresión contemplado en la Constitución. “A todos que los han ejercido de forma pacífica traslado mi reconocimiento y respeto a los derechos constitucionales que han ejercido”, reflejó.
Sánchez trató de hacerse cargo del malestar social al asumir que esta medida “puede no ser compartida por muchos ciudadanos”. “Yo soy muy consciente de ello y quiero decirles a todos ellos y a todas ellas que respeto enormemente sus opiniones y también sus emociones, pero las circunstancias son las que son y toca hacer de la necesidad, virtud”.
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En este sentido, el secretario general del PSOE abonó el terreno para contraponer la amnistía a un gobierno de PP y Vox. Si la disyuntiva previa al 23-J era o un gobierno de progreso o un gobierno de retroceso; Sánchez hizo de su investidura un dilema para exculpar la concesión de la amnistía. “Para evitar que España retroceda, para lograr que nuestro país siga avanzando y que sea una inspiración también para otras muchas sociedades europeas que ven cómo avanza la ola reaccionaria”, arguyó.
Malestar en Junts por las referencias de la amnistía como un “perdón”
Además de celebrar su apuesta por la vía del “entendimiento” a pesar de que “está siendo muy difícil porque las posturas son muy distintas”, Sánchez tensó la cuerda con Junts al vincular la concesión del olvido penal al “perdón” en su intento de justificar la concesión de la amnistía como un gesto de generosidad. “Hemos antepuesto la negociación a la imposición, hemos antepuesto el reencuentro a la venganza; en definitiva, a la unidad, a la fractura”, detalló.
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“Ahora nosotros debemos hacer lo mismo, que es impulsar la convivencia y también el perdón, no solo para ganar una legislatura de progreso, que también, sino para apostar por un futuro de reconciliación y de concordia”, defendió Sánchez para reivindicar el espíritu de la Constitución y de la Transición. En el partido de Carles Puigdemont causó revuelo el planteamiento de Sánchez para dibujar la amnistía, tanto fue así que su portavoz en el Congreso, Miriam Nogueras, se reunió en la Cámara Baja con el secretario de Organización del PSOE, Santos Cerdán, para trasladarle su malestar, según informó Efe.
Si bien, a pesar de que esta situación era “previsible”, como reconocen fuentes del PSC en relación a las continuas alusiones al “perdón”, los socialistas lograron subsanar el enfado de los de Puigdemont a través de un gesto por parte de Sánchez, al reafirmar su compromiso de cumplir el acuerdo pactado con Junts.
“Cuenta con mi compromiso para cumplir con el acuerdo que hemos alcanzado. Hoy gana la palabra y gana la política”, dijo Sánchez a Nogueras en su réplica después de que la líder de Junts en el Congreso le instara a “comprometerse” a cumplir con el pacto suscrito, esto es, si está dispuesto “a cumplir todos y cada uno de los puntos del acuerdo” con su partido. Pese al tono, Nogueras no pasó por alto el pacto “inédito” y la oportunidad que se abre paso. Si bien, como previamente hizo Gabriel Rufián, hizo valer sus votos. “Con nosotros no pruebe a tentar a la suerte”, espetó.
Sánchez está a un paso de revalidar como presidente del Gobierno, algo que previsiblemente sucederá en la votación de este jueves. De resultar investido, se dará el pistoletazo de una nueva etapa política, que vuelve a llegar marcada por la polarización. Rebajar las críticas por la amnistía será el primer reto de Pedro Sánchez; garantizar la estabilidad de la legislatura será una incógnita que dependerá de las relaciones de los socialistas con sus socios.