En el corazón de La Rioja, en el pulmón verde del Valle del Iregua, junto a la Sierra del Moncalvillo y muy cerquita del Parque Natural de la Sierra de Cebollera, se ubica uno de los pueblos más especiales de la región. Gracias a su impresionante entorno natural constituye un viaje ideal de fin de semana perfecto para disfrutar en compañía de la familia o amigos.
Estamos hablando de Nalda, un pequeño pueblo que, aparte de su pintoresco trazado urbano, cuenta con un acontecimiento un tanto peculiar. Este reside en su castillo, que a pesar de girar la historia del pueblo en torno a él, no fue descubierto hasta 2012. De esta forma se puede decir que la localidad desenterró su propia fortaleza después de estar enterrada durante siglos.
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El castillo y su casco antiguo
Durante su época de esplendor, la fortaleza de Nalda se incrustaba en lo alto del pueblo, permitiendo observar las tierras de alrededor. Su origen se remonta al siglo XII, pero no fue hasta hace 11 años cuando sus restos salieron a la luz, permitiendo conocer toda su historia. Tras ello, se ha convertido en uno de los principales atractivos turísticos de la localidad. Su camino está totalmente señalizado y cuenta con numerosos miradores que permiten contemplar unas vistas increíbles.
Sin embargo, Nalda es más que su castillo, pues cuenta con un patrimonio arquitectónico de gran valor. En un día se pueden conocer todos sus puntos de interés por medio de un pintoresco paseo por su trazado urbano. Así, se pueden contemplar monumentos como el Arco de la VIlla, el único resto de la muralla que rodeaba a la localidad en el siglo XIII, o la parroquia de Nuestra Señora de la Asunción, erigida en el siglo XVI.
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Esta construcción está proyectada en estilo renacentista, aunque la portada y la parte alta de la torre son del siglo XVIII y presentan un estilo barroco. Muy cerca del templo se sitúa en, una pintoresca plaza, el edificio del Ayuntamiento, y sobre una colina se localiza la ermita de Villavieja, una de las más bonitas de La RIoja. Su construcción se sitúa entre los siglos XVI y XVII y su privilegiado enclave permite disfrutar de unas hermosas vistas del entorno, donde destaca la Puerta de Cameros.
Unas espectaculares cuevas
Por si fuera poco, la localidad es conocida también por albergar el mayor conjunto de cuevas del valle del Iregua. Se tratan de las cuevas de los Palomares, una red de cavidades distribuidas en varios niveles que se unen por escaleras. Fueron construidas durante la Edad Media y en un primer momento fueron utilizadas como viviendas, no obstante con el paso del tiempo perdieron esta función y se destinaron a la cría de palomas, de ahí su nombre.
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Sin embargo, más allá de su estructura y disposición, este enclave se caracteriza por el intenso color rojizo que incluye. Por su parte, el entorno brinda numerosas rutas de senderismo que permiten disfrutar de un paraje natural sin igual. Muestra de ello es el Chorrón de San Marcos, donde se encuentra la ermita que lleva el mismo nombre. Otra ruta destacada es la de los Senderos con Historia, un recorrido circular de casi 12 kilómetros que discurre por espacios como las Peñas de Berrendo y las Peñas de la Cruz o el manantial de la fuente del Arca, entre otros.
Cómo llegar
Desde Logroño, el viaje hasta Nalda es de alrededor de 20 minutos por la carretera N-111. Por su parte, desde Soria el trayecto tiene una duración estimada de 1 hora y 10 minutos por la misma vía.