El Museo Reina Sofía ha inaugurado la exposición Picasso 1906: La gran transformación, última exposición del programa oficial de la conmemoración del pintor, que recupera la teoría del “homoerotismo definitivo” de la obra del artista en contraposición a la imagen de “homofobia y misoginia” construida en los textos actuales.
“Hay que ser muy fuerte para soportar lo que dicen esos textos y esto es una lucha contra esa homofobia y misoginia de la que hablan de Picasso. Parece que cuando te sitúas en otra posición, te estás pegando a una moda, y no es así porque de este homoerotismo ya se hablaba en los años 90″, ha explicado el comisario de la muestra, Eugenio Carmona.
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De hecho, Carmona ha puesto como contrapunto la obra Las señoritas de Avignon --retrato de cinco prostitutas barcelonesas-- para justificar esas posturas que hablan de la misoginia del autor. “¿Por qué se ha obviado ese homoerotismo? Porque se ha centrado todo en ‘Las señoritas de Avignon’ y se ha exagerado en relación a la modernidad”, ha lamentado el experto ‘picassiano’.
Carmona ha continuado aseverando que la relación que Picasso mantuvo en esta etapa en la que se concentra la muestra -en el año 1906- con personas homosexuales “que asumieron su condición de propia identidad no es detalle ni anécdota: es categoría”. “Eso que dicen de que Gertrude Stein -mecenas del autor- no le interesaba porque era gorda y lesbiana no es verdad”, ha criticado.
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En cualquier caso, Carmona asegura que este “homoerotismo” en la obra de Picasso no fue algo que se desarrollara a lo largo de toda su trayectoria y, de hecho, “desaparece de su vida” con el cubismo hasta volver a su obra en los años 20 y 30. “Picasso supo lo que era la alteridad y lo vivió muy implicadamente”, ha señalado.
El género fluido y Picasso
“Esta relación empieza en su etapa azul, con la representación sistemática de varias personas homosexuales. Y el primero que dice que los arlequines de Picasso no son hombres ni mujeres, sino otra cosa, es Apollinaire”, ha remarcado el comisario de la exposición, abierta al público del 15 de noviembre al 4 de marzo de 2024.
Carmona ha defendido que en muchas de las obras de Picasso se observan “personajes bisexuales”, en el sentido de que “se mezclan tanto los órganos masculinos con los femeninos”. “Picasso convierte las figuras masculinas en femeninas y al revés en un abrir y cerrar de ojos. el ‘género fluido’ está ahí y eso llegará”, ha adelantado.
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En total, la muestra reúne más de 120 obras procedentes de colecciones privadas y museos como el MoMA, el Louvre o el Pompidou. Dividido en ocho secciones, precisamente la primera parte está dedicada al cuerpo y los desnudos, donde se ven algunas de esas obras que sostienen la tesis de Carmona: desde el ‘Desnudo con las manos cruzadas’ o el ‘Desnudo sentado’.
Retratos de Fernande Olivier o la propia Gertrude Stein, así como el conocido Busto de mujer, completan una muestra en la que el cuerpo se convierte en “lugar fundamental para abarcar muchas fuerzas: desde sexualidades minoritarias hasta otra mirada cultural”. “Es una especie de viaje por la cultura visual de principios del siglo XX”, ha señalado el director del centro, Manuel Segade.
El arte primitivo en su obra
La muestra tiene como objetivo arrojar una nueva luz sobre la contribución inicial de Picasso a la definición del arte moderno”. Hasta la fecha, el año 1906 ha sido considerado como una extensión del período rosa del artista o como un prólogo a su famosa obra Las señoritas de Aviñón (1907). No obstante, hoy se reconoce que 1906 fue un periodo artístico significativo en la evolución creativa de Picasso.
Con apenas 25 años, Picasso era un artista joven pero ya maduro en sus criterios estéticos. No obstante, en 1906, dio un giro radical en su vida y obra, y dejó atrás la bohemia y el simbolismo melancólico de finales del siglo XIX. En este nuevo período, buscó refundar la experiencia artística rodeado de amigos, poetas, marchantes y coleccionistas que compartían su visión de cambio y renovación.
La influencia de figuras como Gertrude Stein, escritora estadounidense, autora de poesía y teatro y amiga de Picasso, desempeñaron un papel esencial en su transformación artística, marcando el nacimiento del arte moderno.
Uno de los aspectos más intrigantes de este año fue la relación de Picasso con el llamado ‘arte primitivo’. Picasso estudió el arte ibérico, mediterráneo protohistórico y egipcio antiguo, entre otros, y percibía estas influencias como simples elementos formales, sino como presencias culturales con un profundo significado en rituales colectivos.
Información elaborada por Europa Press.