Andrey Rublev no recordará con ningún cariño esta edición de las ATP Finals. El tenista ruso, número cinco del mundo, ya dejaba caer en la previa del ‘quinto grande’ que podía pasarlo mal en Turín estos días: “Él (por Daniil Medvedev) es como cuando te matan lentamente y tú sientes que estás agonizando. Si Alcaraz te destroza rápidamente y a veces ni te das cuenta, Daniil te está matando lentamente, sobre ti, disfrutando del momento, tomándose su tiempo”. Dicho y hecho, porque las dos derrotas que arrastra de momento en el torneo han llegado a manos precisamente de los dos jugadores a los que definió entre risas: 6-4 y 6-2 frente a su compatriota Medvedev y 7-5 y 6-2 ante Carlos Alcaraz.
El humor con el que Rublev se puede llegar a tomar todo brilló por su ausencia, en lo bueno, este miércoles. En lo malo, no pasó desapercibido el cabreo de época que agarró el moscovita, porque acabó costándole más de medio encuentro. Para entenderlo, hay que retrotraerse al final del primer set, con 6-5 y saque para Alcaraz. Fue entonces cuando una equivocación del juez de silla desquició de forma fatal al de Moscú. Consideró de forma errónea que una pelota suya se había ido fuera, pero el ojo de halcón evidenció que había entrado, así que hubo que repetir el punto. A raíz de la polémica, el campeón del pasado Masters 1000 de Montecarlo empezó a naufragar.
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Pero lo peor estaba por llegar. Con un 1-0 en el global del choque y también al comenzar la segunda manga, con una nueva rotura favorable a Alcaraz, Rublev estalló. En un arrebato de rabia incontenida, cogió la raqueta, que ya había golpeado anteriormente, y la destrozó con toda la furia de la que pudo hacer acopio. ¿Cómo? A base de seis golpazos de todo menos suaves contra su rodilla, que no salió precisamente indemne de lo ocurrido.
“Resulta muy decepcionante”
La frustración de Rublev llevó a que el daño que se autoinfligió le provocase una herida de la que sangraba visiblemente nada más producírsela. Tan fuertes habían sido los impactos que incluso cojeó un tanto al volver a la pista, porque la escena tuvo lugar mientras acudía a su banquillo entre juego y juego.
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Ya con el partido y la eliminación de esta Copa de Maestros consumados, compareció con la tristeza por bandera en sala de prensa. “No es fácil asumir estas derrotas, porque tenía muchas ganas e ilusión en terminar muy bien la temporada. A veces, cuando las cosas no salen, es inevitable decepcionarse, y hoy no supe manejarlo”, se sinceró tras tropezar en el primer duelo oficial con Alcaraz.
Por si quedaba alguna duda de cuándo empezó a gestarse su desconexión, Rublev lo dejó bien claro. “Fue una decisión errónea por su parte, pero esto forma parte del deporte, suceden estas cosas continuamente. A partir de ahí, Carlos jugó a gran nivel, así que eso es todo. Resulta muy decepcionante no haber sido capaz de gestionar mejor mi frustración”, expuso a la hora de valorar el fallo del árbitro que tanto le molestó.
El tercer y último compromiso de Rublev en estas Finales ATP será contra Alexander Zverev, con la honra como único aliciente en su caso. “Honestamente, no espero nada”, sentenció, aunque no le importaría recuperar sensaciones en la despedida del Pala Alpitour.