Una chica con un poder tan desagradable como controlar la sangre, una que se hace pequeña a través de purgarse, guaperas de instituto tan prototípicos como sosos y un remedo de Magneto sin el mismo carisma. Todo ello en una especie de “Universidad” para superhéroes con más ecos de la academia de Epic Movie que de la Mansión X del Profesor Charles Xavier. Cualquiera que se hubiera puesto el primer capítulo de Gen V se habría desanimado casi al momento, especialmente si venía de la espectacularidad de la tercera temporada de The Boys con el enfrentamiento entre Soldier Boy (Jensen Ackles) y Patriota (Anthony Starr), Todo en el piloto de Gen V tenía un nauseabundo olor a cutre, serie de relleno, a producto de serie B. Pero, como ha terminado sucediendo con sus protagonistas, las apariencias no siempre son del todo reales.
Gen V llegaba dispuesta a ir a rebufo del éxito de The Boys, que con su tercera temporada había apostado por completo por ampliar el universo basado en los cómics de Garth Ennis a través de nuevas subtramas y sobre todo muchos giros: desde el pasado de Black Noir –que ha tenido sus ecos en las alucinaciones del personaje de Sam (Asa Germann)-, los secretos de Victoria Neuman (Claudia Doumit) –también presente en el final de Gen V– y sobre todo la aparición del personaje de Soldier Boy –quien por supuesto también tiene su cameo en Gen V–. Es decir, que Gen V prometía aprovecharse de la buena acogida de su universo, pero sus reminiscencias con la serie original han terminado siendo más puntuales que realmente importantes.
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Como si de una serie de adolescentes se tratase, Gen V nos trasladaba a la Universidad Godolkin a través de la historia de Marie Moreau (Jaz Sinclair, una joven con un pasado traumático que prefiere esconder y que aspira a superar para poder convertirse algún día en una superheroína digna de entrar en Los Siete, la versión de Los Vengadores que propone The Boys con Patriota como líder. Sin embargo, nada más entrar en la academia Moreau se da de bruces contra la realiad: allí casi nadie llega a superhéroe de honor salvo unos privilegiados, y lo más normal es acabar desempeñando un trabajo orientado al show business que a salvar vidas. Además, ganar popularidad no resulta del todo fácil para la joven protagonista, pues se da cuenta que todo consiste en subir posts y ganar likes, no en demostrar tu talento. Una crítica más que evidente a la superficialidad e hipocresía de la sociedad actual con las redes sociales pero que no por menos sutil deja de ser efectiva.
Enfermedades mentales y otros problemas sin perder el humor
Mucho más sutil y ambigua es la serie en cuanto a la naturaleza de sus personajes y cómo sus poderes tienen mucho que ver con sus personalidades. Están los más obvios como pueden ser la bulimia de Emma (Lizze Broadway) o el hecho de que Jordan Li (London Thor /Derek Luh) sea bigénero y según su sexo varíe su poder (siendo invulnerable como hombre y extramdamente agresiva como mujer), y otros que no lo son tanto. Cate Dunlap (Maddie Phillips), quizá el personaje con más capas de la serie hasta llegar al episodio Jumanji, es una chica telépata atractiva y popular que sin embargo tiene tantas inseguridades que ha de manipular a la gente en todo momento. Y la propia Marie Moreau “necesita” autolesionarse para poder desatar su poder, a saber, controlar la sangre.
Lejos de plantear el estigma de que sus poderes son también sus desgracias, la serie va desarrollando hábilmente como para aprender a controlar sus poderes primero tienen que aprender a controlarse a ellos mismos, sus emociones e impulsos. Incluso el que se antoja como el héroe más clásico y prototípico -el mencionado remedo de Magneto que es el Andre Anderson de Chance Perdomo- tiene que lidiar con haber provocado una infidelidad o desencantarse de su figura paternal que tenía en un pedestal. Por primera vez dentro del universo The Boys, una serie que literalmente va sobre acabar con superhéroes, Gen V introduce un discurso más gris y ambivalente que nos hace empatizar más con ellos, sobre todo ahora que sabemos que son más un producto de laboratorio que unos hijos de Krypton.
La gran virtud de este spinoff con respecto a The Boys es que, superado el cinismo inicial que provoca el primer episodio, la serie sabe manejarse con soltura entre el drama y no quizá la comedia pero sí la sátira e ironía que nunca dejan de estar presentes, aunque de fondo se pueda estar hablando de bulimia, suicidio o manpulación emocional. En una época en la que los productos audiovisuales cada vez tienen más miedo a “ponerse intensos”, Gen V no tiene miedo a adentrarse en lugares oscuros, aunque siempre salga de ellos con algún chascarrillo más oscuro aún.
Así será la cuarta temporada de ‘The Boys’
Ello nos lleva a un final quizá algo desesperante para quien escribe estas líneas, por lo precipitado y agitado que resulta y sobre todo porque ya sitúa el futuro de la serie (aún) más cerca del de The Boys, de la que había conseguido separarse y funcionar de manera independiente. La aparición de Patriota al final junto a la elipsis que se produce a continuación nos lleva a pensar que los eventos de la segunda temporada de Gen V, la cual está ya confirmada, irán intrínsecamente ligados a los de la cuarta temporada de The Boys. De hechom distintos medios aseguran que el inicio de esta se situará cronológicamente un mes después de los acontecimientos del final de Gen V.
A partir de aquí es absurdo intentar adelantarse a los acontecimientos, pero lo cierto es que este crossover podía haberse demorado un poco más. Volveremos a tener a Billy (Karl Urban), Hughie (Jack Quaid), Annie (Erin Moriarty) y por supuesto Patriota, pero en detrimento de una nueva galería de personajes con los que ya nos habíamos empezado a encariñar y que proponían una nueva visión en torno a este superheroico universo. Parece claro que Gen V ha demostrado que es un mundo en el que aun quedan muchos recovecos por explorar, solo habrá que ver si continúa haciéndolo de la misma forma.