Las obras de Adif y la Comunidad de Madrid en el transporte público de la ciudad van a dejar una importante huella ecológica: 350 árboles desaparecerán de la capital para abrir paso a la nueva estación de Atocha y otros 676 se talarán para la ampliación de la Línea 11.
En los alrededores de la histórica estación de Renfe, Adif ya ha empezado sus labores, que afectarán al arbolado de las calles Méndez Álvaro, Glorieta Emperador Carlos V y calle Comercio.
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Para la ampliación de la L11, 48.000 metros cuadrados de zonas verdes se verán afectados en al menos cuatro regiones de la ciudad. Todo ello con el objetivo de traer dos nuevas paradas de metro en Comillas y Madrid Río, así como conexiones con la Línea 3 en Palos de la Frontera, la Línea 1 en Atocha y la Línea 6 en Conde de Casal.
Desde Ecologistas en Acción y la Federación Regional de Asociaciones Vecinales de Madrid (FRAVM) denuncian el impacto ambiental de estas obras y piden buscar alternativas que minimicen el daño.
Atocha, el epicentro de los trabajos
“Atocha es un punto ahora bastante amenazado ahora mismo”, admite a Infobae España Jesús Martín Hurtado desde Ecologistas en Acción (EEA). En este sitio confluyen ambos proyectos de conflicto: las obras de construcción de la estación de Cercanías y la ampliación de la parada de metro vinculada a la L11 de Metro Madrid.
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A Ecologistas en Acción le preocupa sobre todo el arbolado localizado en el número 2 de la avenida Ciudad de Barcelona, “porque están incluidos en el catálogo de parques históricos y jardines de interés con nivel de protección 3″.
También quedarían afectados algunos de los árboles presentes en el Paisaje de la Luz (Paseo del Prado y el Buen Retiro), incorporado en 2021 al patrimonio mundial de la Unesco. Ecologistas en Acción ha notificado la situación a este organismo internacional para “que intenten tomar cartas en el asunto”.
El proyecto plantea siempre la replantación de los árboles eliminados, como dicta la Ley 8/2005, que exige “la plantación de un ejemplar adulto de la misma especie por cada año de edad del árbol eliminado”. Pero para EEA esto no es suficiente.
“Se trata a estos ejemplares (de árboles) como si fuese un elemento inmobiliario sustituible y no como un ser vivo, con unos valores ambientales necesarios y fundamentales para (...) enfrentarnos a la crisis ecológica, a la pérdida de biodiversidad, el incremento de las temperaturas, el efecto de isla de calor”, explica Hurtado.
Comillas se quedará sin parque, denuncian los vecinos
La FRAVM se ha unido a las reclamaciones del colectivo ecologista y quiere defender las zonas verdes afectadas por las obras. Son los barrios de Comillas, Palos de la Frontera, Madrid Río y Atocha los que verán mermada su vegetación a causa de las obras.
Para Vicente Pérez Quintana, responsable de urbanismo y vivienda de la FRAVM, uno de los problemas más importantes está en el Parque de Comillas. En él, según el proyecto de la Comunidad de Madrid, se ubicará la tuneladora, “que se lleva casi todo el parque por delante”, asegura a Infobae España Pérez Quintana.
“Estamos hablando del único parque del barrio, y justo al lado de un colegio, en el que hay niños con autismo”, asevera el responsable, quien señala que este paso no estaba previsto en el plan inicial para la L11.
Los cambios del proyecto previo al actual han supuesto, en definitiva, un mayor impacto ambiental en la ciudad: de los 20.080 metros cuadrados de zonas verdes declarados en el Estudio de Impacto Ambiental del 2020, han acabado por plantear la ocupación de 48.000 metros cuadrados, con su consiguiente daño a la vegetación. Lo mismo con el arbolado: en un inicio, se plantearon la tala de 79 árboles; en la modificación, han subido a 676.
Entre estos espacios afectados estaría Madrid Río: la construcción de esta nueva estación de metro iba a ubicarse en el paseo de Yeserías, que se encuentra en el lateral del parque. Los cambios aprobados han supuesto que la parada vaya a quedarse ahora en el centro de este área.
Para que la L11 pase por el barrio de Palos de la Frontera, destruirá otro parque madrileño: el Jardín de Palestina. “Se lo cargan para hacer una subestación eléctrica asociada a la red de metro”, explica Pérez Quintana.
“No se considera que (las zonas verdes) tengan ningún valor”, critica Hurtado, que asegura que “estos cambios no son habituales” en este tipo de proyectos y que no están justificados, si bien la Comunidad de Madrid alude a problemas con el Canal de Isabel II, entre otros.
“No existen pruebas fehacientes ni se demuestra de ninguna manera las razones que llevaron a esos cambios tan radicales”, asegura el portavoz, a la vez que acusa a la Comunidad de priorizar “al impacto económico y al impacto en el tráfico” frente a la protección medioambiental.
Los cambios no se notificaron al BEI
Todo el proyecto de la Comunidad de Madrid recibió en noviembre de 2022 el respaldo del Banco Europeo de Inversiones (BEI), con un préstamo de 372 millones de euros. Este dinero se concedió en noviembre de 2022, cuando los planes para la L11 declaraban la tala de 79 árboles.
La cifra está muy lejos de los casi 700 ejemplares que planean cortar ahora y tanto Ecologistas en Acción como la FRAVM aseguran que los cambios no se han notificado al BEI.
“Los cambios no son habituales y escapan de nuestra comprensión”, afirma Hurtado, que informa de que su asociación está en contacto con el BEI y les está remitiendo todos los documentos necesarios “para que puedan abrir una investigación y asegurarse de que no se están incumpliendo los principios que rigen la posibilidad de disponer de este dinero del Banco Europeo”.
Actualmente, los ecologistas tienen recursos pendientes contra el proyecto madrileño. Por el momento, el Tribunal Superior de Justicia de Madrid ha denegado la petición de EEA de parar la tala en Madrid Río. Mientras, los vecinos esperan el dictamen del Parlamento Europeo, a quien acudieron el pasado marzo.