En el Real Madrid, la cosa va de bailes últimamente. El equipo de fútbol quiere volver a abonarse a la samba de la mano de Vinicius y Rodrygo, recién renovados y reivindicados antes del parón de selecciones. Por su parte, la sección de baloncesto lleva todo lo que va de temporada al compás del tango de Facundo Campazzo. A pesar de lo que decía la canción, decidió regresar al lugar donde había sido feliz y la jugada ha sido maestra: parece que el argentino nunca se fue y los hombres de Chus Mateo, bajo su liderazgo, han cogido una velocidad de crucero de la que hacía tiempo que no se gozaba en la calle Goya.
Hasta la fecha, ver un partido de los blancos retrotrae al que posiblemente fuese el culmen, al menos en cuanto a juego, de la era Laso. Es así porque el 17-0, pleno victorioso, que reza en el historial del Madrid ya no está tan lejos del 31-0 que se firmó, como arranque, en la temporada 2013-2014. Lo que está claro es que las sensaciones que se transmitían a estas alturas de curso hace un año no tienen nada que ver con las actuales. Y la culpa, principalmente, la tiene Campazzo.
Te puede interesar: Felipe Massa tiene un nuevo dardo para Alonso
Muchos confiaban en que su fichaje iba a caer como agua de mayo, y no iban desencaminados. Los números aseguran que bendita madurez la del Facu. En la Euroliga, la única habilidad que no domina como nunca es el robo: no se ha visto a un Campazzo igual en puntos (11,8), asistencias (8,7), rebotes (3,5) y valoración (20). Su sitio estaba en Europa, de donde se marchó con un rendimiento estelar que tan sólo ha ido a más una vez descartada la aventura NBA.
A día de hoy, las actuaciones descollantes se le acumulan: 24 de valoración contra el Efes, 28 frente al Zalgiris y hasta un 39 con la Virtus de por medio, en su último encuentro continental (18 puntos, 11 asistencias, seis rebotes y tres robos). Por supuesto, es la estrella más reluciente del Madrid en el Viejo Continente. Y, por ende, en España. Porque, sí, los 32 años tan bien llevados del de Córdoba se extrapolan, además, a la ACB.
Te puede interesar: El motivo que puede estar detrás del bajón de Alcaraz
En la competición doméstica, su momento de forma excepcional es muy parecido. En este caso, apenas se le resisten, en cuanto a hacer las cifras más sobresalientes de su vida, los rebotes. No lo hacen los puntos (13,1), las asistencias (6,4), las recuperaciones (1,7) y la valoración (18,7). Con unos porcentajes igualmente de récord, y escandalosos en cuanto a nivel de acierto: 63,3% en tiros de dos, 41% en triples y 97% en tiros libres. El protagonismo es indiscutible: 24 de valoración contra Manresa, 23 en el duelo frente a sus ex de Murcia y, sobre todo, 29, de forma consecutiva, con Granada y Bilbao enfrente. Contra los vascos, el domingo, rozó el triple-doble (21-7-7).
Para tener aún mayor constancia de la importancia de Campazzo en este Madrid, merece la pena repasar, al facilitar la liga española la estadística, algunos de sus más/menos: 19 en el Clásico con el Barça, 20 en Girona y 19 en Bilbao. El termómetro madridista es, a todas luces, el ‘7′. Dorsal, por cierto, muy abonado a las leyendas en la entidad.
El Madrid de la canasta vuelve a enganchar al aficionado
La dependencia de Campazzo está ahí, pero el éxito merengue en las respectivas ligas regulares no puede reducirse únicamente a él. Este comienzo de año tan fulgurante radica en la fuerza del colectivo. Es responsabilidad también de los Tavares, Deck, Musa, Poirier, Hezonja, Yabusele y compañía haber recuperado para la causa el estilo alegre y ofensivo que ya llenó las gradas del WiZink Center en el pasado y que vuelve a hacerlo, tras un bajón de público y fervor considerable a raíz de la pandemia, en estos momentos.
Hablamos del primer ataque europeo, con 88 puntos de media, y de la plantilla más valorada, 104,5 créditos. Sin olvidar que el Madrid es el segundo conjunto que más triples encesta, 10,3 de promedio, y que más pases reparte, 22,2. Todo esto sin descuidar la defensa: primeros en rebote defensivo (27,2), cuartos en general en esta parcela (37,2) y terceros en tapones (3). En términos ACB, se repite el liderato en puntos (91,44) y valoración (111,44), sumándose a la causa las asistencias (20) y los tapones (4,67), entre otros aspectos.
Te puede interesar: Los 30 de Poirier son los nuevos 20
Los tropiezos llegarán antes o después, es inevitable. Lo avisan ciertos marcadores exigentes en compromisos recientes (Bilbao y Granada en ACB y Barça en Euroliga, por ejemplo). Y el entrenador: “Algún día perderemos y tendremos que seguir trabajando”. Mateo es plenamente consciente de que la imbatibilidad “es una anécdota”: lo que cuenta pasará dentro de unos meses. “Conseguir muchas victorias no te asegura que vayas a pasar a siguientes fases o a ser campeón de nada. Tienes que estar bien en el principio, en el medio y al final de la temporada”, recuerda.
Valencia Basket tratará de ser el primer verdugo del Madrid este martes. Lo consiga o no, la versión 23-24 del madridismo baloncestístico sueña a lo grande. A los mandos de la candidatura a todo, Facundo ‘Gardel’ Campazzo. ¿La única preocupación con él? Una buena carga de minutos (24 por choque en la Euroliga; 23 en la ACB), llevada al extremo en los tres últimos partidos (32, 28 y 30) y que requerirá de dosificación para esquivar contratiempos y cambiar el final que tuvo el cuento hace una década. O lo que es lo mismo: levantar los títulos cuando toque.