“Soy Marcelino García. Casi todos me conocéis como Marce, pero no me llamo Salvador ni me apellido Milagro”. Con esta declaración de intenciones, ha comenzado la segunda etapa del entrenador asturiano en el Villarreal. No esconde la ilusión por volver a estar a los mandos del ‘Submarino Amarillo’, pero tampoco quiere hacer promesas que luego no pueda cumplir. En estos momentos, los castellonenses son decimocuartos en Liga, un lugar que no debería corresponderles y que se intentará mejorar. Sin embargo, su nuevo técnico quiere ir día a día, como la vida le enseñó, sobremanera, un 23 de diciembre de 2017.
En vísperas de Nochebuena, Marcelino se encontraba viajando en coche a Asturias para pasar la Navidad cuando, de pronto, el vehículo colisionó con un jabalí cerca de Logroño (La Rioja). Su mujer tuvo heridas leves, con lesiones graves en el caso de la madre del preparador: ambas le acompañaban junto a un tercero. Finalmente, todo quedó en “un susto importante”, que no impidió que la familia estuviese en Gijón de cara a las fiestas.
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“Íbamos por una autopista de peaje por seguridad y de repente ves algo delante, chocas y todo lo posterior es complicado. La desgracia que tuvimos en el accidente la tuvimos después en forma de suerte hasta que el coche paró. El coche y la suerte nos salvó la vida o de lesiones mucho más graves”, llegó a reconocer Marcelino al poco tiempo en una rueda de prensa. Fue uno de esos momentos en los que uno vuelve a nacer, dadas las consecuencias fatales que podría haber tenido el suceso.
El episodio ratificó aquello de que el fútbol es la cosa más importante dentro de las cosas menos importantes. En lo estrictamente referido al deporte rey, el currículum de Marcelino es especialmente loable. No es casualidad que su nombre sonase, no hace mucho, como candidato para hacerse cargo de la selección española.
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Cuatro títulos y éxitos generalizados
García Toral debutó en los banquillos al frente del Lealtad, en el curso 1996-1997: ascendió al club a Segunda B, como campeón, en su segunda campaña. Entre 2001 y 2003, dirigió al filial del Sporting de Gijón, para pasar después al primer equipo y rozar el ascenso a Primera. Sí lo conseguiría, en la 2005-2006, con el Recreativo de Huelva (campeones), al que conseguiría mantener sin apuros en la máxima categoría.
En el Racing de Santander, las cosas continuaron yéndole de forma inmejorable: en la 2007-2008, les metió en la Copa de la UEFA por primera vez en su historia y alcanzó las semifinales de la Copa del Rey. Poco después, se convertiría en el ocupante mejor pagado de un banquillo del fútbol español, a los mandos de un Zaragoza al que ascendió a LaLiga y con el que, ya en ella, sufrió su primera destitución en el profesionalismo.
Durante su segunda etapa en Santander, logró la permanencia, pero se marchó al término de la temporada, ya que no confiaba en el entonces dueño del Racing, el indio Ahsan Ali Syed. Tras pasar por el Sevilla sin pena ni gloria, se inició su primera estancia en el Villarreal, entre 2013 y 2016: ascendió por tercera vez a Primera, clasificó a los amarillos para la Europa League en dos ocasiones (unas semifinales incluidas)y también entró en la Champions.
Su ciclo en el Valencia, de 2017 a 2019, fue, de igual manera, positivo. A orillas del Turia, obtuvo nuevos billetes para la Champions y, sobre todo, ganó la Copa del 19, imponiéndose al FC Barcelona en la final. Volvería a derrotar a los azulgranas con un trofeo de por medio en 2021, ya en el Athletic de Bilbao y para hacerse con la Supercopa de España. Antes de recalar otra vez en Villarreal, vivió una experiencia cuanto menos surrealista en el Olympique de Marsella francés, entre junio y septiembre de este mismo 2023: tuvo que tirar la toalla porque la entidad, con una presión desmedida de los ultras, era un auténtico polvorín.