Cuando el próximo domingo se apague el semáforo se confirmará el regreso de la Fórmula 1 a Las Vegas cuatro décadas después. El sonido de la bola golpeando en la ruleta y el de las cartas al ser repartidas en una mesa de póquer, quedarán eclipsados por el de los motores rugiendo en The Strip. Se habrá iniciado así un gran premio marcado por el espectáculo al que acudirán pocos aficionados. La grada, debido al alto precio de las entradas, no ha completado su aforo a falta de 48 horas para que comience la acción.
Por primera vez, Liberty Media ha actuado como promotor de un gran premio, lo que le ha implicado una inversión que empezó en “cerca de 375 millones de euros” y ha acabado en alrededor de 407 millones de euros para la compra del terreno donde se ubican el pit lane, los boxes y el paddock, además de la construcción de los edificios permanentes. “Hemos hecho una inversión importante en el primer año de Las Vegas. Y eso incluyó provisiones extra para la seguridad, para el plan de tráfico, que era una exigencia de los legisladores locales. Además, también tuvimos que diseñar y estrenar nuestra App multipropósito, la creación de una base de aficionados y la ceremonia inaugural que solo se celebrará este primer año”, asegura Greg Maffei, CEO de la compañía.
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Tijeretazo a los altos precios
Esperan que el GP de Las Vegas comience a generar beneficios a partir del segundo año y se convierta en uno de los cinco circuitos más rentable de la próxima temporada. Para ello, se han visto obligados a reducir el precio de las entradas. Hace pocos días, a una semana de la celebración de la carrera, los billetes tenían unos precios prácticamente inalcanzables para los espectadores. Según TickPick, empresa encargada de la venta de entradas, el ticket más barato para las sesiones de los libres del viernes costaba 353 euros. Para ver la clasificación ninguna entrada bajaba de los 758 euros y si se quería presenciar la carrera cada aficionado debería desembolsar, como mínimo, 1.511 euros.
La organización, al ver la poca taquilla que estaba obteniendo, ha decidido bajar los precios de manera considerable. La entrada para el viernes ha pasado a costar 148 euros (un 58% menos), 286 la del sábado (un 62% menos) y 998 la del domingo (un 34% menos). Los hoteles también han sufrido variaciones de precio. Un caso claro es el del Circus, que en un principio tasó sus habitaciones más baratas puso sus habitaciones más baratas en 596 euros, pero ahora se encuentran en 102 euros, una disminución del 83%, según datos ofrecidos por el portal Oversteer48.
Además, según ha recogido Associated Press, se había convocado una huelga de 35.000 trabajadores que hubiera afectado a 18 casinos, incluidos el Bellagio, MGM Grand y el Caesars Palace. Pero finalmente el Sindicato de los Trabajadores Culinarios de Estados Unidos anunció un preacuerdo con los grandes casinos y hoteles de Las Vegas para mejorar dichas circunstancias laborales y levantar así esa amenaza.
No satisface ni a los aficionados ni a los pilotos
La Fórmula 1 ya está en Las Vegas. O mejor dicho, Las Vegas ya está en la Fórmula 1. La Ciudad del Pecado, capital universal del entretenimiento y espectáculos, desembarca en el gran circo bajo un clima de insatisfacción entre los pilotos. Especialmente de Max Verstappen, ya coronado como tricampeón del mundo. “En primer lugar, estamos aquí más para el espectáculo que para la carrera en sí”, sostiene Max Verstappen, quien no teme a la hora de mostrar su verdadera opinión al respecto y hablar directamente sobre los intereses de un campeonato deportivo en un proyecto como el del Gran Premio de Las Vegas.
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“En realidad no estoy muy interesado en eso, iré allí, haré lo mío y me iré. Depende de quién y para qué será interesante o no. En términos de espectáculo de carreras tal vez no, pero en términos de socios potenciales para la F1 y todo el espectáculo que la rodea puede ser. Pero repito, no me interesa”, añade. La particularidad del trazado y las condiciones de la pista aún son una incógnita.
“Todavía tengo que ir al simulador. Ni siquiera conozco la pista, para ser honesto, la última vez que lo probé en el juego de F1 creo que choqué con más muros de las que iba en línea recta, así que, espero que no sea el caso cuando empiece a pilotar allí”, avanza el piloto neerlandés. “Va a ser muy diferente a Brasil; temperaturas muy bajas y, por supuesto, de noche. No tenemos experiencia allí. No conocemos el agarre de la pista, es todo nuevo, así que tal vez dé algunas sorpresas”, finaliza.