Pedro Sánchez se presenta a una nueva investidura con los apoyos necesarios amarrados. De hecho, el presidente del Gobierno en funciones revalidará en el cargo con el apoyo de 179 diputados, tres más de los mínimos exigidos para la mayoría absoluta y 12 más que los recibidos hace casi cuatro años. En aquel entonces, la mayoría fue ajustada y el ambiente estaba caldeado por la derecha y la ultraderecha contra lo que denominada “Gobierno Frankenstein” (por el acuerdo de coalición con Unidas Podemos y los pactos de investidura con ERC y EH Bildu).
La situación que precede el pleno de investidura de este miércoles y jueves, casi cuatro años después, es incluso peor en cuanto al clima, con protestas masivas y actos violentos en las calles a raíz de la ley de amnistía. Esta norma ha capitalizado las negociaciones de cara a la investidura, guardadas bajo el manto de la discreción, pero cuyo texto se llegó a materializar hace tan solo dos días, cuando el PSOE registró la norma en solitario.
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Sánchez ha sumado a Junts en la ecuación tras pactar la amnistía a los encausados por el procés catalán, una medida prevista para amnistiar a 309 independentistas y 73 policías. Ahora que la ley echa a andar en el Congreso, la polémica en torno a ella no promete menguar a corto y medio largo plazo, mientras que la oposición de PP y Vox al nuevo Gobierno de Sánchez ya abona el terreno de la deslegitimación al hablar de “fraude electoral” e incluso de “ilegalidad”.
El parto de la amnistía precede la siguiente etapa: la puesta en marcha del nuevo Gobierno capitaneado por Sánchez y, como consecuencia, de la agenda progresista comprometida con Sumar en su acuerdo de gobierno. Por tanto, Sánchez pisará este miércoles la tribuna del Congreso con la intención de esbozar las líneas maestras de su programa de país para tratar de justificar por qué su cambio de opinión sobre la amnistía ha merecido la pena, más allá de “hacer de la necesidad una virtud” y buscar una solución al conflicto territorial.
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Y es que, el propio Sánchez señaló que no estaba en sus planes llevar a cabo esta medida. Al menos no por ahora: “¿Ha cambiado algo en la realidad que justifique un cambio por nuestra parte? La respuesta es sencilla: Sí, las elecciones del 23 de julio”, recordó el propio secretario general del PSOE en el último Comité Federal. Tal como añadió, la amnistía es “una condición para que pueda haber un gobierno de progreso y para evitar un gobierno de la derecha y la ultraderecha, PP y Vox, que perdieron las elecciones el pasado 23 de julio”.
La hoja de ruta del próximo gobierno
En este sentido, una vez superada la prueba de cerrar un pacto en torno a esta norma y conseguir atar la mayoría absoluta necesaria para salir investido, Sánchez dedicará la mayor parte de su discurso de investidura a recalcar los logros de los últimos cinco años, especialmente de la última legislatura, y qué medidas pretende llevar a cabo para pasar ya a otra pantalla, según confirman fuentes de la Moncloa.
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Los socialistas están convencidos de que las aguas volverán pronto su cauce y que la mejor manera de encarrilarlas es comenzando a aplicar la hoja de ruta acordada entre el PSOE y Sumar el pasado 24 de octubre, con objetivos tan ambiciosos como alcanzar el “pleno empleo”, la reducción de la jornada laboral, extender el permiso de paternidad y maternidad hasta las 20 semanas, subir el salario mínimo o acotar las listas de espera. En definitiva, medidas que lleguen a los bolsillos de los ciudadanos y se traduzcan en la consolidación de los derechos, el “mandato” reflejado en las urnas el pasado 23 de julio, según sostienen en las filas socialistas.
“Si uno relee el discurso de investidura de hace cuatro años del presidente del Gobierno, lo que puede encontrar en él es que lo que entonces dijo, sin saber que se encontraría con una crisis como consecuencia de una pandemia y distintas guerras a las puertas de Europa, se ha cumplido”, recordó este martes la ministra portavoz en funciones, Isabel Rodríguez, para destacar que Sánchez ha dado cumplimiento a “la dirección y el rumbo” trazado en enero de 2020.
Por ende, la ministra y diputada socialista ha augurado que los compromisos que adquiera Sánchez en la sede de la soberanía, donde está expresada la voluntad popular, “será lo que ocurra en los próximos años”. En este sentido, apostilló que el secretario general del PSOE se presenta a la investidura “con la ilusión de poder seguir trabajando por este país, con la serenidad de haber cumplido con su deber y la convicción” de seguir logrando avances.
Aunque Sánchez no pasará previsiblemente por alto la amnistía y continuará defendiéndola como “un paso de gigante para la convivencia y el reencuentro en Cataluña”, como excusó Félix Bolaños, el secretario general del PSOE no desaprovechará la oportunidad que le brinda su investidura para intentar demostrar que la incorporación de esta demanda de los independentistas a su programa no cambiará el rumbo de su hoja de ruta progresista.