La presión estética cuando naces con órganos reproductores masculinos y femeninos: “En las cirugías genitales a personas intersexuales ahora se prioriza la salud”

La mayoría de las personas intersexuales, anteriormente llamadas hermafroditas, han sido sometidas durante su infancia a operaciones innecesarias que buscaban hacerles encajar en un cuerpo masculino o femenino

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Varios médicos en una intervención quirúrgica. (Gettyimages)
Varios médicos en una intervención quirúrgica. (Gettyimages)

No son muchas las personas intersexuales que están dispuestas a hablar con la prensa sobre su vida. En la mayoría de los casos nacer con órganos reproductores atípicos ha supuesto una experiencia traumática marcada por el secretismo y las intervenciones quirúrgicas a las que han sido sometidas, con o sin su consentimiento, para alterar el tamaño o la apariencia de los genitales con el propósito de hacerles encajar en las definiciones típicas de cuerpos masculinos o femeninos. España no ha sido la excepción y, al igual que en otros muchos países, durante décadas se practicaron cirugías innecesarias a las personas intersexuales, aunque a día de hoy, según las expertas consultadas por Infobae España, se analiza mejor cada caso y se opta por hacer las mínimas operaciones posibles.

Una de las pocas médicas que se han mostrado dispuestas a hablar de estas operaciones es Chelsy Lasso, jefa de cirugía pediátrica en el Hospital Universitario de Canarias, quien explica que nunca se puede generalizar porque “cada intersexualidad es diferente” y existen más de 40 las variaciones intersexuales, ya sea en las formas genitales, en la composición de las gónadas —testículos y ovarios—, en los niveles hormonales o en los patrones cromosómicos. Por ello, cuando nace un bebé con una alteración del desarrollo sexual, “lo primero es asegurarse de que su vida no corre peligro”, ya que, por ejemplo, existen casos de hiperplasia suprarrenal congénita, una alteración genética que provoca desequilibrios hormonales, que pueden resultar mortales si no se diagnostica a tiempo. No obstante, esos casos son poco frecuentes, al igual que los que pueden desa.

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Una vez se comprueba que no existe riesgo para la salud, “se valora la anatomía y genética del bebé para ver la causa exacta e intentar saber el tipo de intersexualidad”, pues existe una variedad amplia de condiciones físicas que puede afectar a la forma de los genitales, a la composición de las gónadas, a los niveles hormonales o a los patrones cromosómicos. Esas variaciones se analizan en un comité multidisciplinar que no solo forman pediatras y cirujanos, sino “genetistas, ginecólogos, urólogos y psicólogos”, entre otros profesionales. También es fundamental, dice la experta, explicar a la familia qué ocurre y, a partir de ahí, “lo que se prioriza es la salud y la funcionalidad de los genitales internos y externos”.

“Hace 30 o 40 años las cirugías que se hacían buscaban sobre todo que se asemejaran a los prototipos de genitales masculino y femenino que conocemos y se pasaba por alto la sensibilidad, la funcionalidad en el futuro de esos genitales y de esas gónadas, algo que hoy en día ha pasado a primer plano, porque lo último que buscamos es la estética”, explica Lasso. Lo ideal es demorar las cirugías al menos hasta que el paciente haya madurado físicamente y así “vea qué es lo que desea y cómo se siente”, lo cual no significa que deba tener 18 años, aclara, ya que muchos pacientes lo tienen claro mucho antes y “a partir de ahí se trabaja con ellos”.

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El trabajo clave de las organizaciones intersexuales

Muchos de los avances médicos que se han producido en los últimos años en esas cirugías se deben también al trabajo de las asociaciones de personas intersexuales, explica por parte Marta de Diego, presidenta de la Sociedad Española de Cirugía Pediátrica (SECP), quien también confirma que “los tratamientos por pura estética han quedado atrás”. A lo largo de su carrera, esta doctora de 57 años ha podido comprobar esos cambios, de forma que antes a una mujer con cromosomas XY con gónadas intrabdominales masculinas se le extirpaban por el riesgo de que pudiera derivar en cáncer, pero ahora, gracias a las asociaciones, indica, “se ha visto que ese riesgo es muy bajo”, aunque sí padecen síntomas como osteoporosis o falta de energía.

Instrumental médico. (Gettyimages)
Instrumental médico. (Gettyimages)

Se ha avanzado mucho a medida que hemos tenido información de los pacientes y de los efectos que han tenido nuestras actuaciones como médicos en el pasado”, dice a este medio la doctora. Ahora, detalla, solo se extirparían las gónadas que no están bien formadas cuando existe un riesgo tumoral muy alto y “se trata de casos muy concretos”. “Es muy importante la información que ahora tenemos, el trabajo en equipo y la participación de los pacientes”, añade.

La experta reconoce que antes las cirugías intersexuales “se hacían muy precozmente sin que el paciente ni la familia participasen, porque era una medicina muy paternalista”, pero eso ha pasado a la historia, insiste. La experta considera que ahora los médicos “intentan trabajar en equipo y transmitir a las familias claramente la información para tomar una decisión consensuada”.

Cabe destacar que en España la Ley para la igualdad real y efectiva de las personas trans y para la garantía de los derechos de las personas LGTBI prohíbe la modificación genital en personas intersexuales menores de 12 años, salvo en los casos en los que las indicaciones médicas exijan lo contrario en aras de proteger la salud. En el caso de personas menores entre 12 y 16 años, señala la norma, solo se permitirán dichas prácticas a solicitud de la persona menor siempre que, por su edad y madurez, pueda consentir de manera informada a la realización de dichas prácticas.

Según las cifras que maneja la Organización de las Naciones Unidas, casi un 1,7% de la población “nace con características que sexuales que no se ajustan a las definiciones típicas”, por lo que se sitúa en cifras muy similares a la probabilidad de nacer pelirrojo.

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