A finales de semana, si todo sale según lo previsto, España estrenará nuevo Gobierno. Pedro Sánchez superará, por primera vez desde 2011, la votación de investidura a la primera, con mayoría absoluta y, posteriormente, los nuevos ministros del segundo Gobierno de coalición de la historia de la democracia jurarán el cargo.
Pedro Sánchez, tras la investidura fallida de Alberto Núñez Feijóo, ha logrado tejer el mayor número de apoyos de las últimas legislaturas para afrontar una votación de estas características. El PSOE ha cerrado, además del acuerdo programático de Sumar, el ‘sí' de Junts per Catalunya, Esquerra Republicana, el Bloque Nacionalista Galego, el Partido Nacionalista Vasco, EH Bildu y Coalición Canaria. En total superará los 176 votos, la cifra clave, es el número de votos que dan a un candidato la mayoría absoluta de la cámara, es decir, la mitad de los diputados más uno. En total ha conseguido reunir 179 votos a favor.
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La Constitución establece el proceso de investidura. La Carta Magna, en los artículos 170, 171 y 172, regula el proceso para que un candidato, propuesto por el Rey, se someta al debate de investidura. El debate se desarrollará en dos jornadas. En la primera, el candidato, en este caso el líder del PSOE, explicará su programa de Gobierno sin límite de tiempo. Después, el resto de grupos parlamentarios toman la palabra para responder al candidato.
Con todo, no es hasta el día siguiente, cuando se somete el candidato a la votación. De no lograr en la primera votación una mayoría absoluta, es decir, 176 votos afirmativos, la Constitución da una segunda oportunidad. En 48 horas, el candidato se vuelve a someter a la votación, no obstante, en esta segunda votación el aspirante a la presidencia del Gobierno puede ser investido por mayoría simple, es decir, le basta con lograr más síes que noes.
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Con esta fórmula fue investido Pedro Sánchez en 2019, cuando EH Bildu y ERC se abstuvieron para permitir que Sánchez formara gobierno. Ahora, la aritmética parlamentaria es mucho más ajustada, por lo que necesita sí o sí el voto afirmativo de todas las formaciones, excepto de UPN, Vox y el Partido Popular.
No obstante, después de reunir 179 síes, Sánchez se podría permitir la abstención de Junts per Catalunya, ya que ha logrado amarrar el voto de Coalición Canaria. En el caso de que Junts se abstuviera, Sánchez tendría que esperar hasta el sábado 17 para ser investido presidente del Gobierno. No obstante, todo parece indicar que, con 179 escaños, el candidato socialista logrará la confianza de la Cámara en la primera votación.
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El PP llama al transfuguismo
El 23 de julio, el Congreso de los Diputados dejó unas mayorías completamente ajustadas. Tanto, que en cualquier momento, se podría volcar la mayoría en favor del Partido Popular si se dieran determinadas condiciones. La primera variable, la que intentó por todos los medios el PP después de las elecciones. Intentó cortejar al Partido Nacionalista Vasco. El PNV, desde el 24 de julio, ya reconoció que no apoyaría un Gobierno de Feijóo por su dependencia a la ultraderecha.
La segunda opción sería que Junts per Catalunya, más cercanos, ideológicamente, a la derecha que a la izquierda, se decantara por votar a los populares. Cuestión que Feijóo planteó, pero que la presidenta de la Comunidad de Madrid, vetó desde el primer momento, cuestión que ha llevado a Feijóo a la oposición.
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La última de las opciones es el transfuguismo. Una estrategia política que, en los últimos años, el PP ha hecho popular. Gracias a los tránsfugas de Ciudadanos, Pablo Casado logró parar la operación para desalojar a López Miras del Gobierno autonómico de Murcia o intentó paralizar la aprobación de la Reforma Laboral prometiendo a Sayas y Adanero un puesto en el PP, aunque esto último no les funcionó por el error de Alberto Casero.
Ahora, muchos presidentes autonómicos y miembros del PP han azuzado la traición de diputados socialistas al grupo parlamentario. La presidenta de Extremadura, María Guardilla, el presidente de la Junta de Andalucía, Moreno Bonilla, Cuca Gamarra, secretaria general del PP, José Luis Martínez Almeida, Paco Núñez, presidente del PP en Castilla La-Mancha o el propio Núñez Feijóo, han apelado a lo largo de estos meses a los “diputados responsables” del PSOE. La intención de los populares es aumentar la presión sobre los representantes socialistas para que voten en contra de la investidura de Pedro Sánchez. Principalmente, se han dirigido hacia los socialistas de Castilla La-Mancha, la federación más crítica con los pactos del PSOE con los independentistas.