La nueva estadística del Ministerio de Inclusión, Seguridad social y Migraciones sobre horas trabajadas constata que el mercado laboral español recuperó en el segundo trimestre de 2022 las horas efectivas trabajadas anteriores a la pandemia, las del último trimestre de 2019, y que lo hizo casi al mismo tiempo que se recuperó el número de trabajadores. Sin embargo, también evidencian un problema creciente tras la COVID-19: el aumento de las bajas laborales por Incapacidad Temporal (IT) y su consecuente merma en las horas efectivamente trabajadas.
La tendencia que reflejan los datos de cotizantes a la Seguridad Social es clara: los trabajadores pierden más horas en bajas por enfermedad y su aumento va más allá del crecimiento del empleo. Si se dividen las horas no trabajadas por este motivo que calcula la Seguridad Social entre el número total de trabajadores del régimen general, cada empleado tocó a una media de 22 horas en el segundo trimestre de 2023. Esto contrasta con las 18,9 horas del mismo periodo de 2020, las 20,1 de 2021 y las 20,3 de 2022. Para evitar la volatilidad inherente a cada época del año, estos datos se han calculado con medias móviles de cuatro trimestres.
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Además, las horas no trabajadas por IT han crecido un 37,8% comparando el segundo trimestre de este año con el cuarto de 2019, lo que supone un aumento mayor que la propia creación de empleo, con 6,64% afiliados al régimen general más en promedio. Esta problemática también se refleja en dos estadísticas publicadas por el INE, la EPA y la Encuesta Trimestral de Coste Laboral (ETCL). Según la EPA, el 3,9% de los ocupados en el tercer trimestre no trabajó en la semana de referencia de la encuesta por enfermedad, accidente o incapacidad temporal, frente al 2,8% del cuarto trimestre de 2019 y el 3,4% del mismo periodo de 2020. La ETCL, por su parte, también revela una media de 7,3 horas no trabajadas por IT por trabajador al mes en el segundo trimestre frente a las 5,7 horas de 2019.
El nuevo Gobierno pretende abordar el problema
Que la ratio de horas no trabajadas por enfermedad sea ligeramente superior que en los meses de la pandemia reafirma una percepción de la que llevan alertando meses tanto patronales como sindicatos y fue reflejada en el V Acuerdo para el Empleo y la Negociación Colectiva (AENC) firmado en mayo.
En dicho documento pidieron a las administraciones con competencias, como el Ministerio de Seguridad Social, que desarrollen convenios con las mutuas colaboradoras de la Seguridad Social para “realizar pruebas diagnósticas y tratamientos terapéuticos y rehabilitadores” en incapacidades temporales de origen traumatológico. Sin embargo, también explicitaron que esto se hiciera “sin modificar las actuales competencias de los servicios públicos de salud” y dando libertad de elegir al trabajador de baja dónde se trata.
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Posteriormente, el Gobierno reconoció el problema en junio y aseguró que una mayor duración de las bajas por IT “indudablemente tiene que ver con problemas que existen en servicios públicos de salud”, declaró el secretario de Estado de Seguridad Social y Pensiones, Borja Suárez. La reforma anunciada en ese momento, que va en la línea que piden patronal y sindicatos, quedó paralizada tras la convocatoria de elecciones, pero “se acometerá”, según aseguran fuentes del ministerio, porque además hay consenso en el diálogo social.
Diferencias con el INE en las horas trabajadas
A pesar de la merma de horas trabajadas que suponen las incapacidades temporales, las horas efectivas trabajadas se sitúan ya un 7,3% por encima de las de 2019, según la estadística de Seguridad Social, lo que supone un crecimiento algo superior al número de afiliados. Esto estaría indicando que los nuevos trabajos son intensivos en horas: “las horas efectivas por cada cotizante son un 2% superiores a los niveles prepandemia”, señala el ministerio en un comunicado. Tesis que concuerda con el descenso de la tasa de parcialidad en torno a un punto, pasando del 14,9% del segundo trimestre de 2019 al 13,5% del tercero de 2023.
La estadística arroja datos “significativamente” más elevados que la EPA y la Contabilidad Nacional Trimestral, según las cuales en el segundo trimestre de 2023 las horas efectivas trabajadas apenas habrían aumentado en un 1,2-1,4% respecto al nivel previo a la pandemia. Se observa también que se produce una ruptura de la relación de estas series a partir de finales de 2021.
Fuentes del ministerio defienden la “robustez” de su nueva estadística por basarse en datos administrativos de las cotizaciones sociales abonadas por las empresas e inciden en que la recuperación del empleo no se ha correspondido durante este tiempo con el reducido aumento de las horas trabajadas según la EPA, que se trasladan al cálculo del PIB. De hecho, el INE ha revisado reiteradamente al alza las horas trabajadas con cada nueva publicación y en sus notas de prensa advierte de que las revisiones están siendo “de una magnitud mayor de la habitual” debido a los shocks derivados de la pandemia y la guerra en Ucrania.