Los últimos días en Ferraz han estado marcados por la tensión entre las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y los manifestantes que se muestran en contra de los pactos entre el PSOE y los partidos independentistas. El lunes fue el primer día en el que la Unidad de Intervención Policial tuvo que cargar y dispersar a los congregados después de que un centenar de exaltados intentara romper el cordón policial.
La intervención de este cuerpo policial ha generado multitud de críticas a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado por parte de los manifestantes y hacia Fernando Grande-Marlaska, como ministro del Interior. Abascal ha pedido a la policía “desobedecer órdenes ilegales” y el PP ha acusado al PSOE de tratar a los manifestantes “como si fueran CDR”.
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No obstante, es importante conocer la forma en la que trabaja la Unidad de Intervención Policial, más conocida como la unidad antidisturbios. Este equipo dentro del Cuerpo Nacional de Policía tiene como objetivo asegurar la integridad de los ciudadanos y evitar que proliferen desórdenes públicos como los que se han registrado en las jornadas del lunes y el martes en las inmediaciones de Ferraz.
¿Hay pasos a seguir?
El orden público tiene unas reglas claras, pero no está reglado el procedimiento de actuación porque, en muchas ocasiones, no se puede reproducir las mismas circunstancias. Cada disturbio se produce por una circunstancia y cuenta con unas características diferentes. A pesar de esta premisa, sí es cierto que cuando existe una previsión por parte de las autoridades de la posibilidad de producirse algún altercado, es más sencillo preparar a los Cuerpos de Seguridad para preservar la seguridad ciudadana.
¿Hay líneas rojas?
Si. Hay un criterio base por el que se procede a reducir una aglomeración y esa situación se da cuando un agente es agredido. Si se producen acontecimientos de este tipo, el resto de miembros de la unidad deben atacar para garantizar la seguridad del agente. No obstante, la función de este cuerpo se basa en preservar la seguridad y la calma dentro del territorio perimetrado y no atacar a los manifestantes.
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¿Quién da las órdenes?
Es muy habitual que se existan dudas sobre quién, realmente, da las órdenes. Lo principal: existe un protocolo policial que está vigente y ante una multitud agitada se debe aplicar. En el protocolo se establece que un grupo de antidisturbios recibe órdenes de su jefe de unidad y los agentes, por tanto, solo actuarían en caso de que el director de la unidad de la orden.
Aun así, en caso de ser necesaria la violencia física, siempre será sin intención de herir, ya que los agentes están obligados a golpear siempre en la zona del glúteo y del muslo, en lugares, en definitiva, donde es difícil producir una fractura grave.