A lo largo de la frontera de España con Portugal se pueden encontrar rincones maravillosos. Desde impresionantes pueblos históricos, pasando por un rico patrimonio natural, hasta plazas fortificadas, el patrimonio que guarda esta región peninsular es impresionante. En su recorrido, son muchas las villas medievales que se pueden encontrar acostadas justo en La Raya, término con el que se denomina a la frontera entre ambos países.
De hecho, su carácter fronterizo es lo que hace que estos pueblos, en su mayoría, cuenten con una apariencia militar muy dominante. Muchos se conservan en un estado excepcional, pero otros han sido abandonados con el tiempo por diversas razones. Uno de ellos es lo que se conoce como el yacimiento de Juromenha, un asentamiento de más de mil años de historia que fue abandonado a principios del siglo XX por la decadencia de la zona.
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Un conjunto fortificado
Juromenha pertenece al municipio de Alandroal, en el distrito de Évora, y sus primeras referencias se sitúan en el siglo IX. Durante más de doscientos años este lugar fue considerado el bastión de defensa de la zona de Badajoz, perteneciente al Califato de Córdoba desde el siglo X. La Corona portuguesa conquistó el territorio en el año 1242 y años más tarde, se ordenó la reconstrucción de la fortaleza que ostentaban los árabes.
En la época posterior a la Restauración, debido a su importancia estratégica, la fortaleza medieval fue adaptada a la artillería del siglo XVII. Sin embargo, quedó muy afectada como consecuencia del terremoto de 1755. También se construyó un fuerte en las murallas, junto al Guadiana, para el atraque de embarcaciones.
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En este sentido, el castillo constituye uno de los monumentos más importantes del pueblo, pues ha sido testigo del paso de diferentes civilizaciones y acontecimientos. Pero Juromenha es mucho más que eso, pues en su visita se pueden contemplar otros edificios de gran relevancia como la Iglesia matriz de Nuestra Señora de Loreto. En su interior todavía se pueden contemplar varias columnas y las pinturas que decoran las paredes.
Destacan también una pequeña capilla y algunos edificios que se han restaurado como es el caso de la casa del alcaide, la cárcel y los antiguos Ayuntamientos. Todo ello gracias al proyecto que la Dirección General de Edificios y Monumentos Nacionales (DGEMN) llevó a cabo desde 1950 hasta 1996. A este conjunto se le suma la situación privilegiada que guarda la villa, pues gracias a ella permite disfrutar de una de las mejores vistas sobre el río Guadiana.
Cómo llegar
Desde Badajoz, el viaje tiene una duración estimada de 40 minutos por la carretera N 373. Por su parte, desde Évora el trayecto es de alrededor de 1 hora por las vías N254 y N373.